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La millonaria pérdida de Canal 13 tras el retiro de anunciada teleserie nocturna

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Laura Landaeta
Por : Laura Landaeta Periodista, autora del libro "Don Francisco: Biografía no autorizada de un Gigante" y de "Reina de Corazones"
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La decisión del director de programación Alexis Zamora de cancelar una telenovela nocturna con elenco contratado, locaciones listas, promoción lanzada y guiones terminados, y que costó más de 2 mil millones de pesos chilenos, se está disfrazando en el balance anual para no hacer tan evidente la mala gestión frente al directorio.


Alexis Zamora, el director de programación de Canal 13, es un personaje que indudablemente despierta sentimientos encontrados entre los trabajadores de la estación.

Por una parte es un empleado ejemplar que cumplió el sueño del pibe y creció al alero de la estación de Luksic cuando todavía pertenecía a la Iglesia Católica y que siempre llamó la atención y despertó el cariño de sus pares por su innegable simpatía y humildad.

Pero, por otro lado, sus más cercanos colaboradores del pasado ven en él, hoy en día, a alguien “enceguecido por la ambición y el poder”, alguien a quien cuesta mucho encontrar, que ya no muestra el mismo entusiasmo frente a nuevas ideas y que se ha vuelto más temeroso de lo normal.

Pero chaquetear a un joven con ánimo emprendedor es deporte nacional. Y yo más que eso quiero detenerme en hechos concretos. Alexis Zamora se encuentra en un difícil trance, uno que acaba de costarle US$3 millones a la estación privada y que, entre el segundo y el cuarto piso del canal, donde se encuentra la Dirección de Finanzas, han estado tratando de dibujar durante semanas para que esta enorme pérdida no sea tan evidente en el balance final que se le entrega al directorio de la estación.

Y, claro, para un joven de familia de clase media baja, que pagó su carrera gracias al cariño de su primo futbolista Iván Zamorano y mucho esfuerzo personal y familiar; quien además fue siempre alabado por su genialidad y talento, sin duda estar tantos años involucrado con las decisiones televisivas y con ese doble discurso editorial de Canal 13, fue innegablemente apagando esa genialidad que lo caracterizaba, abriendo espacio a una postura mucho más conservadora y menos arriesgada. Finalmente, es difícil encajar con el perfil de ejecutivo Luksic.

La cosa es así: hasta hace tres semanas, Canal 13 tenía elenco, locaciones, personal técnico, vestuario, maquillaje y libretos para una teleserie que seguía la línea de ‘Secretos en el Jardín’, que se llamaría ‘El Secreto de Tamara’.

La telenovela fue incluso promocionada con imágenes de la protagonista, la actriz María Gracia Omegna (hoy en Mega) y el resto del elenco en medios de comunicación, como parte de la campaña de publicidad.

Pero, finalmente, nunca se dará. Hace tres semanas y contraviniendo las indicaciones y comentarios de los encargados del Área Dramática, el Director de Programación decidió bajar las grabaciones y cancelar el cocido, aludiendo principalmente a la baja sintonía de las dos telenovelas que actualmente están al aire: ‘Chipe Libre’ y ‘Valió la Pena’. También pesó el argumento de que “no le convencía el trasfondo de la trama”.

‘El Secreto de Tamara’ era una telenovela de corte cinematográfico, un thriller con más ribetes de series como ‘Breaking Bad’ que con el relato tradicional de una telenovela clásica. Eso fue muy alabado en el trabajo anterior del canal, ‘Secretos en el Jardín’, teleserie que se ganó a la crítica pero que no alcanzó grandes cifras de sintonía, menos aún comparándola con sus predecesoras.

Y son 3 millones, porque –según los cálculos preliminares de los involucrados– generó ese vacío entre contratos, vestuario, ambientación, locaciones, guiones e indemnizaciones por términos de contratos de varios rostros y equipo técnico.

Se trataba de la primera gran decisión de Zamora y tuvo muchos detractores. Es más, cercanos al director Matías Ovalle (quien estaba a cargo de la realización) comentan con estupor que: “Intentaron por todos los medios conversar con Alexis y explicarle que en el pie que estaba la teleserie era mejor grabarla que cancelarla”.

Y debo admitir que me provocó cierto déjà vu ver cómo se botó a la basura un trabajo que se aprobó meses antes y que se estaba gestionando con tantas ganas. Fue como si por un instante Vasco Moulian volviera al 13. Claro que esta vez no era Homero Simpson el caballito de batalla sino más bien Onur. Finalmente, el turco tiene en sus hombros la enorme responsabilidad de cubrir la debacle con un éxito rotundo que no sé si logrará con facilidad.

El mundillo económico televisivo es más intrincado que los casos Penta y Cascada juntos. En la pantalla chica, los balances anuales contemplan que los proyectos que se realizan y se guardan, para ser emitidos en meses o hasta años posteriores, son parte del activo de las estaciones y no pasan al estado de resultados anual, con lo cual no se considera una pérdida económica sino más bien un bien pasivo.

Sin embargo, los programas que son cancelados se asumen como una pérdida, lo cual exige que sea incluido en el estado de resultados anual. Es por esto que en las últimas semanas se ha visto un movimiento inusitado en el cuarto piso de la estación de Luksic, a la espera de poder “disfrazar” ante el directorio tamaña pérdida económica.

Una fuente de la estación me comentó que “estuvieron hace tres semanas encerrados dividiendo esas lucas entre varias producciones y tratando así de que el golpe no acusara una mala gestión, la que es evidente y además se ha convertido en un secreto a voces en el canal. Todos saben que se farrearon 3 millones de dólares. Y ad portas de una negociación colectiva, esto no da para nada una buena señal”.

Claramente, en el balance final estos 3 millones de dólares van a aparecer de todas maneras como una pérdida de la estación, pero gracias al “maquillaje” generado en la gerencia y la dirección de producción, que nada tiene que envidiarle a Stefan Kramer y sus personajes, este impasse aparecerá como una pérdida del canal y no como el costo de una decisión editorial cuestionable y enfocada en un solo producto.

De hecho, para el 2015 se prevén sólo dos telenovelas nacionales. Una de ellas irá en horario nocturno y la otra en horario vespertino.

Ninguna de ellas tiene guión ni historia listos y saldrán al aire recién en el segundo semestre. Es por ello que varios de los actores que mantienen contrato vigente luego de la cancelación de la teleserie nocturna serán redistribuidos dentro de estas producciones y recibirán honorarios sin trabajar durante algunos meses.

Otros, en tanto, cuyos contratos vencen en diciembre, están en un difícil pie, ya que en este momento existen muchos profesionales para muy pocos cupos.

Y como nada es gratis en la vida, menos tratándose de acciones que incluyen altas cifras de dinero, en las últimas semanas el director ejecutivo del canal, Cristián Bofill, ha sostenido reuniones con un par de personajes del mundo televisivo en busca de un reemplazante para Zamora, algo que no le saldrá fácil, pues en el mercado, además de Patricio Hernández, Pablo Morales y Javier Urrutia, nadie más ha sabido tomar un desafío así con éxito.

Y, claro, éxitos que han salido caros. En el caso de Morales ha sido bastante inestable y últimamente trae más desventajas que ganancias. Hernández ha tenido varios traspiés aunque se consolida firmemente como un gran programador luego de aprender de sus propios errores, y Urrutia, que lo ha hecho muy bien en La Red, no tiene la experticia para tomar las riendas de un canal tan grande y tan complejo como el 13. Otra cosa es con guitarra, dice mi abuela.

Ahora bien, si Bofill comete el error que recurrentemente se está cometiendo en el 13, donde hoy por hoy existen más ingenieros que gente de televisión en los cargos altos, el corazón de un trabajo que requiere cierta demencia, como es el de la pantalla chica, va a terminar perdiendo la dosis de ingenio que ha hecho exitosos a los más destacados en su momento, como Nicolás Quesille, Juan Pablo González, Daniel Sagüés, Cristian Mason, Rodrigo Leiva y el propio Zamora en el área de entretención.

Un ex ejecutivo me comentaba el otro día su impresión de Canal 13: “Desde la llegada de la administración Luksic las personas han sido utilizadas como carne de cañón. Es el período con más rotación de ejecutivos de la historia de Canal 13 y aún no entienden que están buscando en el lugar equivocado, dándoles espacio a personas con ganas, que han sido muy buenos en ciertas áreas, pero que no están hechos para sus funciones nuevas”.

Muchos consideran que Cristián Bofill, nuevo director ejecutivo del canal, va a terminar por hacer más evidente esta debacle. Sin embargo, las decisiones que ha tomado en el último tiempo parecieran demostrar que tiene muy claro hacia dónde va la mano de la administración Luksic. Y lo está cumpliendo a cabalidad.

En el área de prensa varias bajas considerables ha tenido el canal en el último tiempo. El estilo de pasillo y de off the record se resiente en profesionales que no están acostumbrados al llamado sello bofiliano (impuesto en Qué Pasa y luego en La Tercera).

Sin embargo, el mandamás del canal cuenta con el apoyo irrestricto del clan Luksic, quienes disfrutan al conocer de sus reuniones en el Sheraton y el Hyatt con políticos y líderes de opinión como Rodrigo Hinzpeter para analizar la realidad nacional.

Pero volvamos a la pantalla y dejemos a un lado la industria por un momento. ‘El Sultán’, la gran apuesta del 13, es riesgosa. Por algo Mega no quiso comprarla en abril y eligió a ‘Fatmagul’.

Si bien es cierto que el actor que encarna a Onur y que protagoniza ‘Las Mil y Una Noche’ se ha ganado el cariño de las chilenas como alguna vez lo hizo Roberto Vander cantando “Como un Águila”, ‘El Sultán’ es una historia de época basada en hechos reales ocurridos durante la Guerra de Crimea.

Es política y menos romántica que ‘Las Mil y Una Noche’, pero tiene a su favor el hecho de que se programó de manera inteligente compitiendo con el reality de Mega y no con el hit del año. Eso obviamente le dará ventaja.

Ciertamente, este domingo, cuando se emita el primer capítulo de la telenovela turca ‘El Sultán’, no sólo estará en juego la continuidad de todo un equipo de trabajo sino que, además, la propia continuidad del director de programación… Eso, sin mencionar la consolidación de una figura tan amada y odiada como Cristián Bofill.

De esto dependerá que el vacío de 3 millones de dólares bien haya valido la pena. Hasta entonces, más de alguien espera el anhelado milagro de Navidad con los ojos bien cerrados y la fe ciega.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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