En sus inicios, la matronería surgió de la necesidad de mejorar las condiciones de los nacimientos y reducir la mortalidad materna e infantil que en el siglo XIX era extremadamente alta.
Han pasado 190 años desde la fundación de la primera escuela de matronas en el país. El año 1834 marcó el comienzo de una profesión que se convertiría en un pilar fundamental para la salud pública. En sus inicios, la matronería surgió de la necesidad de mejorar las condiciones de los nacimientos y reducir la mortalidad materna e infantil que en el siglo XIX era extremadamente alta.
A medida que avanzaba el conocimiento médico, las matronas empezaron a incorporar prácticas basadas en la evidencia, abriendo el camino hacia una atención más segura y efectiva. Las contribuciones de las matronas y matrones a la salud en nuestro país han sido invaluables, logrando reducir drásticamente las tasas de mortalidad materna y neonatal. Cabe destacar que según datos del Ministerio de Salud, Chile cuenta con una de las tasas de mortalidad materna más bajas de América Latina.
Matronas y matrones han desempeñado un papel crucial en la implementación de políticas públicas dirigidas a garantizar nacimientos seguros, proporcionar atención prenatal de calidad y educar a las mujeres sobre su salud reproductiva. Asimismo, han sido fundamentales en la promoción de los derechos sexuales y reproductivos, empoderando a las mujeres para que tomen decisiones informadas sobre sus cuerpos.
A lo largo de los años, la disciplina ha evolucionado hasta convertirse en una profesión integral, enfocada en la promoción de la salud sexual y reproductiva durante todo el curso de la vida de la mujer, así como en la atención del recién nacido, el bienestar de las familias y comunidades.
Hoy celebramos 190 años de una historia de importantes logros. Pero también miramos hacia el futuro, hacia un horizonte lleno de posibilidades y desafíos. Como matrones y matronas, estamos comprometidas a seguir trabajando con dedicación, compasión y profesionalismo para mejorar la salud y el bienestar de las mujeres, los recién nacidos y las familias en Chile.
Agradecemos a todas aquellas que nos precedieron, quienes abrieron el camino y sentaron las bases de nuestra profesión. Y a las futuras generaciones, las animamos a continuar avanzando con el mismo espíritu de vocación y entrega que ha caracterizado a nuestra profesión desde sus inicios.