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La mirada social de Alejandro Aravena, el primer chileno en dirigir la prestigiosa Bienal de Venecia 2016 de Arquitectura

La mirada social de Alejandro Aravena, el primer chileno en dirigir la prestigiosa Bienal de Venecia 2016 de Arquitectura

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Es uno de los arquitectos más renombrados del país. “Si uno en la ciudad identifica estratégicamente proyectos de transporte público, de espacio público, de infraestructura, de vivienda, con el mismo sueldo que tiene en este momento una persona tú le puedes mejorar sustancialmente la calidad de vida”, asegura.


En julio del año pasado, el arquitecto chileno Alejandro Aravena (1967) fue nombrado director de la famosa Bienal  de Venecia 2016, que se desarrollará entre mayo y noviembre del próximo año.

Fue un hito más en la carrera de este profesional, que en el mismo evento obtuvo en 2008 el León de Plata, antes recibió la Medalla de Arquitectura Erich Schelling (Alemania, 2006) y desde 2009 ha sido jurado del Premio Pritzker, denominado el Nobel de la arquitectura.

Egresado de la UC, profesor visitante de la Universidad de Harvard, sus obras incluyen edificios educacionales (como el Centro de Innovación del campus San Joaquín de su alma máter, que obtuvo el premio Design of the Year 2015 por el Museo de Diseño de Londres), institucionales, edificios corporativos, culturales y públicos, además de viviendas multifamiliares y casas privadas.

Por la equidad

Aunque en Chile el trabajo de un arquitecto se asocia a grandes edificaciones o a viviendas inalcanzables para la mayoría, Aravena estima que sin duda puede aportar en el ámbito público para brindar soluciones.

“Es real en el sentido que uno tiende a asociar al profesional y el pago de un profesional para hacerse cargo de lo que se construye solamente se puede pagar cuando hay ciertos niveles de ingreso, pero eso en el ámbito privado”, afirma.

“El desafío que tenemos nosotros es que los arquitectos podamos participar de las discusiones que son públicas, que tienen que ver con el bien común. En ese plano, diría yo, si hay algún acuerdo en este momento en los desafíos que tiene no sólo Chile, es que tenemos un problema no resuelto con la inequidad, que es mucho más que un problema económico, es un problema cultural, un problema social, incluso racial”, afirma.

Centro de Innovación UC Anacleto Angelini

Centro de Innovación UC Anacleto Angelini

Para Aravena, desde ese punto de vista, la arquitectura, y sobre todo la ciudad, puede tener un rol muy importante en corregir inequidades porque mejorar calidad de vida sin depender de la redistribución del ingreso, “que es casi lo único que se escucha cuando se habla de corregir inequidades”.

“Si uno en la ciudad identifica estratégicamente proyectos de transporte público, de espacio público, de infraestructura, de vivienda, con el mismo sueldo que tiene en este momento una persona tú le puedes mejorar sustancialmente la calidad de vida”, asegura. “Por eso nosotros hablamos tantas veces esta idea de que la ciudad es un atajo hacia la equidad”.

Interior

Interior Centro de Innovación UC Anacleto Angelini

En su opinión, por medio de proyectos urbanos se puede mejorar la calidad de vida, probablemente el rol más potente que tiene la arquitectura.

“Finalmente la contribución de los arquitectos a este tipo de desafíos como los que plantea tu pregunta es por medio del diseño. Lo que hacemos nosotros son proyectos, formas, construcciones. Y ese músculo capaz de responder con la mayor calidad de diseño posible eventualmente tú lo entrenas en estas construcciones que tú describes como inalcanzables”, dice.

“Yo en ese sentido no tendría ningún complejo en que el conocimiento, la capacidad formal de diseño de alto estándar, lo lleve luego a estas materias que tienen que ver con la construcción de un bien público”, concluye.

Arquitectura y cambios sociales

Tomando en cuenta la carrera de Aravena, se advierte que sus intereses en relación a la arquitectura están muy ligados a lo social y político. ¿Considera que la arquitectura puede generar cambios sociales o aportar a que estos se generen?

“Yo esperaría que sí”, responde. “Uno tiende a ver que cada vez más en el mundo los desafíos que tenemos son complejos, son multidisciplinarios, son transversales, y en ese contexto el recurso más escaso tiende no a ser el dinero sino la coordinación y la síntesis”.

Viviendas sociales "Quinta Monroy"

Viviendas sociales «Quinta Monroy»

“Y en el núcleo de la arquitectura está el proyecto, el hacer propuesta, que diría yo tiene dos condiciones, si hay una arquitectura de poder de síntesis, es decir, que en realidad es compleja, sin reducir la complejidad inicial del problema, identifica aquello que es más relevante, más prioritario, y con eso ordena la información en clave de propuesta”, señala. “Esta doble condición de síntesis y de reordenación de la información en clave de propuesta, diría yo, es el potencial de contribución de la arquitectura a desafíos que tienden a no tener fronteras”.

Aravena ejemplifica con los problemas que enfrentamos en Santiago con la polución del aire, que “no hace ninguna distinción entre ricos y pobres”.

“¿Quién es el ministerio que tiene que hacerse cargo de eso?”, se pregunta. “Es transversal y multidisciplinario, por nombrar un solo caso. Es el momento que creo que la arquitectura puede contribuir con capacidad de síntesis y ordenación de la información en clave de propuesta”.

Primer latinoamericano

Finalmente, resulta ineludible hablar de su designación al frente de la Bienal, sobre todo tomando en cuenta que es el primer latinoamericano en ejercer dicho cargo, en un contexto donde a pesar de la globalización, “la arquitectura todavía depende mucho de sus contextos locales”.

“Puede ser que haya unos flujos de capital que tiendan a homogeneizar las aproximaciones, pero finalmente un proyecto de arquitectura se tiene que ejecutar con lo que está disponible en su contexto cercano, de la mano de obra disponible, las tecnologías disponibles, las capacidades institucionales, y eso, de alguna manera, si no es tomado en cuenta, lleva a una cierta mediocridad en la solución”, advierte.

Torres siamesas, Campus San Joaquín Pontificia Universidad Católica

Torres siamesas, Campus San Joaquín Pontificia Universidad Católica

“En la medida que eso es atendido, la arquitectura tiende a dar sus mejores frutos”, continúa.  “Suponer que vivimos en un mundo global, desde ese punto de vista, tiende a llevar a las peores arquitecturas. Si ese supuesto es cierto, entonces yo creo que la elección de alguien, que tiene su punto de partida en un contexto y en unas circunstancias que son muy friccionadas, que son muy difíciles, y que es el caso de la mayoría del mundo, yo creo que es un mensaje importante”.

Para este profesional, en sus palabras, el primer mundo, que es una especie de centro de producción cultural, no necesariamente tiene que llevar adelante los proyectos, las ciudades que construye, el entorno construido, con esta cantidad de restricciones y fricciones.

“Desde ese punto de vista me parece muy sano que alguien desde una cierta periferia, de un contexto con una carga de realidad muy importante, pueda venir, con ese lente, a tratar de mostrar qué es lo mejor que se está haciendo en el mundo para mejorar la calidad de los lugares donde vivimos”, señala.

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