Potenciar esta capacidad sin llevar a las mujeres al agotamiento requiere una redistribución equitativa de tareas en el hogar y el trabajo, delegando responsabilidades para que ellas puedan enfocarse más y mejor en su desarrollo profesional.
Recordar fechas de cumpleaños, comprar la lista del supermercado, llamar al médico para agendar una hora, organizar la logística del paseo del fin de semana, supervisar las tareas de los hijos, asistir a reuniones y además de todo lo anterior, cumplir a tiempo con las responsabilidades laborales. Estos son algunos ejemplos concretos de situaciones cotidianas que reflejan la alta carga mental que viven miles de mujeres en su día a día.
Esa carga mental, entendida como el esfuerzo cognitivo asociado a planificar, organizar y anticipar las necesidades laborales y familiares, ha sido objeto de estudio desde varios enfoques, que van desde la destrucción de mitos en torno a la mayor efectividad del rol multitarea y el daño que puede causar a futuro en la salud física, mental y emocional femenina. Un estudio realizado por P&G en 2021 reveló que el 71% de las mujeres sufre una elevada carga mental, frente a apenas un 12% de los hombres. Pese a las altas cifras, se estima que cerca de un 40% de las mujeres desconoce lo que significa el concepto, ni tampoco ha hablado de ello con nadie.
Otro estudio publicado en 2019 en American Sociological Review llamado “La dimensión cognitiva del trabajo doméstico”, mostró que las mujeres tienden a involucrarse mucho más en el “pensamiento anticipatorio”, o la planificación mental de tareas futuras. Esto puede ser positivo en términos de organización, pero se vuelve una fuente de agotamiento cuando no está equilibrado con una distribución equitativa de responsabilidades. La investigadora Nicole Brais añade que se trata de una tarea enorme, pero tan poco visible como un fantasma. Planificar el día a día de múltiples cosas, quién hace qué y cuándo, qué cosas están pendientes, cuáles son más urgentes y cuáles pueden esperar requiere de una gran cantidad de energía que no es dimensionada ni valorada por la sociedad, asegura. “La vida familiar se lleva como una pequeña empresa que requiere dotes de mando, anticipación y planificación”, acota el autor francés François Fatoux, experto en igualdad.
Vivimos en un mundo donde, pese a algunos avances en equidad de género, aún existen notorias diferencias, especialmente en este ítem. Según un estudio de la CEPAL realizado en 2022, en América Latina las mujeres dedican más del doble de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados en comparación a los hombres. Esta distribución de roles -afirman-, se debe a la división sexual del trabajo, basada en la reproducción de estereotipos que afectan la vida de mujeres y niñas.
El problema es que toda esta alta carga mental se suma a factores estructurales de la sociedad que impactan significativamente el crecimiento profesional y el acceso de las mujeres a puestos de liderazgo en sus trabajos. A la hora de desarrollar habilidades, establecer redes profesionales o buscar ascensos, las mujeres contamos con menos tiempo y recursos, que los hombres, quienes muchas veces también son padres.
Las cifras son elocuentes: sólo a modo de ejemplo, un 8% de los CEO de la lista Fortune 500 Company son mujeres y según el Foro Económico Mundial, las mujeres representan el 42% de la mano de obra y sólo un 31,7% de los altos cargos, por detrás de los hombres en casi todas las industrias y economías. En Chile, según el Quinto Reporte de Indicadores de Género de 2023, sólo hay un 22% de mujeres como gerentes de primera línea y un 15% son directoras. Las diferencias también se ven a nivel de startups y emprendimientos, donde según Startup Chile, en el ecosistema de innovación y emprendimiento existe una baja representación de mujeres en cargos de liderazgo.
Como mencionamos antes, la alta carga mental también tiene efectos en el bienestar de las mujeres. El estrés crónico por manejar múltiples responsabilidades aumenta las probabilidades de desarrollar cansancio emocional, trastornos de ansiedad y depresión. Muchas también experimentan sentimientos de culpabilidad al no poder cumplir con todas las obligaciones impuestas. Un estudio realizado por Comunidad Mujer en 2023 llamado “Carga mental doméstica: estar a cargo también es carga”, reveló que el 81% de las mujeres que vive en pareja y con hijos/hijas experimenta algún tipo de estrés permanente o esporádico, y el 28,4% de ellas reconoce como causa el trabajo doméstico y de cuidados.
Es difícil decirle a una mujer que abandone esa forma de pensar múltiple, pero sí podemos crear entornos donde las responsabilidades sean más compartidas, dónde podamos tener conversaciones en los trabajos, familia amistades para distribuir mejor estas responsabilidades y las mujeres puedan dedicar parte del tiempo a su desarrollo personal y profesional, sin terminar tan sobre-exigidas. Pensemos en qué pasaría si hubiese más mujeres liderando empresas de diferentes rubros y aplicando esa habilidad de administrar, prever necesidades y coordinar tareas que exigen planificación estratégica y/o manejo de equipos multidisciplinarios.
Potenciar esta capacidad sin llevar a las mujeres al agotamiento requiere una redistribución equitativa de tareas en el hogar y el trabajo, delegando responsabilidades para que ellas puedan enfocarse más y mejor en su desarrollo profesional. Si es que lo quiere ver más claro, lo/la invito a repasar la campaña del 2022 de Comunidad Mujer, en donde se ejemplifica perfectamente esta carga mental que llevamos las mujeres.