En 2017 un área importante del sector oriente de Santiago comenzará a experimentar un cambio radical. «El muro», como llama el alcalde de Vitacura Raúl Torrealba a la Avenida Kennedy, será hundida en varios tramos para crear sobre ella un manto verde que se sume al concepto del Parque Bicentenario.
Lo que partió como una visión contemporánea sobre la sustentabilidad en la ciudad, de recuperación de espacios, de seguridad y del fin de los muros invisibles que separan unas comunas de otras, está cada día más cerca de convertirse en realidad en Vitacura. La Avenida Kennedy será hundida a varios metros bajo tierra para extender sobre ella el Parque La Unión, un manto verde habilitado como espacio público que se sumará a la perspectiva sustentable del Parque Bicentenario. “Recuperar el espacio público y la calle para la familia. Ese es el concepto” afirma el alcalde de Vitacura, Raúl Torrealba, a la hora de resumir su mirada sobre la ciudad.
No es una idea nueva. Esta forma de entender la ciudad, Torrealba la puso en marcha hace 10 años cuando dio origen al Parque Bicentenario, un espacio al aire libre donde se realizan actividades deportivas y culturales y que se abrió paso a contracorriente de la acelerada expansión urbana de la capital.
“Cuando partimos con esto pensamos que teníamos que recuperar los accidentes geográficos de la comuna para los vecinos. Uno era el río, -Mapocho- que se había convertido en un basural. Cuando se hizo el Metro, los escombros que sacaban en Providencia los venían a botar aquí. Nosotros hemos recuperado eso a través de restaurantes, centros de eventos, gimnasios y parques, con lugares donde la gente camina, anda en bicicleta, trota, toma sol, hace picnics, saca a pasear las mascotas y hace distintas cosas. Eso es vida en común”, afirma a El Mostrador C+C.
“Tenemos un compromiso con las áreas verdes como comuna y quienes quieran usarlas las pueden usar. Yo cuando chico tenía un complejo re grave, que era cuando mis papás me llevaban a la plaza siempre había un letrero que decía ‘se prohíbe pisar el césped’. Y eso nosotros en Vitacura no lo tenemos”.
El edil dice que el Bicentenario se suma a otras áreas verdes que funcionan bajo el mismo concepto. “Una vez me vinieron a hacer una ‘denuncia’ de cómo era posible que los vecinos celebraran en una plaza el cumpleaños de sus hijos. Y les dije que me parecía fantástico, porque ese es el sentido. ¿Te imaginas áreas verdes que estuvieran cercadas, con rejas o qué se yo? Las áreas verdes son para que las usen. Si un sábado hay buen tiempo y alguien que vive en un departamento quiere tomar sol, sólo debe tomar una toalla, un chal o una manta, tenderse y si quiere se toma una bebida. Eso es vida y eso es lo que buscamos”.
Y por eso que lo entusiasma los avances del proyecto del Parque La Unión.
“Hoy día la avenida Kennedy, que es muy importante para la vialidad del sector oriente, es una suerte de ‘muro de Berlín’ que separa Las Condes de Vitacura. La idea nuestra es hundir Kennedy en distintos sectores, partiendo por el sector del Parque Arauco, por un tramo de unos 800 metros a un kilómetro, y en vez que tengamos una autopista que separe las dos comunas, tengamos un parque y la gente pueda pasar caminando con el perro, el niño, el coche, lo que quiera, y los autos pasen por abajo. Mantenemos la vialidad, ganamos áreas verdes, y le facilitamos el desplazamiento a las personas, para que por último se sienten a mirar la puesta de sol. Es un proyecto que ya cuenta con el aval de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas, y estamos trabajando con los concesionarios y el MOP conjuntamente con Las Condes”.
La ejecución de la obra tendría un costo cercano a los US$ 30 millones y se espera que los trabajos se inicien durante 2017.
Para Raúl Torrealba, el hecho que Vitacura sea una de las comunas con más recursos del país es una verdad incómoda. Lo dice bajo el convencimiento de que todo lo que se ha logrado tiene más que ver con un modelo de gestión que ha resultado ser exitoso. “Siempre nos apuntan como el niño rico que tiene todo. Es verdad, tenemos más que muchas comunas; pero dos de cada tres pesos de nuestro presupuesto, dos se van al Fondo Común Municipal, que es redistributivo y solidario con todo el país”.
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Por eso explica su receta: “Si yo trato de hacer un parque con el presupuesto de un año no tengo ninguna chance. Si busco la forma, de acuerdo a la ley, para hacer el parque con un presupuesto de seis años, es posible que sí lo pueda hacer. En el fondo, si yo trabajo con flujos y no con caja, voy a tener con el tiempo posibilidades de construir cosas que no puedo hacer en un año. Este edificio lo vamos a financiar en 20 años. Fíjate que ya tenemos 11 financiados y pasamos la mitad de la cancha. El parque lo hicimos así: este año terminamos de pagarlo. Eso qué quiere decir, que tenemos una suerte de ‘cuponera’ que hemos ido renovando. Cuando arreglaste el living puedes seguir con el comedor y después con la terraza. Eso es lo que tratamos de hacer y eso es gestión, no administración”.
¿Y por qué eso no resulta en otras comunas?. Su diagnóstico es que “hay alcaldes que tienen más dificultades para conseguir la aprobación de las autoridades centrales para actuar de esta manera. Por eso insto a las autoridades centrales del gobierno que sea, a que piensen que este país puede desarrollarse mucho si permiten que los gobiernos locales, llámese municipalidades, actúen con flujos y puedan comprometerse a mediano y largo plazo y no a hacer todo con caja en un año, que es imposible”.
A la hora de los balances, Raúl Torrealba destaca el trabajo que viene desarrollando la comuna en materia de sustentabilidad, con la próxima inauguración de un proyecto para habilitar puntos limpios en todos los colegios municipales, o la incorporación en esos establecimientos de una matrícula de 15 por ciento de niños y niñas con capacidades diferentes, además de los programas de integración que a su juicio deben desarrollarse a la par de las exigencias de la ley para habilitar rampas y mejores accesos e infraestructura para discapacitados.
Esto sumado a proyectos en marcha que prometen que de aquí a 2020 el 20% de los inmuebles de la comuna cuenten con paneles solares fotovoltaicos y otras que avanzan en materia de eficiencia energética y reducción de la huella de carbono.
“En el espectro chileno hay 345 comunas. Yo no quiero decir que somos ni la peor ni la mejor, o que hayamos inventado la pólvora o la rueda, nada de eso. Aquí hemos hecho una gestión acorde a lo que le interesa a la gente y le hemos dado a la gente la comuna que ellos han buscado. Creo que hay muchos alcaldes que lo han hecho, unos en educación, otros en vialidad, etc. Nosotros hemos tratado de escuchar al vecino, que quiere una comuna de baja densificación, con alto porcentaje de áreas verdes y creo que se lo hemos dado”.
La idea de abrir los espacios públicos tiene para Torrealba el mismo sentido cuando se trata de buscar una solución a la sensación de inseguridad que generan hechos delictivos cada vez más frecuentes como los denominados “portonazos”. Por eso se ha empeñado en llevar adelante distintos sistemas preventivos, como la habilitación de un botón de pánico en una aplicación para teléfonos móviles que, en un tiempo probado de alrededor de dos minutos, permite a un funcionario de seguridad ciudadana llegar a un lugar dentro de la comuna donde podría estar produciéndose una emergencia. Eso sumado a otras iniciativas, como el incentivo para que los propios vecinos se organicen en grupos de whatsapp.
Pone énfasis en que lo suyo es la prevención y que en ningún caso el objetivo es llevar a cabo acciones que por ley le corresponden a las policías. “La gente ve mucha televisión y el alcalde no es un Sheriff. Yo no soy policía, no puedo tomar detenidos, no puedo perseguir gente, no ando armado, pero sí puedo tratar de prevenir ese asunto, ¿con quién? Con la gente que tiene ese mandato constitucional, que es Carabineros y la PDI. ¿Ayudados por quién? Por la municipalidad”.
Y enfatiza: «Tenemos que trabajar con los vecinos para que se sientan más seguros y para tal efecto hemos descubierto que es muy importante la prevención, la necesidad de agruparse y asociarse para advertir el delito antes que se cometa. La sensación de inseguridad hace que nos encerremos en las casas detrás de rejas y alambres electrificados, y tenemos que dar esta pelea para que los espacios públicos y las calles sean para los ciudadanos y no para los bandidos. Esa es nuestra lucha y creo que en Vitacura en gran medida lo hemos logrado».