Cuidar es mucho más que un acto cotidiano; es una expresión de humanidad y un trabajo que pone en el centro la solidaridad. Con Chile Cuida buscamos reconocer ese valor, dignificando tanto a quienes cuidan como a quienes reciben cuidados.
El abordaje de la crisis de los cuidados no solo ha alcanzado un apoyo político transversal, sino también ha movilizado con entusiasmo a equipos municipales, organizaciones sociales y la academia. Así lo pudimos constatar en el Primer Encuentro Nacional Chile Cuida el pasado 19 de noviembre, en el cual reunimos al mundo público, los gobiernos locales, la academia, el sector privado, los organismos internacionales y las organizaciones de la sociedad civil; a evaluar el primer año de la implementación del Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados.
En este marco, surge la pregunta sobre qué cambia con Chile Cuida. Primero, la instalación del enfoque sistémico de carácter universal que queremos consolidar a nivel local. Ya no se trata de programas aislados, sino de un abordaje integral y coordinado con miras a la universalidad progresiva. Esto significa ordenar los esfuerzos y priorizar, en primera instancia, a quienes más lo necesitan, como las personas con dependencia severa y sus personas cuidadoras, pero con el objetivo claro de extender el apoyo a todos los hogares que lo necesiten.
Ejemplo de ello, es la meta trazada por el Presidente Gabriel Boric de atender a 75 mil hogares para el año 2026, no solo ampliando coberturas, sino que conseguir llegar a tiempo a esas familias y con servicios que respondan adecuadamente a sus necesidades.
Por otro lado, cambia también la estrategia de atención. Actualmente, la selección de las personas que acceden a estos programas se realiza de forma centralizada, lo cual muchas veces obvia información clave del territorio. Por esto, es importante avanzar a que los municipios y las comunidades sean protagonistas en la identificación de las necesidades, en la planificación y en la implementación de soluciones que realmente respondan a las demandas de las familias.
Este desafío trasciende los números y nos obliga a reflexionar sobre el futuro: ¿cómo nos vinculamos con los cuidados paliativos?, ¿cómo potenciamos las sinergias con los servicios de salud?, ¿cómo encadenamos las prestaciones y servicios con educación, trabajo, vivienda?, ¿qué tipo de investigación o conocimientos necesitamos para enfrentar de mejor manera este desafío? Resolver estas preguntas requiere de políticas basadas en evidencia y del esfuerzo conjunto de todos los actores involucra.
Cuidar es mucho más que un acto cotidiano; es una expresión de humanidad y un trabajo que pone en el centro la solidaridad. Con Chile Cuida buscamos reconocer ese valor, dignificando tanto a quienes cuidan como a quienes reciben cuidados. Este es un esfuerzo no puede depender de la voluntad de un gobierno de turno, sino que debemos consolidarlo como una política de Estado, capaz de perdurar y crecer en el tiempo, para que cuidar deje de ser un sacrificio silencioso y se transforme en un derecho. Cuidar es construir futuro y Chile Cuida es nuestra oportunidad de demostrar que, como país, estamos a la altura de este desafío.