El festival, más allá del cine, tuvo como misión destrabar los prejuicios en materia de política migratoria
Florencia Mazzadi nació en Argentina, pero ha debido desplazarse a distintos países en el transcurso de su vida, lo que la ubica en directa relación con el tema central de este festival, el cine sobre inmigrantes, que se inició en Argentina en 2010 y y que fue presentado hace pocos días en nuestro país a modo de difusión.
Una de las primeras reflexiones que nos plantea, la además historiadora y bailarina de danzas africanas, es aquella basada en un audio presentado en una de las charlas que incluyó también CineMigrante en Chile, en donde el compositor folclórico argentino Gustavo ‘Cuchi’ Leguizamón se refiere a la realidad de quien se moviliza desde un lugar a otro:
«Decía que cuando uno se asienta en diferentes lugares hay una extrañeza completa de las distintas tierras en las que uno fue habitando….pero lo que hay que hacer es armar tierra adentro , porque ya no hay vuelta atrás… por más que uno regrese ya uno no es el mismo…»
Las motivaciones que llevaron a Florencia y a sus colaboradores a crear este festival, que en Argentina lleva ya tres ediciones, son personales y a la vez generacionales:
[cita]»Somos esa generación que de manera creativa hemos intentado realizar algo diferente, diferente a lo que nos han intentado imponer, como la parálisis, la muerte…..y CineMigrante es fruto de esa generación»[/cita]
«Yo soy hija de una generación de padres detenidos desaparecidos, o sea que a nosotros como generación nos tocó vivir la desaparición, la detención o bien el exilio de ellos, y por ende también nuestro propio exilio». Y agrega:
«Somos esa generación que de manera creativa hemos intentado realizar algo diferente, diferente a lo que nos han intentado imponer, como la parálisis, la muerte…..y CineMigrante es fruto de esa generación».
Hay una realidad que su país ha debido enfrentar en estos últimos años, y que les ha motivado más aún a llevar a cabo esta iniciativa cinematográfica:
«En el año 2010 Argentina reglamenta una nueva ley migratoria, que es parte del cumplimiento de una agenda de derechos humanos que se estaba buscando cumplir desde hace mucho tiempo…y se logró torcer una ley que estaba vigente desde la época de la dictadura, estableciendo ahora una nueva ley que garantiza el derecho a migrar como un derecho humano».
Esto implicaría no sólo el obtener en otro país el derecho a acceder a la residencia, sino además «implica derechos positivos, a la salud, a la educación, al debido proceso, a la garantía, a la igualdad jurídica, a la igualdad de trato en el trabajo….». Siendo prerrogativa del Estado garantizarlo: «El Estado no es quien te lo da, el Estado es quien te lo garantiza», asegura.
Respecto a la situación continental señala: «El Mercosur aún no es un territorio de libre circulación y de acceso a la residencia, para ello es necesario la modificación de las leyes migratorias de cada país».
En estos momentos Argentina es quien presentaría el mayor avance en política migratoria, aunque, según sus palabras, empezó casi de manera casual, ya que tuvo que acatar un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en favor de Juan Carlos De La Torre, un inmigrante uruguayo que fue expulsado del país trasandino sin un debido proceso.
Pero según cuenta, aún faltaría mucho por avanzar en el resto de los países de esta parte del mundo: «Uruguay desarrolla una ley migratoria que es avanzada de alguna manera…Ecuador, con la asunción de Correa, estableció la ciudadanía universal en su constitución, pero ahora tiene que modificar la ley migratoria para concretarla…Brasil está próximo a una reforma, pero pareciera que será más bien un retroceso…. y Chile está hace dos o tres años masticando una ley migratoria que es totalmente contraria al espíritu de integración regional.» Y señala algunos ejemplos:
«Primero, no establece que migrar sea un derecho humano, segundo, el acceso a la residencia lo limita muchísimo»….»En el tema de los contratos de trabajo establece algo que Europa ha instalado como política migratoria y que ahora la está ejecutando…que son los contratos de trabajo ‘en destino’, que quiere decir que si tú eres, supongamos, ecuatoriano y quieres venir a Chile, vas a tener un contrato de trabajo por tres meses….. luego tú ingresas, haces tú trabajo y te devuelven….o sea eres un objeto, una máquina, eres una mano de obra en donde no existe la posibilidad de integrarte más allá del componente laboral» .
A través de este festival de cine, que tuvo tanto de audiovisual como de política y polémica, la directora repara que las diferencias culturales son la clave de la integración, al tiempo que precisa que lo que lleva a la gente a desplazarse de un lugar a otro es la necesidad.
«Lo primero que hay que garantizar es que uno pueda vivir en el espacio en el que nació en igualdad de condiciones, que no se le viole ningún derecho, ni económico, ni social, ni político, ni cultural». Y ello lo resume en una frase: «CineMigrante dice que el derecho a migrar tendrá que seguir siendo un derecho hasta que se garantice el derecho a no migrar».