Más de cien personas lo aplaudieron de pie en un pre-estreno en noviembre pasado. Está centrado en la visión de mundo del recientemente fallecido actor y ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). “Me pareció siempre una persona de una honestidad y consecuencia fuera de lo común y de algún modo representaba a una generación”, señala la realizadora.
Como tantas veces, la idea surgió durante una charla. La actriz Gloria Laso conversaba con su colega Fernanda García, en aquel momento presidenta del sindicato de actores (SIDARTE), cuando hablaron de la posibilidad de hacer un documental sobre Sergio Buschmann, el veterano actor que se hizo famoso por participar como miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) en el desembarco de armas de Carrizal Bajo, en 1986.
“Me motivó el hecho que fuera un viejo actor, relativamente olvidado, lo cual suele suceder con muchos compañeros que van despareciendo hasta que nadie los recuerda”, explica la realizadora, que con este film debuta en la dirección. “Aunque pasa lo mismo en todos los ámbitos y profesiones, en el caso de los actores que alguna vez fueron aplaudidos y reconocidos, me resulta particularmente triste”.
Por otro lado, a la artista también le parecía una persona de una honestidad y consecuencia fuera de lo común. “De algún modo representaba a una generación y a un tiempo en el que a mí me tocó ser universitaria y en el que la juventud del mundo y en general y de este país en particular, estaba dispuesta a dar la vida por una país mejor y una sociedad más justa”.
El documental contó con la bendición de la familia Buschmann, que le abrió su cara a la artista para rodar el film.
“A la familia nos parece importante que aspectos de su vida sean compartidos con quienes no le conocen tanto y también con quienes hoy quieren recordarlo”, señala Paulina, hija del actor. “Nuestro padre fue un gran anecdotario, entretenido y de un gran conocimiento sobre la cultura y la política. Su visión del mundo y la justicia nos dejaban siempre con ganas de continuar la conversación que siempre era extensa y apasionada, sin olvidar con la cuota de ternura que nos brindó siempre”.
Laso y Buschmann tienen un origen común: ambos estudiaron teatro en la Universidad Católica, aunque en momentos diferentes: él a comienzos de los 60, ella al final. Se conocieron en la época de la Unidad Popular. “Nunca fuimos amigos, pero sí colegas y nos teníamos afecto ya que compartíamos amistad con una querida amiga también actriz, Clara María Escobar”.
Tras el golpe militar, ambos también fueron víctimas del terrorismo de Estado. Buschmann, militante del Partido Comunista, fue detenido y estuvo en el Estadio Chile. Terminaría exiliándose en 1975 y pasó por Suecia, Cuba y Nicaragua, antes de volver en 1983. Laso, por su parte, fue secuestrada por la DINA en 1974 y pasó por varios centros de tortura, salvándose por ser hija de un militar de larga tradición.
Ambos volverían a verse en 1985, en la teleserie “Matrimonio de papel”, de Canal 13. “Compartimos muy poco, ya que se grababa por set y no teníamos escenas juntos… sí nos topamos y saludamos con mucho cariño, yo no lo veía desde antes del 11 de septiembre”, recuerda la actriz.
En aquel momento, Buschmann combinaba su papel de artista con el de combatiente clandestino. “Creo que él compatibilizaba su rol de actor y frentista un poco por voluntarismo, ya que amaba su profesión, pero sin duda en esos años su bandera era la lucha contra la dictadura y ese era su norte”, señala Laso.
Casi veinte años después, Laso volvería a encontrarse con Buschmann, esta vez con motivo del documental, cuando el actor vivía en Valparaíso.
“Me conmovió la humildad con que vivía en una muy modesta casa del puerto, y sin embargo lo cariñoso y acogedor, lo alegre y agradecido de la vida que se le veía”, cuenta. “Me emocionó el cariño de su compañera y de los hijos y nietos de ella por él. Una mala persona no se hace querer tanto, menos por los niños ajenos”.
La filmación fue a pulso, prácticamente sin recursos económicos, “sólo gracias a la solidaridad y la profunda generosidad de mis compañeros de la Productora Aconcagua”, señala Laso. Destaca al productor ejecutivo Mauricio Hartard, a la productora Angélica Barrios, al camarógrafo y editor Juan Pablo Cofré y a la sonidista Camila Reyes, además de “amigos que nos cooperaron con bencina y traslados”.
También resalta la generosidad de los creadores de la música usada en el film. El japonés Ryuchi Sakamoto, por ejemplo, pidió una muestra del documental desde Japón, “y después de verlo nos regaló los derechos de su obra”. Otro tanto hicieron Isabel Parra, Patricio Manns, la Fundación Víctor jara y la banda «La Mano Ajena».
“Por cierto que el trabajo tiene ciertas limitaciones dado las circunstancias y de las cuales tenemos plena conciencia”, admite Laso. “Pero creo que finalmente la dignidad de Sergio Buschmann y la honestidad de nuestras intenciones perdonan cualquier error que pudimos haber cometido producto de la ‘modestia de recursos’, que naturalmente nos limitaron los viajes a Valparaíso, los tiempos, la cantidad de material grabado, etc.”.
La realizado señala que la obra está centrada en la figura del actor y que es el resultado de varias conversaciones que sostuvo con su protagonista.
“Sólo se ve de referencia a Bernardita, su mujer, y en una ocasión a la nieta de ella”, afirma. “Ex profeso no quise recurrir a material de archivo ni a testimonios de otros, pues mi objetivo era la vida de un hombre vista por sus propios ojos y sólo la perspectiva que dan los años transcurridos. Una vida y un actuar finalmente producto del rol que la vida y el tiempo que le tocó vivir, le determinaron”.
Como anécdota, la directora comenta que aunque a él no le gustó eso de “comunista con el favor de Dios”, pues se declaraba ateo, “respetó como hizo con todo nuestro trabajo cuando le explicamos que se refería a la canción ‘La carta’ de Violeta Parra”.
Una canción que la compañera de Buschmann interpreta durante la película en un espectáculo que ambos realizaban y en el cual él a su vez recitaba a Neruda.
Aunque el documental aún no tiene fecha y lugar de estreno, Laso estima que será exhibido dentro de los próximos meses. “Tuvimos la alegría de haber organizado, no hace mucho, una muestra en la que fue aplaudido por largo rato y de pie por los cerca de 100 asistentes… tal vez el único y reconocimiento que tuviera en su vida y a pocas semanas de morir”.
A pocos días de su muerte, Laso ahora reflexiona sobre un hombre al que considera íntegro.
“Hace sólo unas pocas semanas el telón bajó para siempre para Sergio Buschmann, pero siento que nuestro aporte es haber dejado para las generaciones venideras la imagen latente de un hombre que vivió durante los más duros años de la vida de nuestra patria y que apostó a no traicionarse a sí mismo, aunque en eso se le fuera la vida, y sus sueños personales fueran sepultados sin haber casi nacido”, estima .
Para la realizadora, Buschmann fue una persona muy representativa de su época, “de esa generación tanto de combatientes, como de actores y también una de las personas más torturadas y que logró milagrosamente sobrevivir, aunque su muerte a los setenta y pocos sin duda fue la consecuencia” de los maltratos que le infringieron sus captores, asevera .
La directora hace alusión a las afecciones cardíacas que sufría el actor por la tortura con corriente eléctrica a la que fue sometido, así como al deterioro de su columna por haber permanecido colgado durante varios días y noches. Algo “que le hacía cojear y desplazarse con mucha dificultad”, comenta.
“Él fue un valiente, jamás entregó a un compañero, resistió más de diez años de clandestinidad, dejó atrás la vida de comodidades que pudo haber tenido por su origen y bienes familiares y siempre estuvo dispuesto a dar y darse por los demás”, asegura. “Fue una persona profundamente humana que vivió como pensaba y pensó como vivía… y eso es poco corriente y se encuentra cada vez mas raramente entre los seres humanos obligados a vivir en la selva del sistema neoliberal, donde los otros son la feroz competencia y por ende el enemigo. Él fue un viejo estandarte de valores como la solidaridad, la compasión y el sueño de un azul planeta mejor para todos”.
La necesidad de preservar la memoria histórica fue otro de los motores del documental, según su directora.
“Siento que la memoria es demasiado frágil y la de Chile particularmente y como la historia la escriben los vencedores, los tiempos luminosos y las personas idealistas suelen ser sepultadas en el recuerdo de las generaciones posteriores”, reflexiona. “Pienso que si nosotros hubiésemos sabido realmente cómo había sido la Guerra del Pacifico, la ‘Pacificación’ de la Araucanía, la guerra civil y el derrocamiento de Balmaceda, y en fin tantos hitos que demostraban claramente hasta donde las clases dominantes estaba dispuestas a llegar, tal vez habríamos sido menos ingenuos”.
“La historia vuelve a repetirse amparada en el olvido, de ahí que considero que todo lo que hagamos por conservar viva la memoria es poco, ya que es tal vez la única forma que esto no suceda… y aquellos que nos tocó vivir el horror en carne propia, tenemos más que nadie el deber de dejar plasmada en todas las formas posibles nuestra vivencias para que ojalá nunca más vuelvan otros jóvenes chilenos a ser masacrados como lo fuimos nosotros, nuestros amigos y nuestros mañanas”, remata.
Para Laso, otro eje del film es la necesidad de rescatar el esfuerzo de aquellos que lucharon por la democracia, y luego fueron olvidados por ella.
Habla de “todos aquellos que lucharon dejando la vida y los sueños y anhelos personales de lado, y en la mayoría de los casos para siempre, fueron los más marginados y los que nunca recibieron ningún tipo de reconocimiento tras una salida pactada ‘en la medida de lo posible’, donde los puestos de poder finalmente fueron ocupados por muchos que no habían sido los mismos que dieron la larga y dura lucha y dejaron su juventud, su salud y sus esperanzas en el camino”.
Algo en lo cual coincide con la hija del protagonista, quien denuncia que hay muchas personas que, tal como su padre, por combatir la dictadura sufrieron la tortura y daños irreversibles, a pesar de lo cual carecen de la asistencia de salud que requieren.
“Existen compañeros que mueren en pobreza y enfermedad, y considero en lo personal que tal situación es inaceptable, tomando en cuenta que su participación y el poner la vida en riego también fue una parte indiscutible de conseguir la democracia”, señala Paulina. “En peor situación se encuentran tantos compañeros que lucharon desde la clandestinidad y que hoy no cuentan con ningún reconocimiento”.
“Pienso que la reparación se consigue primero reconociendo su valor y su participación en la lucha contra la dictadura, y luego otorgarles la dignidad que merecen por medio de la salud y una digna pensión económica que los acompañe hasta el último día de vida”, estima Paulina.
Hoy la hija del actor está intentando crear una organización que vaya en ayuda “de estos compañeros”. “Hay quienes mueren sin una cama anti escaras y otros que durmieron en el Hogar de Cristo antes de morir… en fin, son muchas las duras realidades que hoy viven. Esta iniciativa la recojo como herencia de mi padre. Él, antes de morir, estaba muy preocupado por esta lamentable realidad”.