
Expomin de la mirada sexista a la voz experta: el largo camino de las mujeres en la minería
En la versión 2018 de Expomin, la feria minera más importante de Latinoamérica, se vivía un contraste que parecía sacado de dos mundos paralelos: por un lado, la inauguración oficial —solo hombres sobre el escenario— y por el otro, mujeres vestidas con poca ropa ofreciendo descuentos para clubes nocturnos. Paradójicamente, en esa misma edición se realizaba el segundo seminario “Mujer y Minería”, con la entonces subsecretaria de la Mujer, Carolina Cuevas, y el subsecretario de Minería, Pablo Terrazas, quienes firmaron un protocolo para impulsar la participación femenina en la industria. Una dualidad que, en retrospectiva, dice mucho.
Contrastes que no eran nuevos. En 2016, la situación era similar. Las promotoras eran parte esperada de la feria, incluso reconocidas por su presencia como estrategia de marketing. Ese año, la ministra de Minería, Aurora Williams, fue enfática en su crítica: “Creemos que esto no dignifica la presencia ni rol que pueden tener las mujeres en las ferias mineras”. Incluso Codelco consideró no participar. Patricio Chávez, vicepresidente de asuntos corporativos, señaló: “Nos llamó la atención que el trabajo de las mujeres estuviese más ligado al largo de su falda o escote en vez de algo relacionado con la minería”.
Han pasado menos de diez años desde entonces y, aunque aún hay rezagos, la transformación es evidente. La Expomin 2025 se presentó bajo el lema “Reimaginando la minería de Latinoamérica”, y esa reimaginación se nota en el terreno. Las protagonistas ya no están al margen: son gerentas, ingenieras, técnicas, proveedoras, académicas, expertas en tecnologías limpias y sostenibles, o representantes de asociaciones que impulsan una industria moderna e inclusiva.
Finlandia, país invitado de honor en esta edición, ha llegado liderado por su embajadora en Chile, Eija Rotinen, para compartir su visión de una minería con enfoque en innovación, sustentabilidad y equidad de género. Un modelo nórdico que pone el foco en las personas y en el planeta, y que tiene mucho que aportar en el contexto latinoamericano.
Sin embargo, algunos elementos siguen empañando este avance. A pesar de los cambios en la imagen pública de la feria, la presencia no oficial de promotores de clubes nocturnos persiste, ahora de manera más encubierta: entregan flyers con promociones fuera del recinto, circulan videos en redes sociales dirigidos al público minero —aunque evitan nombrar directamente a Expomin, usando el término “Expominera”— y generan un circuito paralelo que sigue arrastrando una visión sexista de la industria.
La organización ha respondido con firmeza. En una carta dirigida a los expositores, la gerente general de FISA, Carola Fuentes Palacios, reafirma el compromiso de Expomin con un espacio profesional, inclusivo y libre de acoso o discriminación: “Es nuestra responsabilidad conjunta garantizar que el evento se desarrolle con profesionalismo y en un ambiente libre de cualquier forma de discriminación, acoso u objetivización (…) Agradecemos su colaboración para lograr una feria que refleje los más altos estándares de respeto y equidad.”
Esta declaración no solo pone reglas claras: marca una línea ética sobre el tipo de industria que se quiere proyectar al futuro. Una industria que apuesta por el talento femenino no como ornamento, sino como eje fundamental para el desarrollo y la innovación.
No se trata de moralismo. Se trata de reconocer que la minería del siglo XXI necesita diversidad, respeto y equidad para seguir siendo relevante. Porque de eso se trata reimaginar: de dejar atrás prácticas que ya no tienen lugar, y de abrir camino a nuevas voces, nuevas miradas y nuevas protagonistas. Las mujeres en minería tienen mucho más que decir que un volante con descuentos.
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