La serie, que se estrenó esta mañana por las pantallas de Canal 13, pone en relieve el valor de lo casero, mostrando de qué manera ciertos objetos y situaciones son netamente chilenos. ¿De dónde vienen? ¿Quiénes los inventaron? ¿Cómo se usan? ¿Qué los hace tan nuestros? Con una novedosa propuesta estética y de contenido, el programa fue catalogado como “moderno, gráfico, humorístico y exportable” por el Consejo Nacional de Televisión.
¿Sopear la yema o comerse el raspado? ¿Tetera o hervidor eléctrico? ¿Tostador colgado o guardado dentro del horno? ¿Qué de nosotros pondríamos en una cápsula del tiempo para los chilenos del futuro? ¿Cuál de nuestras costumbres traspasaríamos a nuestros tataranietos? Si tuviésemos que mandar “muestras de Chile” en un viaje a la luna, ¿qué incluiríamos en la maleta?: el Completo y el repique del camión de gas; la tostadora de pan, la peluquería de barrio y el jumper escolar. Artículos que ni siquiera vemos de tanto usarlos y que, sin embargo, están impresos en nuestro imaginario con tinta indeleble, formando el núcleo más duro de nuestra identidad.
Es ése el propósito del microprograma “Aliño Completo” -premiado por el Consejo Nacional de Televisión y presentado por el Área Bicentenario de Canal 13- mostrar de qué manera y hasta qué punto aquellas cosas y situaciones son netamente chilenas, aunque vengan de otra parte y no las tomemos nunca en cuenta; evidenciar su riqueza patrimonial, en una suerte de “Visiones” reloaded llenas de humor. ¿De dónde vienen?, ¿quiénes las inventaron?, ¿cómo se usan? y, sobre todo, ¿qué las hace tan nuestras?
Sobre una idea original de su directora, Verónica Waissbluth, la serie –de veinte capítulos- pone en relieve el valor de lo casero. “Más que los ‘grandes chilenos’, nos interesa lo ‘chileno chico’”, señala Waissbluth. “Se trata de una exploración tan cariñosa como inmisericorde a nuestro disco duro”, continúa la directora. “Ello porque sin importar barrio ni pedigrí, independientemente de cuán ‘pro’ o siúticos seamos, así trabajemos como vendedora de isapre, aseadora de oficina, gestora cultural o megaejecutiva, en nuestra casa habrá siempre un tostador de pan y una paila de huevos; una bolsita roñosa de aliño completo al lado del jengibre y el merkén; un chaleco deslavado en la silla del dormitorio, y pasto en nuestro antejardín”.
Con un ritmo vertiginoso, saturado y lleno de humor, los programas se estructuran a modo de collage, con animaciones, clips musicales y dramatizaciones alusivas. “Todo ello apoyado por una cuidadosa búsqueda bibliográfica y por entrevistas a los académicos -historiadores, antropólogos, arquitectos y diseñadores, entre otros- que han reflexionado sobre nuestro cotidiano”, explica Waissbluth. Algunos de estos últimos aparecen en pantalla, en locaciones alusivas y levemente humorísticas –lo que, por otra parte, no resta en absoluto seriedad a sus aportes en relación al valor patrimonial de cada tema que se aborda.
“No pretendemos dar a conocer tradiciones pintorescas, personajes marginales, artesanías folclóricas ni oficios en extinción; al contrario, nuestro objetivo es ofrecer luces sobre las modalidades de subsistencia de lo más habitual y socorrido; de lo que nunca vemos, porque nos es tan común”, puntualiza la realizadora.
Al llevar a la pantalla las minucias de la vida diaria -escasamente tratadas en la televisión-, se busca generar conversaciones sobre los asuntos que nos unen sin que siquiera nos demos cuenta; porque sin excepción, todos hemos recurrido alguna vez a la torre de servilletas de fuente de soda, en un intento (infructuoso) de limpiarnos la boca; porque el término “regular corto” es tan claro como indescifrable; porque sin importar el nivel socioeconómico -ni la destreza manual-, gran parte de las madres chilenas le tejieron un chaleco a su guagua.
Canal 13 abre una ventana próxima y amigable hacia los contenidos culturales. Ello pues, más allá de la nostalgia y del rescate patrimonial, y al margen de los grandes asuntos, la mirada de Aliño Completo contribuye a ensamblar una zona inapreciada de lo que tan escurridizamente llamamos chileno. Desde ayer todos los días a las 10:30 y hasta el 30 de agosto.