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Repensar las violencias de género: la Manosfera y las gafas violetas para frenar su avance” Yo opino www.freepik.es

Repensar las violencias de género: la Manosfera y las gafas violetas para frenar su avance”

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Daniela Lagos Chávez
Por : Daniela Lagos Chávez Socióloga, activista feminista migrante Antirracista, Madrid. Vocera comisión 8M, Madrid.
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La Manosfera se populariza con la publicación del libro “The Manosphere: A new hope for masculinity” en 2012. A través de sus páginas, los hombres heterosexuales son presentados como víctimas que manifiestan la importancia de perpetuar sus privilegios y estereotipos, legitimando la violencia hacia las mujeres y personas LGTBIQA+ mediante discursos de odio (“gender troll”).

Estos espacios se presentan como lugares de contención para experiencias negativas con mujeres. En estas interacciones se da uso a lenguajes locales como “feminanzi”, y se insta la recuperación de privilegios, la validación y el bienestar masculino mediante un control de los cuerpos de la mujeres y disidencias. Apoyados por el algoritmo de las plataformas, estos contenidos se viralizan hasta alcanzar públicos cada vez más amplios, cohesionados y polarizados.

Investigaciones realizadas en España subrayan la importancia de comprender y estudiar el uso del “victimismo masculino” como una cultura de victimización, especialmente persuasiva en personas sin conciencia sobre violencia de género y lucha feminista. Laura Triviño lo denomina “posmachismo”, un discurso renovado bajo la apariencia de indefensión, que llama al boicot de las mujeres y a promover una agenda social conservadora, pues consideran que las políticas de igualdad discriminan a los hombres.

Estos discursos se dividen según subculturas masculinistas: los Incel (Involuntary Celibate), los Men Rights Activists (MRA) grupo que representa al sector más conservador de las Men’s Liberation Movement (MLM), los Men Gping Their On Way (MGTOW) y los Pick Up Artist (PUA), por mencionar algunas.

El grupo INCEL, por ejemplo, convoca a hombres que renuncian voluntariamente a mantener relaciones sexuales con mujeres como resultado de una dificultad para establecer relaciones sexo-afectivas. Por su parte, los MRA representan al grupo con el posicionamiento más extremo y antifeminista. Su discurso se fundamenta en la protección de la familia tradicional, concibiendo el divorcio como una estrategia de las mujeres para obtener beneficios económicos.

A diferencia de los anteriores, el grupo Pick Up Artists (PUA), o Gurús de la seducción, tienen como estrategia persuadir a mujeres para luego ignorarlas, tratarlas como objetos sexuales y obtener con ello el reconocimiento de la lealtad corporativa masculina. En efecto, se trata de un acto contestatario de desvalorización hacia las mujeres como muestra de la supremacía masculina.

Estos tipos de violencias han adquirido fuerza en distintas esferas de la sociedad. Basta con atender a los medios de comunicación más populares para asistir a la reproducción de este discurso de odio, donde la violencia de género y el racismo se consolidan como verdades. Y si bien representa un peligro real para la sociedad en general, es especialmente alarmante en generaciones más jóvenes, cuya visión del mundo está por hacer.

Por supuesto, Chile no permanece ajena a este fenómeno. Por ello reivindicamos la incorporación del concepto de Manosfera en nuevos estudios que permitan, en primer lugar, comprender el fenómeno, para movilizar después la toma decisiones contra los discursos de odio, la violencia de género y el racismo en un contexto mundial hostil. Asimismo, deberíamos unirnos al llamado de Rita Segato e introducir la categoría de conciencia de género como canal de reflexión sobre las relaciones de género y las lógicas del patriarcado.

Es preciso vestir las “gafas violetas” a nivel individual, social e institucional, puesto que la lucha de los feminismos no es solo por y para las mujeres, es por el cambio social y político, una lucha que pone al centro la justicia social, la igualdad y los derechos humanos.

Como dijo Angela Davis, la masculinidad también presenta intersecciones y discriminaciones. Precisamente, los feminismos afro, lésbicos, decoloniales y latinoamericanos se caracterizan por introducir una interseccionalidad que visibiliza los múltiples ejes de opresión a partir de los atributos personales, reconoce la historia cambiante y dinámica de los procesos sociales y la capacidad de construir prácticas basadas en la inclusión y equidad. Utilicemos el enfoque interseccional no solo para analizar las múltiples discriminaciones sino también como una invitación a reflexionar sobre nuestra posición respecto a los patrones del sistema dominante, nuestras opresiones y privilegios y las posibles discriminaciones que ejercemos en nuestras relaciones sociales a partir de los atributos personales. Este llamado emplaza a los hombres por igual.

Dispongamos de espacios para repensar las violencias de género y refundar lo comunitario, desjerarquizar relaciones, reconocer nuestra pulsión colectiva antes que el éxito individual. Fomentaríamos así las practicas inclusiva y de cuidados como un antídoto feminista y antirracista, poniendo el cuerpo como primer territorio para combatir el patriarcado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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