Yo opino
La transformación hacia municipios más equitativos en términos de género no solo mejora la calidad de vida de las mujeres, sino que también fortalece el tejido social, promueve el ejercicio de los derechos y transforma el modelo tradicional de la administración municipal.
Las políticas públicas efectivas en el ámbito local requieren gestión municipal inclusiva y equitativa que permitan fortalecer los marcos de gobernanza con una mirada a largo plazo, la incorporación de la perspectiva de género resulta imprescindible como eje transversal en la gestión local.
Sin embargo, aún tenemos un déficit en los gobiernos locales donde la implementación de políticas con perspectiva de género es escasa o nula. Por esta razón, resulta preocupante que los municipios que actúan como puentes entre el Estado y las personas, no hayan desarrollado aún la institucionalidad que les permita incorporar estas políticas.
La Perspectiva de Género en el Contexto Local
La perspectiva de género se refiere a la inclusión sistemática de las consideraciones de género en el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de políticas y programas. Este enfoque reconoce que las mujeres, hombres, diversidades y disidencias sexogenéricas experimentan las políticas de manera diferente debido a roles, responsabilidades y oportunidades de género predeterminadas.
En el contexto local, incorporar esta perspectiva implica no solo entender estas diferencias, sino también abordarlas directamente al gestionar recursos, implementar programas y diseñar servicios públicos. Esto se traduce en políticas que no solo buscan la equidad de género en teoría, sino que la implementan de manera práctica.
Diagnóstico y Planificación Estratégica
El primer paso para implementar una perspectiva de género en el gobierno local es realizar un diagnóstico exhaustivo de las necesidades y desigualdades de género existentes dentro de la comunidad. Esto implica recolectar y analizar datos desagregados por género, lo cual proporciona una visión clara de las brechas y retos específicos que enfrentan diferentes grupos de la población.
En esta fase el desafío supone examinar la administración municipal en todos sus niveles, comenzar con un diagnóstico interno que permita determinar en qué medida existe la implementación de la perspectiva de género al interior del municipio, en términos concretos: políticas de conciliación de cuidados, protocolos de abuso y acoso sexual, gestión de personas y recursos públicos sensibles al género. De hecho, al integrar la perspectiva de género en la asignación de recursos, se garantiza que las políticas públicas no solo sean equitativas en su planteamiento, sino también en su ejecución.
Paralelamente, en los Municipios que han existido planes y programas con perspectiva de género en el territorio, evaluar la implementación y el impacto que han tenido en la comunidad, enfocándose en la detección de principales problemas, brechas y buenas prácticas que replicar.
Con esta información inicial, los gobiernos locales pueden desarrollar planes estratégicos que aborden estas desigualdades. Este proceso debe ser participativo e inclusivo, facilitando la colaboración de una amplia diversidad de actores sociales, incluidas organizaciones barriales, agrupaciones comunitarias, equipos municipales y parte de la sociedad civil.
La planificación debe priorizar acciones que promuevan la autonomía económica de las mujeres, la seguridad en la casa y en los barrios, las medidas de prevención contra la violencia de género, y la participación equitativa en la toma de decisiones.
Ahora bien, el horizonte de acciones puede ir desde lo programático, hasta lo administrativo o viceversa. Lo fundamental, es la rigurosidad en la implementación de políticas con perspectiva de género, en tanto requieren de un sólido sistema de monitoreo y evaluación que asegure su efectividad. Los gobiernos locales deben establecer indicadores medibles, mecanismos de seguimiento que permitan evaluar el impacto de sus políticas desde una perspectiva de género. Estos sistemas de evaluación deben ser transparentes, permitiendo el acceso de la ciudadanía a la información para fomentar la rendición de cuentas.
Incorporar la perspectiva de género en los gobiernos locales no solo es una cuestión de justicia social, sino también de eficacia. Al considerar las necesidades y experiencias de todas las personas, las políticas públicas se vuelven más inclusivas y efectivas. Para lograr esto, es vital que los gobiernos locales se comprometan a integrar plenamente la perspectiva de género en cada aspecto de su gestión, desde la planificación estratégica hasta la implementación, el monitoreo y la evaluación.
Finalmente, la transformación hacia municipios más equitativos en términos de género no solo mejora la calidad de vida de las mujeres, sino que también fortalece el tejido social, promueve el ejercicio de los derechos y transforma el modelo tradicional de la administración municipal fomentando una redistribución equitativa. Solo a través de un enfoque genuino y sostenido hacia la equidad de género, los gobiernos locales podrán liderar el camino hacia un futuro más justo e inclusivo para todas las personas.
