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«Extrañosiento», el documental sobre los presos políticos exiliados por la Concertación El filme será exhibido hoy en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile

«Extrañosiento», el documental sobre los presos políticos exiliados por la Concertación

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Se trata de una obra del realizador Mauricio Ahumada estrenada este año, protagonizada por militantes del FPMR, MIR y Mapu Lautaro, que se levantaron en armas contra Pinochet y cuyas penas de cárcel fueron conmutadas por el extrañamiento por el primer gobierno de la Concertación. «La gente se sorprende que aún sigan existiendo personas con prohibición de ingreso a Chile después de 25 años de ‘democracia’”, comenta el realizador.


Un documental que cuenta la historia de los presos políticos de la dictadura que fueron exiliados por el gobierno de Patricio Aylwin a comienzos de los 90 será exhibido hoy a las 18:00 horas en el auditorio Rolando Mellafe de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile (Ignacio Carrera Pinto 1025).

Se trata de “Extrañosiento”, una obra del realizador Mauricio Ahumada estrenada este año, protagonizada por militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Mapu Lautaro, cuyas penas de cárcel fueron conmutadas por extrañamiento por el primer gobierno de la Concertación.

Vehículo siniestrado tras el atentado a Pinochet

Vehículo siniestrado tras el atentado a Pinochet

 

Este jueves, tras la proyección, habrá una conversación con el director, la abogada experta en derechos humanos, Alejandra Arriaza, y uno de los protagonistas, Marco Paulsen.

“Hemos tenido buena acogida y buenos comentarios, la gente se sorprende que aún sigan existiendo personas con prohibición de ingreso a Chile después de 25 años de ‘democracia’”, comenta el realizador. “También hay que recordar que están pendientes los casos de las personas que se fugaron por el túnel de la Cárcel Pública en enero del 90 y que tampoco pueden volver al país por tener casos pendientes con la justicia militar”.

La cinta destaca que la rebelión contra la dictadura era un derecho humano. “La condena abstracta por principio de la violencia en general la utilizan quienes están en el poder”, indica Paulsen en una de las partes del film de 110 minutos.

Juego de palabras

Ahumada cuenta que el nombre de la película nace de un juego de palabras con el término “extrañamiento», a partir de una entrevista callejera en el Paseo Ahumada, donde los realizadores preguntaron a la gente si sabían qué significaba la palabra “extrañamiento”.

“El 95% de la gente no sabía qué significaba, pero casi todos lo relacionaban con sentirse extraño, extrañar a alguien o algún lugar. En definitiva creo que es así como se sienten las personas que cumplieron y que siguen cumpliendo esta condena”, explica el director.

En 2004, Ahumada había emigrado a Barcelona y fue allí donde conoció a uno de los protagonistas del film, Héctor Maturana, cuya historia lo motivó a iniciar el proyecto. Maturana, con apenas 19 años, había participado en 1986 en el fallido atentado contra Pinochet.

“Ahí conocí su historia y me sentí ignorante por no conocer su situación y la de nueve chilenos más que aún cumplen esta condena de extrañamiento”, cuenta.  “Desde ese momento me propuse hacer algo para difundir y sacar a la luz esta historia ocultada por la ‘democracia’ chilena, así como tantas otras historias que siguen en el olvido, tanto de la clase política como de la sociedad”.

Maturana lo puso en contacto con otros militantes del MIR y del Movimiento Juvenil Lautaro que cumplían condena en Bélgica. “De a poco fuimos entrando en confianza, ya que a estas personas no es llegar y entrevistarlas. Te tienen que conocer un poco más y tú les tienes que demostrar también que estas queriendo hacer un proyecto serio con su historia”, explica.

Sorpresas

Durante la realización del documental, Ahumada se encontró con varias historias curiosas. Una es la de Carlos García, del MIR, que fue parte de los grupos de marinos que durante la Unidad Popular denunciaron los movimientos golpistas al interior de la Armada, y fueron detenidos y torturados por sus propios compañeros de armas, antes y después del golpe.

“En ese grupo de marinos leales a Allende se encontraba Carlos, quien después de pasar por la prisión pasa a militar en el MIR y cae prisionero político en 1979 hasta el año 1992, que es cuando lo envían a Bélgica con una pena de extrañamiento de 40 años.  Él, por haber sido leal a Allende y haber sido un resistente contra una dictadura, cruel, genocida y terrorista, aún sigue pagando esta condena. No puede ingresar a Chile hasta el año 2032”, denuncia.

Otra cosa que le llamó la atención fue que de los cuatro entrevistados que pertenecieron a organizaciones que resistieron la dictadura con las armas, ninguno tiene un historial de familiares detenidos desaparecidos o algún pariente represaliado.

“Muchos creen que estas personas podrían ser hijos de algún ejecutado político, que se metieron en esto por venganza o algo parecido. Pues no, ellos tomaron conciencia desde su realidad, de lo que estaba pasando en su entorno más próximo cuando sólo tenían 15 o 16 años, y decidieron hacer algo para cambiar esa realidad en ese contexto político y social que se vivía en Chile”, señala.

La historia de Paulsen

Una de estas personas es Paulsen. Nacido en Santiago en 1967 en el seno de una familia más bien conservadora, se crió en el barrio Matta y terminó cuarto medio en el colegio Lord Cochrane. Luego estudió Historia en la UMCE, pero poco a poco dejó la universidad para concentrarse en la militancia.

“Lo primero que me sensibilizó fue efectivamente la brutalidad represiva de la dictadura. Asistí a unas marchas pacíficas convocadas en el centro de Santiago y me impactó la reacción de los pacos en contra de la gente que marchaba”, recuerda.

Paulsen se fue radicalizando y a fines de 1985 comenzó a militar en el Movimiento Juvenil Lautaro y posteriormente en el Mapu Lautaro. Detenido por la CNI en octubre de 1989, fue acusado por diversas acciones y condenado por la Fiscalía Militar a 16 años de prisión por daños. Prisionero en la Cárcel Pública, en 1993 fue expulsado a Bélgica, donde viviría 12 años.

“La forma en que actuó la Concertación no me sorprende, ellos representan la continuidad del modelo de la dictadura. Además de mantener a un número importante de compañeros encarcelados durante los años que duró el primer gobierno, no dejemos de recordar que Aylwin fue una de los principales gestores del golpe de Estado”, señala.

El exilio

En Bélgica crecieron sus dos hijos y trabajó en distintos oficios. “Al principio en la construcción, aprendiendo en demolición, y posteriormente de educador en un liceo, dando clases de informática en una prisión y posteriormente en educación a la diversidad a través de una ONG antirracista. Aprendí mucho durante mi estadía en Bélgica, experimenté lo potente de la solidaridad internacionalista, conocí a personas extraordinarias, así como de las luchas de diferentes pueblos del mundo. Estudié economía mientras trabajaba. Construí amistades muy potentes. Mi estadía en Bélgica fue rica en experiencias y aprendizajes”, asegura.

Aun así, siempre quiso volver a Chile. “Hay cosas que uno no puede dejar de lado, en mi caso continuar con una historia personal que fue truncada, darles a mis hijos la posibilidad de conocer al resto de las personas queridas, que conocieran las raíces de nuestra historia, etc.”, señala.

Paulsen sentía la necesidad de reencontrarse con su familia. “Mi padre murió mientras me encontraba exiliado y mis hijos no lo conocieron. Por eso apenas se cumplió la condena volvimos a Chile. Pienso que fue una decisión correcta y creo que mis hijos lo sienten de la misma manera. Ellos son parte de esta tierra y a la vez son de las tierras de Bélgica”, dice.

A su regreso, cree que las cosas no han cambiado mucho. “La represión del Estado ha continuado, otra muestra de ello son los weichafes mapuche asesinados. Todos somos parte de un mismo combate, expresado de diversas formas y acentos, pero es el mismo combate contra el sistema capitalista excluyente y desigual y ultraconcentrado”, dice.

“En este país hay mucho que cambiar, siento que las razones profundas que han motivado nuestra lucha, no sólo la lucha contra Pinochet, siguen vigentes”, insiste. “Me siento identificado con las y los jóvenes que han despertado este país, con los trabajadores que desafían un Código Laboral ultraexplotador, con el pueblo mapuche, etc., y del futuro espero que sea por fin un futuro de libertad y solidaridad, en una sociedad igualitaria, sin explotación ni opresión”.

Maltrato democrático

¿Cómo explica Ahumada el maltrato brindado por la “democracia” a quienes lucharon contra la dictadura?

“Castigo sobre castigo, no olvidemos que la transición fue pactada”, responde. “Los acuerdos de impunidad y silencio con Pinochet y su familia existieron, es por ello que nunca fue juzgado ni menos encarcelado, definitivamente aquí no tuvieron los huevos de juzgar y encarcelar al dictador como en Argentina, por ejemplo”, lamenta.

Verónica Reyna, abogada del FASIC, que representó a varios presos políticos en el proceso de extrañamiento, dice en el film que Aylwin no consideró a estas personas verdaderos presos políticos, sino delincuentes comunes con aparente motivación política.

«Eso te da a entender que nunca hasta el día de hoy esta ‘democracia’ ha comprendido ni ha reconocido a estos combatientes como resistentes a una dictadura feroz, que estaba desapareciendo, degollando y quemando vivos a los ciudadanos”, dice el realizador. “Y finalmente no olvidemos que cuando a principios de los 90 se creó la Oficina, donde se mezclaban ex combatientes delatores y miembros de las FF.AA., fue para eliminar cualquier rastro de lo que fue la resistencia armada a la dictadura”.

Los combatientes también serán el tema del próximo trabajo de Ahumada. Actualmente trabaja con Paulina Buschmann, la hija del recientemente fallecido actor y rodriguista Sergio Buschmann, en un documental centrado en “cómo es el pago de Chile a las personas que resistieron y que hoy mueren, sin atención medica, sin compañía, en el más absoluto olvido”.

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