En el libro se homenajea a homenaje a Ronnie James Dio, uno de los más grandes cantantes de la historia del rock (para los neófitos baste con decir que fue la voz de Rainbow y de Black Sabbath tras Ozzy). Su estilo inconfundible, con su voz escalofriante y profunda, están en la memoria de todo rockero. Y se le atribuye además haber inventado el típico saludo metalero con los dedos índice y meñique, simulando los cuernos del Diablo, o como le decía el gran Ronnie parafraseando a su abuela, el “malucco”.
Ediciones B Chile y Radio Futuro, acaban de lanzar un notable libro de cuentos breves, llamado We Rock.
El nombre, es una doble referencia.
Por una parte, homenaje a Ronnie James Dio, uno de los más grandes cantantes de la historia del rock (para los neófitos baste con decir que fue la voz de Rainbow y de Black Sabbath tras Ozzy). Su estilo inconfundible, con su voz escalofriante y profunda, están en la memoria de todo rockero. Y se le atribuye además haber inventado el típico saludo metalero con los dedos índice y meñique, simulando los cuernos del Diablo, o como le decía el gran Ronnie parafraseando a su abuela, el “malucco”.
La otra referencia es emocional. Y se vincula con esa sensación especial que está presente en todos los relatos. Esa cosa, oscura, densa y angustiosa, que esconde la vitalidad y la fuerza del rock. Hay algo de esa ira, del miedo y de la desesperación que habita en el rock.
Y se siente, se percibe. Y sobre todo, se agradece.
Se trata de 8 cuentos que se reparten en cerca de 130 páginas, que se leen de una sola tirada. Debo reconocerlo, me entretuvo tanto que lo leí en menos de tres horas. Y en ese espacio, el tiempo desapareció; me reí y me angustié, compartí las emociones de los relatos y las pude conectar con mis propias experiencias personales.
Porque parece que la cosa es así, por más diferencias externas que tengamos, a todos los que nos gusta el rock (y me refiero a ese que muchos llaman metal), nos pasan cosas parecidas, compartimos vivencias y emociones; no sólo el gusto por el sonido, color y sabor del metal.
En la base de todos los relatos, está la conciencia del metalero, la conciencia de clase como diría Marx. Esa certeza de estar aparte de lo que le gusta a la mayoría. Una sensación que te hace sentir a la vez marginal y superior. Y la tragedia. Siempre, desde la fantasía de la destrucción universal por fuerzas demoníacas hasta el fracaso de la banda que formaste, la pérdida de tu pareja, el miedo y la soledad.
Ahí van: Una banda que viaja a Estados Unidos para grabar un álbum y termina enfrentada al desastre. Otra, en Tocopilla, quizás nunca grabe nada se conforma con un par de buenas canciones. Un hombre vive del recuerdo de un viejo demo que no llegó muy lejos. La profesora jefe deja todo y cruza el desierto en bus para ver el show que la banda de su vida dará en Santiago. Un festival de barrio que terminad e la peor manera. Un antro de tocatas en Valparaíso donde las cosas también, acaban mal. Dos amigos crecen viendo a sus hermanos mayores prepararse para los conciertos del Manuel Plaza de fines de los 80. La historia del más brillante grupo de rock progresivo chileno contada a través de su accidentada discografía.
Léanlo, se van a entretener. Y se van a reconocer.
Porque al final eso es lo que más se agradece, desde siempre a Radio Futuro y desde hace un buen rato a Ediciones B Chile, que han generado un espacio para el reconocimiento. Un lugar donde desde el rock, podemos encontrarnos y reconocernos.
¡Qué viva el rock!