“Comer”, “Hambre” y “Ansia” son las obras que la compañía de teatro La Dama presenta desde hoy en sala La Aurora (Av. Italia 1133, Providencia) entre el 7 y el 30 de noviembre. Una mirada desde las tablas sobre la cocina pública chilena, escrita y actuada profesionales que alguna vez han experimentado la doble militancia entre la actuación y la cocina de restaurantes. Dos actividades complementarias y, en el fondo, parecidas.
Durante una década, Marcia Césped Laplechade ha combinado la pasión por el teatro junto a la atención en restaurantes. Como garzona o recepcionista de grandes comedores santiaguinos cayó en cuenta que ambas actividades poseen varios vasos comunicantes, entre otros el hecho de tener que representar, turno tras turno, el mismo guión de cocina y servicio, siempre con esos matices que sólo los protagonistas suelen percibir y que luego comentan junto a una cerveza helada una vez que terminan la jornada.
Esas experiencias las fue registrando para comenzar en 2010 –en solitario y de manera grupal con la compañía La Dama- la creación de una serie de obras que componen la Trilogía del comer y otras cosas, enfocadas en aspectos relativos al servicio (Comer), a las relaciones entre los cocineros (Ansia) y la mirada de los propietarios frente a eventos como la decadencia y posible cierre de sus negocios (Hambre). La comunidad culinaria les ha dado el visto bueno y en 2012 el Círculo de Cronistas Gastronómicos les otorgó la distinción “Mejor contribución a la gastronomía desde otras artes” y su trabajo suele recorrer diversas escuelas de cocina; pero la idea es ir a otros públicos, más allá de los comedores como cuenta su directora.
¿Qué es lo que quieren dar a conocer con esta obra?
El concepto de memoria y restauración, hitos importantes en la tradición culinaria y muy carentes hoy en Chile. Nos involucramos como artistas en generar un movimiento que acerque al público a los oficios, a valorizar la mano de obra. La comida es un medio de subsistencia y también un rito en nuestra educación, en la relación con nuestros padres. Ahí la identidad aparece y nuestra propuesta se dirige a ese rinconcito, en él que cada uno como espectador viaja a su infancia y escarba en su memoria, encontrándose con su identidad y reflexionando de que manera mantiene y restaura en sus generaciones la historia propia y con eso la historia de nuestro país.
¿Qué es lo que te motivó para conformar una trilogía dedicada a la cocina y sus circunstancias?
Tres conceptos: frustación, pasión y servicio. Los actores solemos trabajar en otras cosas para poder vivir y hacer lo que amamos, y también prestamos un servicio al igual como en un restaurante; la adrenalina que genera trabajar allí es casi comparable con el de una función, y creo que por eso se nos hace cómodo e interesante. Ahí uno da cuenta de gente que trabaja en las distintas aéreas del servicio, conoce sus vidas, enfrenta conflictos y crisis, casi siempre motivacionales y muy ligadas a la frustración. Es muy fuerte ver a personas que trabajan en lo que no aman, pero también es maravilloso ver gente dar lo mejor de sí por un buen servicio. Eso es lo que me interesa mostrar. Las dos partes hablan directamente de nuestra cultura laboral y educacional, donde un cocinero estudia cuatro años y se enfrenta a un sueldo mas bajo que un garzón, pero un garzón debe lidiar con el sueldo mínimo y jugársela por entero por la propina. La comida es una excusa que nos permite hablar desde algo completamente común, mostrando un mundo particular en cada una de las obras y que el publico acepta y empatiza.
Has estado involucrada en tres montajes alusivos a la culinaria ¿Qué certezas conseguiste respecto a cómo se desenvuelve el mundo de los cocineros, el servicio y los dueños de los restaurantes?
Que es inevitable hablar del “patrón”. Hay mucho jefes que logran formar equipos de trabajos con conciencia humana y criterio laboral, refuerzan el liderazgo y empoderan a sus trabajadores. También se ve en muchos lugares que todo lo anterior no ocurre y ahí se genera gente sin ganas, sin pasión y llegando a sus casas sin querer levantarse a la mañana siguiente. Desde esa mirada es inevitable hablar de dictadura, globalización, leyes laborales, reformas salariales… “Al país le ayuda que tengamos un buen servicio. Habría mejor educación, la gente andaría más contenta…” Ese es un fragmento de «Hambre».
¿Qué temas sociales suelen aparecer en un restaurante y que se retratan en los montajes?
La Trilogía completa cuenta la historia de un edificio antiguo de Santiago Centro, creando un recorrido con las tres obras que reflejan tres visiones y etapas distintas del edificio, En Comer vemos como se decide la trascendencia de este lugar, contando la historia de Don José, garzón que hace 45 años trabaja en el sitio y debe enfrentarse a Pablo hijo del dueño que decidió vender y demoler el espacio. En Hambre vemos como está decisión influye en el personal de servicio del lugar: tres mujeres que entre mesas y tenedores debaten sus miedos frente a la perdida del trabajo, las protestas sociales y el sueño de convertirse en algo mejor de lo que creen ser. En Ansia vemos la cocina del nuevo hotel boutique, porque el anterior edificio ha sido demolido, contando con esto la historia de tres cocineros que disputan el puesto de sous chef, casi sin ninguna información de lo que alguna vez fue este edificio. Entonces aparecen en las obras comoceptos como la lealtad, la palabra, la camaradería, el miedo, el hambre, el machismo, la educación, la pobreza, y lo más hermoso: la identidad.
A la vuelta de este viaje por la culinaria ¿Qué es más importante, la comida, el ambiente, el servicio?
Ninguna puede funcionar sin la otra, todos los factores y personas detrás de estos son importantes.
¿Qué es para ti, ahora, un buen restaurante?
Últimamente me he empecinado en ir a lugares en el Centro de Santiago. Lugares como «Las Carmencitas» en la Galeria San Sntonio, El Café Santos, un lugar chiquito en la Galeria Merced. Toda picadita que tenga una buena cazuela, su buen charquicán o simplemente un consomé que me restaure el alma. Y la mejor… Mi casa y las manos de mi madre.
Buscas a través del teatro retratar aristas del Santiago bohemio, últimamente confrontado a restricciones horarias en barrios como Providencia, donde se monta la obra ¿Es qué pié está ese ideario noctámbulo en la actualidad?
El problema de fondo es que no se piensa en toda la gente que trabaja y vive en el horario en que otros descansan o carretean. Si queremos cambiar nuestra forma de enfrentarnos al alcohol se debe partir por la educación ¿Prohibir?, no creo que sea el medio. O saber que piensa la gente, como lo hizo Carolina Tohá en Santiago. Quizás sí debemos tener conciencia y mejor manejo con el respeto de vecinos, pero sería hermoso ver un Santiago lleno de vida nocturna, tranquila, feliz, con teatros abiertos, librerías, etc…
Teatro La Aurora
Desde el 7 hasta el 30 de Noviembre.
Fono reserva: (09) 7609 9553 y 2205 9443
Mail reserva: ladamateatro@gmail.com
Funciones:
Viernes “COMER” a las 21.00
Sábados “HAMBRE” a las 21:00.
Domingos “ANSIA” a las 20:00.
Precios:
General: $ 6.000, Estudiantes y 3° edad: $ 3.000, Viernes popular $ 3.000.