La exponente sevillana llega con un espectáculo autobiográfico que promete emocionar y remecer al público nacional. Son tres conciertos los que realizará la bailaora en Chile de un montaje que cuenta con trece músicos en escena. La artista se plasma en el escenario a través de la música, el baile y la poesía de José Saramago, Miguel Hernández y Antonio Machado.
Es su primera visita a Santiago y por lo mismo, se muestra entusiasta y con muchas expectativas de lo que serán sus tres conciertos en Chile. María Pagés, bailaora sevillana, cuenta con una trayectoria de más de 25 años junto a su compañía, y una serie de reconocimientos por su trabajo. En esta oportunidad, y como carta de presentación, viene a presentar uno de sus shows más alabados y representativos de su vida personal. «Autorretrato» es el montaje en el que la exponente del flamenco se muestra abiertamente ante el público.
“Es una visita muy esperada, porque hace mucho tiempo que quería venir a Chile y ha sido una cadena de no poder con Chile, hasta que finalmente ya vinimos. Pero tengo muchas ganas, me encanta el teatro y nos apetece muchísimo. Creo que es el inicio de un camino que por fin se abrió”, expresa María Pagés.
Tras una larga trayectoria, la bailaora estrenó en 2008 la pieza denominada “Autorretrato” en el Tokyo International Forum. La idea nació en un punto de inflexión de su vida artística y personal, en el que terminaba un ciclo y comenzaba otro. Como el curso natural de la vida, María Pagés era sujeta a transformaciones que, finalmente, la enriquecieron a nivel creativo y modelaron su propia personalidad y modo de transmitir sus inquietudes.
Esa época decisiva influyó enormemente en su creatividad y dio origen a un equilibrio donde creación y vida encontraron su centro. “Ahí me di cuenta que tenía que hacer un alto y decir, a ver, dónde estoy, hacia dónde voy. Y ya tenía el bagaje suficiente de experiencia para decidir claramente los caminos. Y ahí entendí que la creatividad es una, la coreografía flamenca como yo la entiendo, es una creación global”, señala Pagés.
Para la artista el flamenco no se trata sólo de bailar o de crear pasos, sino consiste en un cuerpo complejo conformado por el baile, el cante, la coreografía, la puesta en escena. “Una cuestión orgánica donde todos esos elementos configuran una imagen que es esa primera que me imagino y que a partir de ahí va a desarrollarse un proceso creativo para llegar a esa idea que visualicé desde el principio”.
En este sentido, “Autorretrato” se plantea como una creación global y marca un modo de hacer que es el que Pagés y su compañía emplean hasta ahora. El punto de inflexión se transforma en determinante para lo que la artista viene haciendo a partir de 2008, y entrega un sello que la define en su totalidad, como mujer y como creadora en el flamenco.
Con siete bailaores y seis músicos en escena, la creadora sevillana presenta un espectáculo sincero en el que todos los detalles están cuidados en su totalidad. Vestuario pintado a mano y una escenografía simple pero fundamental. Y a nivel musical, un trabajo de música original creada por los músicos de la compañía, donde el flamenco clásico o tradicional se mezcla con otras fuentes de inspiración como es el caso de la música japonesa.
“Normalmente yo trabajo sin ningún tipo de cortapisa a nivel creativo, si hay una música que me gusta, me inspira, en seguida la agarro y se la muestro a mis músicos y sacamos una versión que se acerca a nuestro modo de interpretar”, explica la artista.
A todos estos ingredientes se agrega uno de gran profundidad y fuerza que es la poesía. A lo largo del montaje se pueden escuchar poemas de Miguel Hernández, Antonio Machado y Gabriel García Lorca. Interpretados por los músicos y por la misma María Pagés, quien es capaz de canalizar las emociones verbalizadas a través de su coreografía. Pero como punto álgido está la palabra de José Saramago, escritor fallecido en 2010 que entabló una estrecha relación de amistad y colaboración creativa con la bailaora sevillana.
“Vamos a escuchar algo que a mí me enternece y cada vez me impresiona más, no lo puedo remediar. Es una maravilla, él ya no está pero tenemos su voz, tenemos su palabra, y creo que eso es muy emocionante en la obra”, expresa Pagés.
El poema fue grabado una vez que la española quería bailarlo y le solicitó contar con su voz. La artista confiesa que conoció a Saramago justamente en ese punto de cambio en su vida, donde un nuevo ciclo comenzaba, y el novelista con su mujer fueron un apoyo incondicional. Es por esto que cada vez que vuelve a escuchar su palabra se emociona y siente como si volviera estar a su lado, con su apoyo y empuje.
En “Autorretrato” priman el sentir y la honestidad de la artista, quien se presenta como una persona común, explotada en su humanidad y emocionalidad, dado que “el arte y el artista es un intermediario, ayuda a cultivar o a intentar que las personas cultivemos nuestras emociones. A transmitirlas, a provocarlas, a crear reflexión”.
De esta forma, parte de la emoción como una porción inseparable del ser humano, como el motor de una acción que luego se va a plantear y reflejar en cualquier situación de la vida. Sin embargo, para María Pagés, actualmente este es quizá el aspecto más descuidado en la sociedad, ya que el foco suele estar en el dinero y lo material.
“En Autorretrato me planteo como una mujer cualquiera, que tengo una edad, que soy madre, que soy compañera sentimental de otra persona, que tengo a mis amistades, que tengo mi vida, mi pasado y mi futuro. Soy una intermediaria simplemente”, sentencia.
Foco de todas las miradas en el flamenco es la mujer. La bailaora que, con energía y potencia, transmite su feminidad y se sitúa en un espacio propio, desde el que se presenta como individuo empoderado. No obstante, la mujer no siempre ha poseído ese lugar, en realidad lo ha ido construyendo del mismo modo que se ha abierto paso en el orden sociopolítico: “La figura de la mujer en el flamenco es la propia figura de nuestra trayectoria social política que hemos tenido en España”.
En un principio el cante y el toque de guitarras estaban acotados al círculo masculino, y la danza, como suele suceder, tenía a la figura femenina mucho más presente. La realidad del flamenco fue evolucionando en conjunto con los eventos históricos, así tanto la dictadura como la transición a la democracia han marcado la expresión artística en distintas etapas. “Pues todo eso ha influido en lo que es nuestro arte, porque al final el arte es la expresión de lo que está pasando”, afirma.
El arte del flamenco nació en los círculos populares de Andalucía, en un entorno marginal que se daba cita en las calles y en las casas, en reuniones sociales. Esta expresión artística fue escalando posición hasta situarse poco a poco como un arte. En ese trayecto se alimentó de una gran cantidad de aportes culturales del entorno y de los artistas creadores, quienes entregaron su punto de vista y su modo de transmitir.
Un arte relativamente moderno, que ha necesitado siglos para constituirse en lo que hoy es. El flamenco, como una reunión cultural, que a mitad del siglo XIX ya se concretó como arte y a partir de ahí no ha parado de evolucionar. “No nació como un arte, nació como una expresión popular, pero se convirtió en un arte. Eso es maravilloso, yo creo que eso le da una potencia, una fuerza, porque se ha hecho a sí mismo”, dice la artista española.
Actualmente el diálogo que se da entre un músico clásico y un músico flamenco es casi natural. María Pagés y su compañía son ejemplos de esto, cuentan con músicos clásicos como violinistas y chelistas, además de haber compartido escenario con Tamara Rojo, Ángel Corella y Plácido Domingo. “El flamenco es capaz de dialogar con cualquier otra expresión artística y ahora el diálogo es de tú a tú, eso es subir escalón tras escalón”, concluye la bailaora de flamenco.
María Pagés se presentará con «Autorretrato» el 24 y 25 de marzo en el Teatro Municipal de Santiago, y el 28 de marzo en el Teatro del Lago de Frutillar.