El estruendoso regreso de Guns n’ Roses, siete años después de su último show en vivo, desató esta madrugada una locura roquera en el festival Rock in Río. Oasis, que se presentó antes que los estadounidenses, tuvo algunos problemas con el sonido y pareció tocar a media máquina, lejos de su potencial.
Después de mucho tiempo alejado de los escenarios, Guns n’ Roses aprobó el difícil examen de estrenar una formación totalmente nueva (su vocalista es el único que se mantiene de la formación original) ante un público de 180 mil espectadores.
Los miles de fans del grupo -muchos lucían camisas con fotos de Guns n’Roses y de otras bandas de rock-, se entregaron por completo desde los primeros acordes de «Welcome To The Jungle», hasta el último de «Paradise City», que cerró la presentación.
Simpático como nunca, cantando y moviéndose sobre el escenario, Axl Rose reiteró que está dispuesto a recuperar su lugar en el olimpo del rock. Canciones como «Patience», «November Rain», «You Could Be Mine», «Sweet Child ‘O Mine» y muchos otros éxitos mantuvieron despierto al público durante todo el concierto, que se inició con cuarenta minutos de retraso, ya en plena madrugada.
Oasis, que se presentó antes de Guns n’ Roses, ofreció un recital muy distinto al que se imaginaron sus seguidores. El concierto de los británicos tuvo un comienzo incierto, con un público tímido y problemas de sonido.
También se hicieron presentes la nueva revelación del rock estadounidense, Papa Roach, que llamó la atención por su sonido, marcado por los altísimos decibelios y unas guitarras furiosas, aunque no pudo conquistar a una audiencia que desconocía sus canciones.
La primera etapa del Rock in Río comenzó el viernes y terminó esta madrugada. La fiesta se reanuda el jueves y durará hasta el próximo domingo.
EFE