Opinión
Chile necesita actores que se involucren en el desarrollo de proyectos que contribuyan al progreso del país. No basta que sean unos pocos lo que intervengan y sean parte de una donación cuando se tiene a la sociedad, empresas e instituciones que pueden aportar en la mejora de esta área, destinando las donaciones a la adquisición de bienes necesarios para llevar a cabo los proyectos contemplados o actividades específicas relacionadas.
Ciudadanos, gobierno, instituciones, centros y organizaciones están empeñadas en cultivar e incentivar la cultura en el país la cual es de naturaleza necesaria para el desarrollo íntegro de Chile.
La Ley de Donaciones Culturales, que fomenta la intervención de privados y empresas, no sólo beneficia el desarrollo del patrimonio cultural, sino que también apunta a tener, como consecuencia, nuevas disciplinas, actividades y proyectos de índole artística y tecnológicas. Sin embargo, actualmente, esto se desarrolla solo entre el mutuo trabajo entre la colaboración pública y gobierno.
La pregunta es, ¿cuáles son los componentes que se ausentan dentro de este trabajo en equipo?
El capital humano debería formar parte esencial a la hora de componer este desarrollo cultural. De hecho, una de las modificaciones a la Ley fue precisamente integrar a la sociedad civil a este proceso estableciendo puntos participativos como la incorporación de nuevas categorías de donación, aumentando los beneficiarios, fundando fiscalización, aumentando los plazos para la ejecución de los procesos y posibilitando la comercialización de los bienes que surjan producto de los proyectos.
[cita tipo=»destaque»]El capital humano debería formar parte esencial a la hora de componer este desarrollo cultural. De hecho, una de las modificaciones a la Ley fue precisamente integrar a la sociedad civil a este proceso estableciendo puntos participativos como la incorporación de nuevas categorías de donación, aumentando los beneficiarios, fundando fiscalización, aumentando los plazos para la ejecución de los procesos y posibilitando la comercialización de los bienes que surjan producto de los proyectos.[/cita]
Otro miembro activo que debe componer la Ley de Donaciones Culturales es la empresa privada, la cual debe apuntar al financiamiento para beneficiar y sustentar disciplinas, actividades, bienes y proyectos culturales. Lo anterior supone nuevas formas de financiar la cultura, donde el Estado y los diferentes sectores, privado y personas participan por igual en el desarrollo de ésta.
En el año 2013 se promulgaron varias reformas que contribuirían a la Ley de Donaciones con fines Culturales y si bien las reformas apuntaban a aumentar el universo de donantes, aún no es suficiente.
La alta demanda por servicios y bienes relacionados a la cultura y proyectos artísticos han significado que la Ley se modifique, incorporando nuevos beneficiarios que apoyen la donación. Así también el Fisco que juega un rol importante mediante aportes de crédito.
En el caso del área de las TIC es fundamental que exista un financiamiento sostenido para el desarrollo de proyectos. Las tecnologías crecen explosivamente día a día y éste necesita de un apoyo que impulse su progreso y expansión de manera de posicionarla como uno de los soportes primordiales del país.
Cabe destacar que es esencial que, para que la “Revolución Digital” avance acorde a los tiempos, ésta no sólo dependa del apoyo por parte del Estado, sino por todos quienes conformamos la nación, desde empresas, instituciones y ciudadanos.
Chile necesita actores que se involucren en el desarrollo de proyectos que contribuyan al progreso del país. No basta que sean unos pocos lo que intervengan y sean parte de una donación cuando se tiene a la sociedad, empresas e instituciones que pueden aportar en la mejora de esta área, destinando las donaciones a la adquisición de bienes necesarios para llevar a cabo los proyectos contemplados o actividades específicas relacionadas.
Marcelo Román
Gerente General ACTI
