La historia de “La bicicleta mágica de Sergio Krumm”, de Marcelo Guajardo, transcurre en 1974, en la que cuatro niños, habitantes del barrio San Eugenio reconstruyen a su manera uno de los episodios dolorosos del deporte nacional, el secuestro del ciclista Sergio Tormen desaparecido por agentes del Estado y hermano de Peter, quien ganó la Vuelta de Chile de forma épica en 1987.
El punto de partida fue un libro de Camilo Brodsky. Gracias a un poema incluido en “La noche del zelota”, el también poeta Marcelo Guajardo se enteró de la historia del ciclista Sergio Tormen, secuestrado y desaparecido por la DINA en 1974, cuyo hermano Peter ganó de forma épica la Vuelta a Chile de 1987 y le dedicó su triunfo.
Es justamente ese año que transcurre la narración de “La bicicleta mágica de Sergio Krumm”, en la que cuatro niños, habitantes del barrio San Eugenio (que existe realmente, detrás del Club Hípico), reconstruyen a su manera uno de los episodios dolorosos del deporte nacional, a partir de su visita a un viejo taller mecánico de don Anselmo, ex entrenador de “Sergio Krumm”, un misterioso personaje que los mira desde una foto en blanco y negro en la pared.
La pregunta de quién es “Sergio Krumm” y qué le pasó, junto a la Vuelta a Chile 1987, será el hilo conductor de la historia.
La novela juvenil “es un relato conmovedor sobre cómo hasta las metas más difíciles se alcanzan corriendo en equipo y quizás también con algo de magia”, se lee en su contratapa. Guajardo, que hasta ahora se batía con éxito en el campo de la lírica (fue becario de la Fundación Neruda y ha publicado varios libros de poesía), ganó con ella el Premio El Barco de Vapor 2013 de Ediciones SM. Hoy a las 19.00 horas el autor brindará una charla sobre el libro en el Café Literario del Parque Balmaceda de Providencia (Providencia 410, Metro Salvador, frente a calle Condell).
“La bicicleta de Sergio Tormen” se llamaba el poema. A Guajardo le llamó la atención porque él mismo es ciclista. El apellido también le sonó, pero por el campeón Peter Tormen. “Me metí en Google y me encontré con la historia”, cuenta. Ahí se enteró que en 1974 ambos hermanos habían sido secuestrados junto al entrenador Andrés Moraga y otro ciclista, Luis Guajardo (cuyo apellido sólo es un alcance de nombre con el suyo, aclara).
“No es mi intención relatarles aquí por qué razón había en esos años en Chile una Policía Secreta. El hecho es que existía, y de sus penosas consecuencias hay escrita una gran cantidad de testimonios, crónicas y relatos históricos a los que pueden acudir para formarse una opinión. Sobre este tema, lo único imperdonable es la indiferencia”, reza el libro en una de sus páginas.
Tras pasar por el centro de torturas Londres 38, Sergio y Luis desaparecían para siempre. Moraga y Peter, entonces de apenas 14 años, fueron finalmente liberados.
Sin embargo, la muerte no terminaría de imponerse por completo, y esa redención Guajardo la quería (y la incluyó) en su libro. Hoy relata que trece años después, con la bicicleta Legnano de su hermano, refaccionada por el legendario maestro Samuel del Valle en 1979, Peter ganó inesperadamente la Vuelta a Chile, a partir de un insólito triunfo en la cuarta etapa (una victoria que defendió las ocho siguientes), imponiéndose no sólo al campeón del año previo, sino también a un grupo de colombianos expertos en montaña que participaron en esa versión de la competencia.
Dicen que cuando entrevistaron a Peter tras cruzar la meta, sólo alcanzó a decir que dedicaba el triunfo a su hermano desaparecido, antes que la pantalla se fuera a negro. Pero aún así, “se venció a la muerte”, de alguna forma, dice el autor, en un crimen por el cual en 2009 la Corte Suprema condenó a los ex militares Manuel Contreras y Marcelo Moren Brito a diez años de prisión.
Guajardo señala que su capacidad de síntesis “y de concentrar imágenes” –ganada en el ejercicio de la poesía– le ayudó a la hora de escribir la obra, para la cual también se inspiró en De profesión, fantasma, de H. Monteilhet, otro clásico de la colección El Barco de Vapor, y en una relectura de Crónicas de Narnia de C.S. Lewis.
Hasta ahora pocos textos juveniles o infantiles han tocado el tema de la memoria (uno es La carta de Antonio Skármeta, que habla del exilio).
“Quería que fuera un libro claro y llano, pero profundo a la vez”, dice. “Quise emular ese tono cálido, hogareño (de sus inspiradores), como si te lo estuvieran narrando en un juego, en la casa”. Por esa misma calidez Guajardo sitúa la acción en un barrio de viviendas sociales de gran factura de los años 50, donde todos se conocen y se ayudan, “donde los niños juegan en la calle y andan en bicicleta”. Una ficción, claro, porque el golpe del 73 destruyó esa convivencia en el barrio San Eugenio.
Una convivencia que hoy los habitantes del barrio intentan reconstruir (partiendo por abrir un espacio en Facebook), unos habitantes a los cuales Guajardo pudo conocer más en el lanzamiento del libro, realizado en la última Feria del Libro el 9 de noviembre. Un evento al cual también asistió en pleno la familia Tormen (a la cual conoció en septiembre), feliz de que el libro ahora llegue a los colegios para recordar la historia.
Primero Richard Tormen, uno de los siete hermanos Tormen, lo contactó por Facebook, tras enterarse de la existencia del libro. Guajardo compartió el manuscrito con él antes de que se fuera a imprenta. Luego, Débora leyó un texto el día de la presentación. “Dijo que había sido súper sanador para ellos. Fue súper emotivo, súper potente”. También por la presencia de Enriqueta Guajardo, hermana de Luis.
Sólo faltó Peter. “Yo lo fui a invitar personalmente, le entregué el libro, pero… No habla de eso hasta el día de hoy, eso me han dicho”.