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El mito de Sófocles

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Esta obra retoma el mito de Antígona, haciendo reaparecer al personaje en un café contemporáneo. Aquí, ella revive el entierro de su hermano, estableciéndose de este modo una conexión entre el mito y los problemas actuales como la sumisión y el poder.


Sófocles ocupa plenamente el centro reposado y clásico de la tragedia griega. Nacido en los últimos años del siglo V a.C. murió muy anciano hacia el año 406 a.C.
Con una vida tranquila, sin grandes sobresaltos, Sófocles se dedicó totalmente a la exaltación de lo ateniense, o más ampliamente de lo griego, como valor fundacional de la civilización occidental.



En la mitad de su ciclo tebano, máxima labor de su carrera teatral, como el ciclo troyano lo fue para Esquilo, florece su Antígona entre sus dos Edipos: Edipo Rey y Edipo en Colono.
Es la tragedia máxima de la libertad, la familia y el derecho natural frente al despotismo.



El argumento de esta tragedia se desarrolla claro e intrigante, aludiendo a un mito conocido desde los tiempos de Homero. Antígona es fruto del incesto entre Edipo y Yocasta. De este matrimonio nacen cuatro hijos: Etéocles, Polínices, Ismena y Antígona.
Los dos varones (Etéocles y Polínices) al conocer el trágico sino que recae sobre su padre y su linaje, lo expulsan de Tebas. Edipo maldice a sus hijos diciendo que acabarán matándose entre ellos.



Para que la maldición paterna no se lleve a cabo, ambos hermanos deciden gobernar Tebas alternativamente un año cada uno. Etéocles comienza a gobernar, pero pasado un año, se niega a devolver el reino a su hermano. Polínices junto al rey de Argos, deciden a ir a Tebas a luchar contra Etéocles. Ambos hermanos, se enfrentan y se dan muerte.



Creonte, tío de ambos y nuevo rey de Tebas, decide que se dé honras fúnebres a Etéocles, pero no así a Polínices y publica un decreto por el cual se prohíbe dar sepultura a Polínices por haber muerto luchando contra su patria. Antígona no puede soportar la idea que el cadáver de su hermano permanezca insepulto y decide proveerlo de honras fúnebres, contraviniendo la ley impuesta por su tío.



Creonte por no acatar la orden, condena a Antígona a ser encerrada viva en una tumba donde se ahorca. Hemón, hijo de Creonte, enamorado y prometido de Antígona, se suicida junto al cadáver de su amada.



Son muchos conflictos sociales y morales los que propone la lectura de Antígona, sin embargo el diálogo de la protagonista con Creonte es la cumbre máxima a la que llega Sófocles en su intento de demostrar que el hombre por sí solo es más intenso que aquel que es moralista. No se trata de un mero reflejo del sentimiento del desacato sino conmover, mediante la agonía del ser humano por esencia, a un espectador pasivo y ciego ante las súplicas de miles de Antígonas que han dejado este mundo desde los tiempos de Sófocles hasta nuestros días.



Teatro y mito



La obra Antígona Furiosa pertenece a la dramaturga argentina Griselda Gambaro, y el montaje del Colectivo Teatral Gestos, el primero que se hace de este texto en Chile. El Colectivo está compuesto por un grupo multidisciplinario de actores, diseñadores de vestuario, teatral y gráfico. Además, cuenta con la participación de músicos en escena, que proporcionan música en vivo, compuesta especialmente para la obra.



Griselda Gambaro retoma el mito de Antígona, haciendo reaparecer al personaje en un café contemporáneo. Aquí ella revive el entierro de su hermano, estableciéndose de este modo, una conexión entre el mito y los problemas actuales como la sumisión y el poder. El mito no es agotado en esta realidad si no que trasciende a lo sagrado y sitúa a la muerte como parte del proceso de vida.



La tragedia de Antígona nos remite a una heredad cultural, donde Occidente se reconstruye desde la mirada latinoamericana. La acción transcurre en dos tiempos (tiempo mítico / presente), en dos espacios (Tebas / ciudad contemporánea) y en dos dimensiones (vida / vida de ultratumba), por lo que los personajes deambulan entre ambos tiempos y espacios.



Esta reactualización del mito, con una puesta en escena simple pero efectiva, le da una lectura contemporánea al texto clásico desde la realidad nacional. La obra vuelve a la pregunta por la trascendencia y a la necesidad de volver a recuperar la memoria colectiva y a nuestros muertos-desaparecidos en la historia.



Antígona desencadena un sinfín de debates que hasta el día de hoy no pierden su vigencia y actualidad. Citas realizadas en la obra por Creonte, como »La ciudad pertenece a quién la gobiernA» o »Cuando la ley es violada, se paga con moneda de sangre», nos hacen retroceder algunos años y ponernos a pensar en tiempos en que los Creontes o gobernadores totalitarios actuaban de forma parecida, donde muchas Antígonas sufrieron la ira de los «dioses».

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