Con referentes en el Romanticismo y en la pintura de Edward Hopper, la obra de Sánchez consiste en 10 fotografías y dos videos donde la oscuridad de la noche inspira al artista a darle una mirada distinta a la mil veces fotografiada ciudad de Londres, retratando lo que otros no ven cuando termina la algarabía, cuando los pubs cierran y los turistas desaparecen.
Londres. La ciudad. La gente. Los flashes.
La capital de Inglaterra debe ser de los lugares más fotografiados del mundo. El número de cámaras debe ser directamente proporcional o superior al número de turistas. Ya nada nuevo quedaría por fotografíar. Lo único que restaría para captar una imagen distinta es cambiar la mirada. Y esto es lo que precisamente hace el artista Nicolás Sánchez con su exposición «Damos vueltas por las noches» que se presenta en la Sala Gasco, donde la oscuridad de la noche es la fuente inspiradora para retratar los bares y paisajes de la ciudad como si en el acto de congelar esas imágenes se congelara la sensación de infinitud de la metrópolis.
“Damos vueltas por las noches» -como todos mis proyectos- comienza de una caminata como proceso para aprehender un lugar. La idea surge de la necesidad por hacer algo con una ciudad que parece inabarcable”, explica Sánchez.
Con referentes en el Romanticismo y en la pintura de Edward Hopper, “Damos vueltas por las noches surge “de la necesidad de hacer algo con esa ciudad infinita, de responder a ese universo que son las grandes ciudades, donde pareciésemos juntarnos para sentirnos menos solos y paradojalmente nos aislamos en el mismo impulso”, señala el artista.
Sin duda que Edward Hopper, el retratista de la Gran Depresión de EEUU, inspira a Sánchez. Y en ese sentido la obra de Nicolás lleva consigo una crítica: “Los sentimientos de tristeza, angustia y decadencia que pueden despertar estas imágenes, pueden ser el reflejo de una crisis de carencias, pero también de excesos. Creo que esa doble lectura es interesante, pues habla de sentimientos transversales a toda época”.
¿Por qué Londres de noche?
Al darme cuenta que era muy difícil hacer algo nuevo en fotografía o video, un día decidí recorrerla de noche. A pesar de sus gran actividad es una ciudad que cierra muy temprano, a las 12 de la noche está todo cerrado y la ciudad duerme completamente y esto fue lo que me dio una imagen completamente distinta de la ciudad. Entonces decidí empezar a recorrerla los domingos por la noche, que es cuando las actividades terminan aún más temprano, y comencé a descubrir estos pubs que a esa hora estaban cerrando y tenían una imagen muy pregnante. Se veía una imagen muy seductora que la puedo definir entre melancolía y esperanza, con estos faroles que iluminaban y que daban una luz muy especial. La imagen se me formó al tiro y me pareció muy poética y como una metáfora de la vida en las grandes urbes.
Estas fotografía son opuestas a lo que podría realizar un turista. ¿Por qué optaste por esta mirada siendo que también estabas de paso?
Es tan abrumadora la cantidad de turistas y la cantidad de imágenes que se toman de esta ciudad, era muy difícil captar algo que no fuera cliché. Sin embargo lugares que eran muy transitados de día, de noche se transformaban en algo completamente distinto. Durante la exposición que hice en Londres, en la galería de Cecilia Brunson, donde mostré parte de este trabajo, la gente me decía “he pasado cientos de veces por ahí y nunca lo vi de esta manera” y tiene que ver con eso, con salir de ese recorrido turístico, pero no para ir a otros lugares, sino para visitar los mismos y retratarlos con una atmósfera diferente.
Seis de las fotografías que se muestran en la sala Gasco hasta el 02 de mayo son retratos de bares londinenses; encuadres a media distancia que muestran el juego entre sombras y luz del exterior e interior. Las otras cuatro fotografías son también paisajes urbanos nocturnos de Londres, pero con una mirada más amplia, más distante. “En la lógica de la serie funcionan como contexto, como un retrato más alejado pero del mismo momento en medio de la profundidad de la noche”, señala el artista.
¿Qué es lo que hace que una ciudad pueda absorber a un artista ?
Todos mis trabajos son una respuesta a un lugar especifico, generalmente las ciudades que he habitado, y lo primero que hago es tratar de asimilar lo que está ocurriendo, salir a caminar a distintas hora y la idea es abrirse y dejarse impregnar con todo lo que está pasando y de alguna manera tratar de procesar eso a través de una producción visual, principalmente fotografía y video. En estos recorridos uno puede darse cuenta de todas las paradojas que construyen una ciudad y comienzas a dimensionar las distintas tipologías de ciudades.
¿Cuánto te toma este proceso de recorrido de la ciudad?
Varía según la ciudad. En el caso de Londres me costó mucho porque sentía que estaba todo hecho, estuve alrededor de cuatro meses recorriendo y pensando qué hacer. Cuando decidí lo que me interesaba, trabajé durante todo un invierno haciendo estas tomas, ya que me favorecía que los días fueran más cortos.
Las fotografías tiene un material muy reflectante sobre ellas que parecen espejo ¿por qué esta opción al montar el trabajo?
La idea es hacer presente mi propio proceso de trabajo, en el sentido de demorar la aparición de la fotografía, que a la imagen le costara revelarse, entonces llegué a esta fórmula de enmarcar que no es otra cosa que poner sobre la imagen una plancha acrílica para lograr ese efecto: que en una primera mirada haya mucho reflejo para que el espectador se vea asimismo. Luego, ya con más pausa, el espectador puede de a poco ir acercándose y alejándose de modo que la imagen empiece a revelarse y a mostrar su trasfondo; se empiezan a descubrir cosas en las sombras, impregnarse de esta atmósfera y ser parte de la escena. Eso es muy teatral y muy dramático si se quiere.
Además de las fotos, esta exposición presenta videos que también parecen fotos, pero que sorprenden cuando se detecta un movimiento en circunstancias que a uno le pareciera estar mirando imágenes fijas.
«En general la estética que utilizo es muy contemplativa, muy estática, siempre tomas fijas en donde ocurren pocas cosas y esto tiene que ver con la idea de bajar la velocidad de las imágenes, hoy estamos tan acostumbrados a este bombardeo constante y que las imágenes se entreguen rápidamente y mensajes muy evidentes, que me gusta esta forma de forzar las lecturas para lograr un diálogo, que nosotros tengamos el tiempo de poder preguntarle a la imagen y que esta gatille en nosotros una especie de duda y los videos entran dentro de esta lógica, estas tomas estáticas, en las que no se sabe bien si es una fotografía y, que de cuando en vez, algún movimiento de un personaje nos revela que es un video», explica el artista.
El primero se titula “Silent plot (The White Lion, Barbican)” que muestra en video la escena de un pub a punto de cerrar en toma fija desde el exterior. El segundo video “Desire paths (Primrose Hill, Camden)”, también en bucle infinito, presenta una vista en altura de un parque, por cuyos senderos iluminados acortan distancia al volver a casa los últimos noctámbulos.
«Me gusta enfrentar las imágenes de esa forma contemplativa», resume.