Aunque es líder mundial en la categoría, la opinión pública lo desconoce. «El IND es un fantasma para los deportistas no federados, ¡es como si no existiéramos!», lamenta. «Es una triste realidad por la que atraviesan muchos deportistas chilenos».
Cuando faltan pocos días para el 6 de abril, José Martínez (Iquique, 1979), campeón mundial de sandboard, aún no sabe si podrá participar en la etapa del Tour Mundial que se comenzará ese día en Egipto.
Este deportista, que practica la especialidad desde los 12 años, además debe enfrentar las etapas de junio y julio, en Estados Unidos, donde además fue invitado a un programa de formación de instructores profesionales de la Federación Mundial de Sandboard (Dune Riders International, conocida como DRI), Perú y Brasil. El circuito terminará en diciembre en su ciudad natal.
«Participar en estas cinco etapas significa un gran costo en pasajes, equipamiento y gastos en general, aproximadamente 10 millones de pesos», cuenta Martínez. «No es seguro si el Municipio de Iquique pueda apoyarme con el total de estos viajes, por lo cual mi participación no está asegurada».
Por eso se está planteando de abandonar el Circuito. «Personalmente me es imposible mantener el nivel competitivo si no entreno al menos cinco o seis horas diarias, y con mi trabajo dando clases y fabricando tablas sólo puedo cubrir los gastos de mi familia», confiesa.
«Tengo dos hijos en edad escolar y como cualquier chileno muchas cuentas que pagar cada mes. Me gustaría poder seguir el Circuito Mundial, pero no depende de mí. Conseguir un apoyo real del IND o cualquier institución es una utopía, te piden tanto, como formar federaciones y presentar proyectos de trabajo para el año. Yo no tengo tiempo para eso, si me dedico a formar federaciones y a hacer proyectos, ya no tendría tiempo de entrenar ni para mi familia».
«El IND es un fantasma para los deportistas no federados, ¡es como si no existiéramos!», lamenta. «Es una triste realidad por la que atraviesan muchos deportistas chilenos».
Foto: Gonzalo Muñoz Urrutia
Martínez comenzó a cultivar su pasión a comienzos de los años 90, cuando un compañero del colegio lo invitó a probar una tabla que le había fabricado su padre.
Iquique, por su gran cantidad de dunas, es un lugar ideal para este deporte.
«Ese primer día supe que es sandboard era lo mío», recuerda. «Fue conexión directa con la tabla y la arena».
A principios del 2000, viajó a España y Marruecos. Allí, en el desierto del Sahara, filmó un documental sobre el sandboard para la televisión ibérica.
Dedicado a la tabla, siempre fue independiente. «Nunca trabajé para nadie, ni he tenido contrato de trabajo. No me interesa, la verdad. Lo importante es vivir de lo que te gusta, ¿si no qué sentido tiene la vida? Cuando no había nieve (para hacer snowboard) practicaba longboard (skate) en las carreteras. Los deportes de tabla son un estilo de vida, no se trata sólo de competir. La tabla te ayuda a jugar con la gravedad, tú pones los límites, ¡el goce es garantizado!».
No ha sido fácil. Martínez se ha podido mantener principalmente fabricando tablas de sandboard que vende y dando clases en su ciudad natal. También ha tenido el apoyo de dos patrocinadores: la Municipalidad de Iquique y la bebida energetica «Blue Magic». Han sido ellos quienes han financiado su participación en el Circuito Mundial los años 2014- 2015.
El año pasado, ese apoyo tuvo sus frutos: se convirtió en campeón mundial después de participar en cuatro etapas del Circuito en México, Egipto, Perú y Chile. En el ranking mundial lo acompañaron otros dos iquiqueños: Cristian Calcagno (cuarto lugar) y Eduardo Seguel (sexto).
«Este año estoy liderando el Circuito después de ganar el pasado sábado 12 de marzo todas las modalidades de la primera etapa del Circuito en la ciudad de Mexicali, México», cuenta orgulloso.
Foto: Gonzalo Muñoz Urrutia
Para Martínez, el mejor lugar en el mundo para la práctica del sandboard es Iquique. «Contamos con la duna urbana más grande del mundo, el cerro Dragón, que tiene arenas de excelente calidad, permitiendo la práctica de este deporte durante todo el año», asegura. Por eso lamenta que esta práctica sea tan desconocida en nuestro país.
«Creo que el sandboard no se conoce en nuestro país principalmente por la falta de cobertura de los medios», reflexiona. «Desgraciadamente los medios dedican mucho espacio a otros temas y son muy reacios a mostrar nuevos temas o deportes, siempre invadidos por los estereotipos comerciales. Si no eres comercial, no le interesas a los medios».
A futuro a Martínez le gustaría formar nuevos talentos. «A través de escuelas de sandboard me gustaría poder transmitir a los niños que los sueños se pueden cumplir, no importa si eres la oveja negra o el desadaptado, o si todos van en otra dirección, o si cambias mil veces de opinión. Se puede hacer de todo en esta vida, es como cambiar de ropa. Se nos educa para ser monofacéticos, y eso destruye muchos talentos en todos los ámbitos».
