Es considerado uno de los críticos de rock más importantes de los últimos veinte años en Inglaterra. También como una de las miradas más lúcidas de la actualidad sobre el rock, su historia y su cultura. Se ha dedicado a samplear las ideas de los teóricos franceses de mitad del siglo XX y adaptarlas para interpretar y estudiar las corrientes musicales ligadas al rock. Afirma que «El origen de la tragedia» de Nietzsche es la primera obra maestra de crítica de rock antes que el rock existiera. Acuñó el término post rock y se abocó a estudiar la cultura rave. Al conversar con él declara: «Tal vez en el futuro se piense que la música rock es parte de la degeneración de la civilización occidental».
Simon Reynolds estuvo en Chile como invitado del FILBA (Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires) que la semana antepasada estrenó su versión en Santiago. Cargaba con el cartel de ser uno de los críticos de rock más importantes de los últimos veinte años en Inglaterra, lo cual no es poco para un país repleto de buenos cultores del género y con una industria periodística en torno a la música de larga tradición y altas ventas.
Pero la gracia de este escritor e investigador británico, así lo anunciaba el programa del festival, no era sólo ser un crítico de música, sino que su importancia radicaba en ser “una de las miradas más lúcidas de la actualidad sobre el rock, su historia y su cultura”.
La fama de Reynolds proviene de sus columnas en la revista musical «Melody Maker» y en diversos medios del mundo, de estudiar la cultura rave y sus antecedentes dionisíacos, de proponer «El origen de la tragedia» de Nietzsche como la primera obra maestra de crítica de rock un siglo antes de que el rock existiera, de acuñar el término post rock, así como de samplear ideas de los teóricos franceses (Bataille, Derrida, Deleuze, Guattari, Barthes) e instalarlas en Inglaterra para adaptar este pensamiento filosófico a la interpretación de los fenómenos del rock de mediados de los 80. Estila hacer preguntas largas a sus entrevistados y se declara un “crítico-fanático”, en un símil a lo que los antropólogos llaman “observador-participante”.
Y lo que le interesa a Reynolds de la música es precisamente sus cualidades extáticas por sobre el lirocentrismo y la interpretación sociológica, su materialidad sonora. Según declara, las ideas y la música le producen un efecto de interpotenciamiento, empleando el término farmacológico para “cuando dos drogas hacen sinergia y se fortalecen”. Algo así como “cuanto más se embriague el crítico con su propio poder, más logrará intoxicar al lector” prologa su editor en español.
Venía de presentar en Buenos Aires «Postpunk. Romper todo y empezar de nuevo», en el que se despacha 500 páginas y acusa al punk de ser un género que simplemente trató de revivir el viejo rock and roll, mientras que las bandas posteriores -Joy Division, Devo, The Residents y muchas otras- lograron abrir el típico sonido de guitarras y explorar nuevas posibilidades musicales y teóricas. Publicado originalmente en 2005 y considerado uno de los libros fundamentales de la historia del rock, fue lanzado en español para la ocasión por la excelente editorial argentina Caja Negra.
El libro contiene más de 150 entrevistas en las que profundiza en el punk, y en otros fenómenos musicales como el dub, la música disco, el free jazz, la música contemporánea, el groove y el funk. Junto con establecer cruces líricos con J.G Ballard, Philip K. Dick y William Burroughs, quizá la tríada de escritores más adaptada al cine en el último tiempo (Crash, Blade Runner y El festín desnudo, entre otros).
Pero el tiempo en que Reynolds le tocó pensar el rock es el del posmodernismo. El rock ya no cumple ni su función de revuelta ni su papel de propagador de una sexualidad desinhibida. Lo suyo es una búsqueda de lo erógeno en la experiencia musical. De ahí que se inclina por el rave y la electrónica. “El oído no basta; la psicotropía, la alteración de los sentidos y el cuerpo individual y/o social forman parte de un gran órgano de percepción que multiplica superficies de placer”, se lee en Después del rock. «Psicodelia, postpunk, electrónica y otras revoluciones inconclusas» (2011), otro de su libros editados en español.
“Es música de resistencia y de aceptación, idealismo utópico y hedonismo nihilista, a la vez camino de escape y callejón sin salida…Las contradicciones son las mismas que tiene el actual momento cultural y político”, sostiene Reynolds ahí mismo.
El crítico británico llega a identificar y entender la pasividad y la negación como una nueva forma de activismo social, un modo de respuesta social que no se advierte directamente, pero que se vuelve un tipo de protesta que compite con ventaja por sobre las estrategias y eslogans articulados estratégicamente como combativos.
En Chile dictó una charla en el GAM sobre su libro lanzado en Argentina y realizó un taller de crítica en la UDP, en el que ahondó en el valor de la crítica musical en la actualidad y en la paradoja de describir el goce al escribir sobre música. En este último entregó recetas y respondió preguntas con mucha paciencia y extensión, siempre buscando profundizarlas, excepto cuando le preguntaron por el calendario maya y por Violeta Parra.
Des sus gustos musicales por Sudámerica, reconoce saber poco, pero identifica al chileno Ricardo Villalobos como uno de sus músicos favoritos (“creo que es un genio” afirma) y al también chileno Matías Aguayo. De Argentina le gusta Juana Molina, de Brasil, Os Mutantes y piensa que en Perú y en Chile nos gusta la psicodelia.
Indagamos en sus inquietudes actuales respecto al futuro de la música, en tiempos en que las posibilidades que proporcionan las nuevas tecnologías a ésta han transformado sus modos de circulación, producción, recepción y creación.
¿Cuán importante crees que es educar a las nuevas generaciones respecto a la música que escuchan, los libros que leen y las películas que ven? En este sentido, ¿cuán esencial es el papel de la crítica?
No lo sé, depende… Hay mucha gente que le gusta la música. Es una pequeña parte de su vida, no necesariamente es el centro o no es algo con lo que estén obsesionados… La gente sólo usa la música, es algo agradable de escuchar, es como el paisaje de fondo. Aunque hay ciertas personas que buscan cosas en la música, se hacen preguntas…
Pienso que es útil desarrollar el sentido crítico porque vas a escuchar mejor música, música que expanda tus horizontes en ciertos sentidos, que te lleve y muestre el mejor rango de posibilidades de algún manera. Más allá de la música y otras formas, como los libros y la TV, hay muchas cosas que son una manera de perder el tiempo pero que a la vez se pueden tener experiencias profundas y ricas a partir de ellas. Pero, claro, no todo el mundo quiere eso. Hay personas que para ellos es una manera de pasar el tiempo y de distraerse de sus preocupaciones.
Para mí la respuesta crítica aumenta mi disfrute de eso. De hecho, puedo obtener algo viendo una mala película; por ejemplo, puedo pensar por qué es mala o qué puede ser interesante. Tal vez puede ser mala, pero te puede decir o contar cosas interesantes de la cultura o la sociedad, de lo que la gente percibe sobre nosotros, sobre el dinero.
Puedes encontrar en cierto nivel algo que te interese incluso si realmente es una mala película. Hay una enorme cantidad de películas de Hollywood que son malas, pero que de una u otra forma te muestran o cuentan cosas del mundo… Pero igualmente si es una buena película o un buen libro o una buena banda el tener ideas sobre eso, intensifica tu placer, lo hace más sutil, más enfocado.
Para mí es parte de la diversión. La educación dice relación con aquello que te dice lo que tienes que ser… termina siendo aburrido…Es como si fuera educación, pero si lo llamo educación no suena entretenido. Para mí el pensamiento crítico se contrapone a la educación en el sentido de que el primero te estimula más; de hecho, te hace sentir más vivo, más interesado. El mundo es un lugar realmente interesante y las cosas malas son tan interesantes como las buenas.
¿En qué ha contribuido el rock en la historia de la humanidad? ¿Piensas que ha sido sobrevalorado?
No lo sé. El rock es parte de la historia de la música y del legado cultural y social del mundo. Por supuesto es algo de lo que se puede escribir. Hay muchos libros sobre el rock. Cada banda tiene su libro. Incluso algunos artistas tienen muchos libros sobre ellos. Bob Dylan es muy importante, pero ¿necesitamos trescientos libros de Bob Dylan? Cada año hay un nuevo libro sobre Dylan. De pronto en cierto sentido hay demasiado análisis, demasiada documentación. Por supuesto que él se merece que escriban sobre su persona y que se tome en serio.
En sí es una expresión de arte y también es un fenómeno histórico. Algo en lo que la gente gasta mucho dinero, tiempo y pasión en todo el mundo y se involucra… Por ejemplo, el hip hop y la onda disco. La onda disco es un enorme fenómeno en los 70; miles y miles de personas pululando y es un hecho histórico interesante que te dice cosas acerca de los 70.
Yo he escrito libros sobre tecno y dance music en los 90, así como de la cultura rave y eso te habla de cosas de lo que está pasando en Inglaterra particularmente.
La mejor música tiene relación con su tiempo, te muestra lo que está pasando en la política, en la sociedad. Puede ser que las letras no sean políticas, pero la cultura alrededor de la música te dice lo que está pasando.
En un ejercicio de ciencia ficción, ¿cuál crees que sea el legado del rock en 200 años más?
No sé, no tengo idea de lo que pueda parecer importante en 200 años. Puede ser que en ese tiempo la gente piense que lo más importante que está sucediendo sean los videojuegos o algo que ni siquiera pensemos ahora. Si miras la historia de la música y la literatura hay algunas personajes que fueron muy importantes en su tiempo y que ahora nadie las menciona; como por ejemplo en lengua inglesa en los principios del siglo XX, George Bernard Shaw.
Era considerado el más importante novelista. Escribió muchas obras, libros, ensayos, era considerado el más colosal, la mente más grande de su tiempo pero ahora muy pocos lo ven así.
La gente continuamente revisa la historia y lo que piensa que es significativo cambia, de modo que es difícil saber cuál será considerado el legado. Tal vez en el futuro se piense que la música rock es parte de la degeneración de la civilización occidental.
Es bien difícil saberlo. Por ejemplo está este fenómeno de la gente que escribe libros acerca de música. Ahí el libro de este tipo que escribió en 1975 sobre la historia del pop y termina describiendo el momento de aquel entonces, proyectando lo que él piensa va a ser la música en el futuro… En 1975, el artista más importante era Mike Olfield, y entonces ese autor describe que la música sería como estas grabaciones instrumentales largas de este artista, pero cuando el libro fue publicado en 1977 ya había aparecido el punk. Entonces, Oldfield todavía vendía discos pero no había todo un movimiento que sonara como él.
Y la música fue en una dirección completamente diferente y ahí nació el rap, el hip hop. A menudo cuando la gente piensa lo que va a suceder en el futuro se basan en lo que está pasando ahora y la historia de la cultura muestra que lo que está pasando ahora se puede borrar de un plumazo. Algo completamente nuevo puede surgir.
Ahora mismo, lo que está pasando en la música: la música y lo visual está muy relacionados. En la música electrónica los grandes artistas tienen estas muestras de video, animaciones y gráficas. Lo que muestran no es solo música sino que un todo audiovisual. La música está sincronizada a lo visual y la gente baila como estando en un videojuego.
Entonces yo puedo pensar que la cosa va a seguir por ahí, pero tal vez puede seguir así o puede ser algo totalmente diferente… No sé lo que va a venir. Espero que sea algo inesperado