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“Bajo el signo mujer”, una revisión a la historia del arte en Chile Yo opino

“Bajo el signo mujer”, una revisión a la historia del arte en Chile

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Elisa Massardo Parancán
Por : Elisa Massardo Parancán Licenciada en Historia y Estética y diplomada en Periodismo Cultural, Crítica y Edición
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El libro que se sostiene gracias a una muy importante y necesaria investigación, es absolutamente fundamental en la historia del arte chileno, ya que contribuye a llenar espacios vacíos y a explicar la presencia de diversas artistas en el mundo institucional.


221 páginas. 4 años de investigación. 27 años de historia a nivel internacional. Una interesante y extensa selección bibliográfica, caracterizan el libro escrito por Mariaíris Flores, “Bajo el signo mujer: Exposiciones de artistas chilenas 1973-1991”, en base a la investigación que realizó con la asistencia de Catherina Campillay Covarrubias.

Investigar sobre las mujeres en el arte puede ser algo complejo, tal como lo plantea la escritora. En un mundo posmoderno donde el género es cada vez más fluido y se busca eliminar las nociones binarias, plantear “a la mujer” tiene ciertas controversias que Mariaíris resuelve adoptando el término “femenino”, desde ahí se plantea diversas discusiones sobre el feminismo en la época de la dictadura tanto dentro como fuera de Chile, la vinculación entre diversas artistas con el término y cómo desarrollaron sus carreras en un mundo, claramente, con predominancia masculina. Esto último se refleja en el libro de manera transversal, sobre todo al abordar las exposiciones de mujeres en el arte en el país, muchas de las que se caracterizaban por tener obras pintadas o dibujadas por artistas de sexo masculino que retrataban a mujeres.

En palabras de Flores, “Bajo el signo mujer”, “describe lo que sucede con el grupo de exposiciones investigadas, y que se organizaron en torno a “la mujer” o “las mujeres”, reproduciendo la categoría y, con ello, reforzando nociones o generando otras formas de comprensión respecto del ser mujer”. Para ello, trabaja entorno a 4 capítulos que dan vida a este libro, en el primero hace referencia a la “Institucionalidad y mujeres aristas”, donde profundiza en la escena local “oficial”, aquella que logra realizar exposiciones dentro de Chile en espacios institucionales durante la dictadura. 

El segundo capítulo se refiere al “Exilio y resistencia”, con muestras realizadas fuera del país, en el que se revisan tres exposiciones realizadas en Francia, Alemania e Italia, junto a dos muestras de artistas chilenas que viviendo en el país eran contrarias al régimen y que, a través de sus obras, lograron denunciar lo que ocurría en Chile.

El tercer capítulo “El circuito artístico de las galerías”, aborda la realidad comercial chilena en torno al arte y cómo se va configurando este “signo mujer”. De forma paulatina, la investigadora va abordando cómo el “feminismo” circunda a las artistas, sus diversas posturas frente al tema, sus rechazos y sus aproximaciones. Se cuestiona además los discursos frente al concepto de “mujer”, y el rol que este género tenía. El cuarto capítulo, “Arte y feminismo”, profundiza en esta noción de forma radical, cuestionando cuál era la relación entre el feminismo, las artistas y algunas actividades como el II Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. 

Ciertos paradigmas del presente se dejan ver en los análisis del pasado, a lo cual Flores explica que este libro, “es una apuesta por mirar parte de esa red a través del género, desde un posicionamiento feminista”. El libro que se sostiene gracias a una muy importante y necesaria investigación, es absolutamente fundamental en la historia del arte chileno, ya que contribuye a llenar espacios vacíos, a explicar la presencia de diversas artistas en el mundo institucional y al cómo lograron reunirse, exponer y trabajar pese a las dificultades propias de la censura y la opresión.

Finalmente, tal como señala Flores: “A lo largo de este libro hemos visto como la configuración de la nación con base en la familia ha significado también que las mujeres se encuentren ancladas a ella en su rol de reproductoras y sostenedoras de la misma. A la vez afirma que: “Si bien hubo un importante número de muestras que tematizaban ´la mujer´y reunían a mujeres artistas, en ellas no hubo una problematización, cuando este asunto se discutió, principalmente a través de la prensa, lo que aparecía era una pregunta acerca de si existía un arte de mujeres y si había diferencias entre ser mujer u hombre en el arte”. 

Bajo el Signo Mujer: Exposiciones de artistas chilenas 1973-1991, ediciones Metales Pesados.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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