Dibujos dramáticos y apocalípticos hacen de esta producción de Tim Burton interesante, brillante a ratos y compleja dentro de su simplicidad.
El cine de animación ha experimentado una enorme evolución en los últimos años y «9» es un claro ejemplo de ello. Un filme de dibujos, de ciencia ficción, dramático y apocalíptico, interesante, brillante a ratos y complejo dentro de su simplicidad.
Porque la historia de «Número 9» – el guión lo firma Pamela Pettler, responsable de los de «Monster house» o «Corpse bride» – es simple en su conjunto pero compleja en sus detalles.
La película se desarrolla en un futuro devastado por la ambición sin límites de un dictador con aires de Hitler, que usó para la guerra un invento originalmente pacífico. Ese ingenio, llamado «la Gran Máquina», se volvió contra los humanos y destruyó la población mundial para convertirse en el único poder sobre la tierra.
Pero el inventor de la máquina utilizó sus últimas fuerzas para crear una serie de nueve criaturas que portan parte de su alma y que son las únicas que pueden salvar al mundo.
Se trata de «9» y sus amigos, todos ellos numerados. Unos «muñecos» de algo parecido a tela de saco, con grandes ojos de montura de gafas y que, a través de su lucha contra la máquina muestran las contradicciones propias de los seres humanos.
Un largometraje que desarrolla la historia de un estupendo corto, del mismo título, que fue nominado al Óscar en 2005 y que permitió a su realizador, Shane Acker, poner en marcha este proyecto de mayor envergadura.
Acker no es nada complaciente en la puesta en escena de las aventuras de «9» y sus amigos y apenas hay espacio para un par de guiños de humor -a través de una estupenda pareja de gemelos mudos-.
La oscuridad, casi tinieblas, en que se desarrolla hace que sea una historia difícil de ver por los niños a los que sin embargo fascinarán los pequeños protagonistas.
Con un ritmo trepidante en los combates contra la máquina, un montaje propio de cualquier película de acción y una inteligente presentación de los diversos personajes, Acker construye un film que sigue al pie de la letra las convecciones más clásicas del cine, claramente estructurado en tres actos.
Eso hace que la historia sea fácil de seguir, aunque contiene las suficientes referencias históricas o filosóficas para que la película pueda tener más de una lectura. No hay que olvidar que Tim Burton es uno de los productores.
Y como espectáculo cumple con creces su objetivo de entretenimiento y, lo que es más necesario aún en las películas de animación, logra una fácil identificación del espectador con los personajes.
«Número 9» se estrena en enero en la mayor parte de Latinoamérica.