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Los enigmas de la princesa Turandot en el Teatro Municipal de Santiago Hoy, a las 19:00 horas, parten las funciones que se extenderán hasta el 28 de septiembre

Los enigmas de la princesa Turandot en el Teatro Municipal de Santiago

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Con una producción del fallecido régie argentino Roberto Oswald, y repuesta en esta oportunidad por su compatriota, el vestuarista Aníbal Lápiz, se presenta a partir de este día viernes, el quinto título de la temporada lírica en el escenario de la calle Agustinas. Escrita por el compositor italiano Giacomo Puccini (1926), esta ópera tendrá en sus roles personales a la soprano portuguesa Elisabeta Matos (Turandot) y del tenor lituano Kristian Benedikt (Calaf).


Como antes celebró en el mes de agosto, los 450 años del nacimiento del escritor inglés William Shakespeare, con el montaje de Otello, de Verdi. Ahora, con este reestreno de la clásica Turandot, de Giacomo Puccini (1858 – 1924), el Teatro Municipal de Santiago conmemora las nueve décadas que se cumplen de la muerte de ese afamado músico peninsular, fallecido en la ciudad belga de Bruselas.

Así, la historia que observaremos sobre el céntrico escenario capitalino, se inspira en la siguiente trama:

En venganza por la deshonra y asesinato que la princesa Lou-Ling –su antepasada– sufrió en manos de un extranjero, la princesa Turandot, ha jurado que ningún hombre la dominará, salvo que resuelva los tres enigmas necesarios para aquello. Así, la joven ha cerrado su corazón al amor, pero el obstinado príncipe Calaf se ha propuesto conquistarla, poniendo en jaque su promesa. La acción tiene lugar en las dependencias de un exótico palacio de la China ancestral y su versión lírica, es fruto de la atracción que Giacomo Puccini sintió por las culturas orientales.

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De esta manera, la partitura del compositor italiano incorpora auténticos temas melódicos chinos –como un himno imperial ancestral que escuchó en una caja de música– y otras pistas imaginadas por él, las que sugerirían el misterio, para nosotros los occidentales tiene el mundo oriental.

Turandot (1926), su última ópera –terminada por Franco Alfano, tras la muerte de Puccini–, contiene virtuosos pasajes para el coro y célebres arias, de roles complejos, que deben cantar pasajes como “In questa reggia” (Turandot), “Nessun dorma” (Calaf) y “Signore, ascolta!” (a cargo de Liù).

La pareja protagónica será encarnada por Elisabete Matos (quien interpretó con éxito a Tosca en 2011, en el Municipal) y el tenor lituano Kristian Benedikt, el que acaba de encarnar a Otello, en el último montaje de la temporada, tan sólo hace un mes, en el recinto de calle Agustinas. La dirección musical, en tanto, estará a cargo de Andriy Yurkevych, músico que impresionó al público chileno con su Rigoletto, de 2010.

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Por otra parte, la puesta en escena que se verá desde esta tarde sobre el escenario del Teatro es la China proyectada por Roberto Oswald: ampulosa, imponente y colorida. LLevada a cabo en esta ocasión, bajo la mirada artística y escénica de Aníbal Lápiz, vestuarista trasandino, quien trabajó con el fallecido maestro (quien murió el año pasado), durante casi toda su trayectoria profesional. Al respecto, éste le cuenta a El Mostrador Cultura + Ciudad, sus impresiones de la ópera que comienza a presentarse desde esta tarde:

“Y cambié muchas cosas, que varié a propósito, mal que mal, ahora el régisseur soy yo, y no Roberto, por más que el autor de este montaje sea él. Primero, te aclaro que esta es una puesta en escena que tiene más de treinta años, es decir, que está probada en el mundo entero, y cuyos primeros balbuceos, fueron precisamente en este teatro (1979)”, precisa el que fue un hombre de confianza y un escudero artístico de Oswald.

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“Esta es una obra complicada, elaborada –continúa-, que es una coproducción por el vestuario con el Colón de Buenos Aires. Y la idea, el concepto teatral de fondo que la sostiene, se basa en la visión de mostrar los dos mundos, los del pueblo, que pide la cabeza de este príncipe persa, y que cuando sucede aquello, sufren y se lamentan, y contrastarlo con una corte opulenta, la de Turandot, lujosísima, con todo el fulgor de la China antigua, que se apodera de la obra desde el segundo acto”, observa Aníbal Lápiz.

“En ese sentido, prosigue el régie argentino, el público podrá apreciar una puesta en escena muy elaborada, diríamos que clásica, y en ese camino, distante a la noción que por estos días se tiene de la labor del régisseur, un poco abstracta y minimalista, por definirla de alguna manera, nos encontramos con una producción preciosista que realza el dramatismo contenido tanto en la partitura de Puccini, como en el libreto de Adami y Simoni (basado en la obra teatral homónima de Carlo Gozzi)”.

“Y la música de Puccini que es muy rica, se entusiasma Aníbal Lápiz, llena de colores, de giros y de variantes, y eso yo lo utilizo y lo traslado al vestuario. A mí en lo personal, me parece que no se puede intelectualizar una Turandot, que el público no espera eso de esta obra. Con esos coros maravillosos, con esa fuerza que tiene, no sé, me parece que minimizarla resulta una tarea que termina por subvalorarla artísticamente hablando”, se la “juega”, el régie argentino.

“Hay óperas que se prestan para una vuelta de tuerca, que te dan esa opción de buscarle otro sentido, como La Traviata, y ¿viste? Pero esta ópera se presta para el show, y nuestra puesta en escena tiene ese respaldo del público que busca aquello. A la música no le falta una nota. El primer acto es insuperable e intenso, por ejemplo, siempre está pasando algo.

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Sobre los intérpretes con los que trabajará, Lápiz dice: “Los cantantes me parecen muy buenos y de primer nivel, y con ellos hice un trabajo muy interesante, y eso es para los dos elencos, el internacional y el estelar”.

“La protagonista, bueno, es Turandot, una heroína que yo no hubiese rescatado ni salvado, es para sacrificarla a ella, por mala, por todos los hombres que mandó a cortarle la cabeza. Ahora, el último acto, a cargo de Alfano, no me gusta mucho, pero eso es muy menor en el conjunto”, confiesa el vestuarista.

“Esta es una ópera grandilocuente, y que hasta hace poco incluso estaba prohibida en la República Popular China, pero que suceden cosas así, todavía en el mundo, no resiste mayor comentarios. Y es mucha la responsabilidad que tengo, no podía dormir, pero estoy contento con el resultado final”, concluye, el ahora régisseur Aníbal Lápiz.

Durante muchos años, la República Popular China prohibió la representación de Turandot, porque consideró que menospreciaba al país y a su pueblo. En la década de 1990 esa decisión se reconsideró, y en septiembre de 1998, la ópera se estrenó y estuvo durante ocho noches en la Ciudad Prohibida, montada con opulentos escenarios y soldados del ejército como extras.

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Fue una producción internacional, cuya puesta en escena estuvo a cargo de Zhang Yimou, en la régie; y del maestro indio Zubin Mehta, como director musical. El protagonismo dramático-vocal recayó en Giovanna Casolla, como la princesa Turandot; Sergei Larin, como Calaf; y en Barbara Hendricks y Barbara Frittoli, alternando en el papel de Liù.

Sobre la figura de Roberto Oswald, opina: “Fue un gran intelectual de la puesta en escena, un hombre de una capacidad de trabajo impresionante, serio, que no te la dejaba fácil, y siempre su creación, si tú la analizas, estuvo al servicio del autor. Para él, el régie nunca fue más importante que el creador al cual tenía que interpretar. Eso de ‘yo soy mejor que Wagner, que Verdi o que Puccini, y reivento lo que ellos hicieron’, eso no existía para él”, resume.

Como decíamos, un majestuoso y lujoso edificio de la China Imperial, es el escenario de la historia que estelarizan la implacable princesa Turandot y el triángulo amoroso que forma con el valeroso Calaf y Liù, la dulce y fiel sirvienta, quien se enamora del príncipe con una sola sonrisa. La “diva portuguesa” Elisabete Matos y Kristian Benedikt, interpretarán a la pareja protagónica en el elenco internacional, mientras que Mónica Ferracani y José Azócar lo harán en el estelar. La ascendente soprano chilena Paulina González, en tanto, personificará a Liù en ambos repartos.

El cuadro musical de la obra se completa con poderosos pasajes para el coro –que en esta ocasión han sido preparados por Salvatore Caputo, colaborador de directores como Claudio Abbado, Zubin Mehta y Riccardo Muti, entre otros– y una orquestación dirigida por el ucraniano Andriy Yurkevych, quien fue alabado por la crítica por su dirección “briosa, eléctrica, atenta” de Rigoletto, en una puesta en escena de hace cuatro años. Éste conducirá todas las funciones, junto al Coro del Teatro Municipal, el Coro de Niños de The Grange School y la Orquesta Filarmónica de Santiago.

PRESENTACIONES

SEPTIEMBRE VIERNES 12 | A LAS 19:00 HRS | INTERNACIONAL

SABADO 13 | A LAS 17:00 HRS | ESTELAR

LUNES 15 | A LAS 19:00 HRS | INTERNACIONAL

LUNES 22 | A LAS 19:00 HRS | INTERNACIONAL

MARTES 23 | A LAS 19:00 HRS | ESTELAR

VIERNES 26 | A LAS 19:00 HRS | ESTELAR

DOMINGO 28 | A LAS 17:00 HRS | INTERNACIONAL.

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