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Joshua Oppenheimer, el cineasta que mira a Chile al presentar secuela de “The act of killing” sobre violencia en Indonesia “The look of silence” se estrena el 25 de septiembre en Fidocs 2015

Joshua Oppenheimer, el cineasta que mira a Chile al presentar secuela de “The act of killing” sobre violencia en Indonesia

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Si en la primera parte los que hablaban eran los asesinos, en la segunda parte del documental sobre la orgía anticomunista vivida en Indonesia en 1965 son las víctimas las que se atreven a dar su versión tras 50 años de silencio. Para el cineasta, esta película aborda la cuestión de “cómo es para gente común, en especial los sobrevivientes, vivir en una sociedad cincuenta años con miedo”.


Primero fueron los victimarios, quienes relataban casi con orgullo cómo habían torturado y asesinado “comunistas” tras el golpe de Estado. Ahora las que asoman son las voces de las víctimas: hermanos, hijos, viudas. Todos protagonistas de una historia violenta que recién ahora se comienza a hablar.

Podría ser Chile, pero es Indonesia. Ocho años antes de “nuestro golpe”, medio millón de personas fueron asesinadas allí en una orgía anticomunista que, contada por los victimarios, el cineasta estadounidense Joshua Oppenheimer (Estados Unidos, 1974) retrató primero en su film candidato al Oscar, The act of killing(2012).

Ahora es el turno de The look of silence (2014), donde la palabra la tienen las víctimas. Una cinta que el festival de documentales (FIDOCS) estrenará en exclusiva el viernes 25 de septiembre a las 22:00 horas en el Cine de la UC (Alameda 340, Metro Universidad Católica) y repetirá el domingo 27 a las 21:15 en el Cine Arte Alameda (Alameda 139, Metro Plaza Baquedano).

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¿Cómo vivir con los asesinos?

«Siempre consideré que habría dos películas”, señala Oppenheimer a Cultura + Ciudad. “Ambos filmes en conjunto forman una sola obra que espero sea mayor que la suma de las partes”.

Para el cineasta su última película se acerca más a lo que quiso filmar en un principio. Esto se explica porque cuando llegó a Indonesia en 2001, con la idea de filmar el intento de un grupo de trabajadoras de crear un sindicato en una plantación de aceite de coco, y se enteró de la matanza de 1965, Oppenheimer intentó hacer un documental con los sobrevivientes, pero el gobierno lo impidió.

Por sugerencia de las víctimas, el cineasta habló entonces con los asesinos, quienes no sólo accedieron a hablar, sino que se jactaron de sus crímenes. Uno de ellos, Anwar Congo, es el “protagonista” del primer film.

“Madre, ¿cómo te sientes viviendo rodeada de los asesinos de tu hijo?”, es uno de los diálogos que se ve en esta segunda parte, producida, tal como el film número uno, por el afamado director alemán Werner Herzog, junto a Errol Morris.

En esta ocasión, una familia descubre cómo fue asesinado su hijo y quiénes fueron los victimarios. El hermano más joven está decidido a terminar con el yugo de silencio y temor bajo el cual viven los supervivientes y enfrenta a los asesinos, algo inimaginable en un país donde estos y sus aliados siguen en el poder. ¿Como aquí?

Cincuenta años con miedo

“Debo decir que las dos películas son fundamentalmente diferentes”, aclara Oppenheimer. “Creo que ‘The act of killing’ aborda las mentiras, las historias y las fantasías que los asesinos se inventan para poder vivir consigo mismos”, explica. “The look of silence”, en cambio, aborda la cuestión de “cómo es para gente común, en especial los sobrevivientes, vivir en una sociedad cincuenta años con miedo”.

En Indonesia, el impacto que causó la primera película se repitió con la segunda. El año pasado, fue declarada en ese país como la cinta del año. Para Oppenheimer, si “The act of killing” impulsó por primera vez al gobierno a reconocer que lo ocurrido en 1965 fue un crimen contra la humanidad, ello permitió que “The look of silence” pudiera finalmente proyectarse en la isla, incluso siendo distribuido por dos entes gubernamentales, algo antes inimaginable, con más de 4.000 exhibiciones.

Oppenheimer cuenta casi con orgullo que Adi, el protagonista, incluso recibió una ovación de quince minutos tras el estreno en un teatro para 500 personas al cual llegaron tres mil, por parte de una audiencia “que no podía creer su valentía”, siendo considerado incluso por algunos como un “héroe nacional”.

“Si ‘The act of killing’ obligó a los indonesios a finalmente hablar sobre los crímenes de 1965 y el régimen criminal que construyeron los asesinos, ‘The look of silence’ hizo imposible para ellos ignorar la prisión de temor en la cual cada uno sabe que están viviendo. Todo aquel que ha visto el film se ve obligado de alguna forma a apoyar la causa por verdad, reconciliación y algún tipo de justicia”, reflexiona.

Cuando el arte logra un cambio

Por humildad, Oppenheimer se resiste a decirlo, pero de alguna forma estas películas han hecho un cambio en la sociedad indonesia.

“No quiero sonar arrogante, pero me honra que haya sucedido”, afirma. “Werner Herzog, uno de los productores ejecutivos, me dijo ayer, tras seguir el impacto del film en Indonesia, que el arte usualmente no logra cambios, hasta que efectivamente sucede, y que eso sucedía en momentos extraños e impredecibles”.

“Al filmar yo sabía que estaba colocando una semilla, pero no sabía cuando florecería. No sabía si el film iba a ser ‘redescubierto’ en veinte años  o si íbamos a hacer una diferencia en cinco, ni si el suelo ya estaba fértil”.

Para el cineasta, el éxito del film se debe a que no intenta mostrar nueva información que gente no sabía, sino que habla de cosas “que todos en Indonesia sabían, pero que no debatían por temor. La gente sabía lo ocurrido, pero no podían hablar de eso. Tal como en el cuento del emperador desnudo, todos saben que lo está pero nadie lo dice, hasta que un pequeño niño lo hace”.

“Todos saben que viven en una sociedad que no puede ser realmente una democracia sin comunidad, y no puedes tener una comunidad si todos temen al otro. Este film logra visibilizar eso y hace imposible no hablarlo. Obviamente estoy feliz de que haya sucedido, por la respuesta del público, por el apoyo a Adi, por el debate nacional que ha encendido”, resalta.

A pesar de todo esto, el realizador recalca que esto “no es el fin del camino, sino el comienzo”.

“El gobierno aún no ha pedido perdón oficialmente por lo ocurrido en 1965. Hay mucha resistencia a saber la verdad, que es la base genuina de la reconciliación, y proviene de los asesinos y sus aliados, que no quieren que se exponga su poder por lo que es básicamente, como fruto del asesinato”, afirma.

¿Como aquí?

La situación chilena

Oppenheimer sabe muy bien que en Chile vivimos algo similar, y que tal como Estados Unidos apoyó la represión de 1965 en Indonesia hizo lo mismo en 1973 en Chile.

También que poco antes del golpe militar de 1973, las calles de Chile se llenaron con la consigna “Yakarta ya llega”, en alusión a la matanza que vendría. “Fue una campaña de terror, creada por la CIA, para decir, miren, lo que pasó en Indonesia puede suceder en Chile”.

Al cineasta también le conmueve saber que En Chile se miran estas dos películas “no como retrato de algo que sucedió muy lejos, en otra parte del mundo, sino algo cercano en lo cual se reconocen a sí mismos y los sucesos de su sociedad”, sin olvidar que “el terror ha sido creado como una política global, por Estados Unidos, en la Guerra Fría, en las directrices del anticomunismo, como ingrediente fundamental de la economía global”.

Oppenheimer hace alusión a que en un momento de The look of silence se muestra cómo en su momento la matanza fue presentada como una victoria para la libertad y la democracia, entre otros, por la empresa estadounidense Goodyear, que en 1965 usaba trabajo esclavo para fabricar condones y neumáticos en la isla.

“En Chile, donde conocen bien la intervención norteamericana, nos podemos preguntar finalmente si ésta fue en nombre del anticomunismo ideológico y de la lucha del ‘mundo libre’ o en realidad se trató una excusa para el asesino pillaje de las corporaciones”, que querían recuperar las empresas que el gobierno de Salvador Allende había estatizado.

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