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«Yo antes de ti», un drama existencial antes que historia rosa Esta historia es la adaptación del bestseller de la escritora Jojo Moyes

«Yo antes de ti», un drama existencial antes que historia rosa

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Cristóbal Aguilera Medina
Por : Cristóbal Aguilera Medina Abogado, Universidad de Los Andes
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En esta película lo único verdaderamente constante es la sensación de angustia que produce el existir, y que se configura en una secuencia de encuentros que transitan entre la esperanza y la desesperanza.


Yo antes de ti no es una “película de amor” como se ha anunciado en los medios de comunicación y en la crítica especializada. Es, más bien, la historia de un joven empresario que, luego de sufrir un accidente que lo deja tetrapléjico, decide acabar con su vida por no encontrarle ningún sentido. Y, por más esfuerzo en representar las escenas con la música de Ed Sheeran y con colores rosa, verde y violeta –los colores preferidos de Louisa– lo único verdaderamente constante es la sensación de angustia que produce el existir, y que se configura en una secuencia de encuentros que transitan entre la esperanza y la desesperanza.

En este sentido, Thea Sharrock, de la mano de Jojo Moyse –el autor de la novela inspiradora de la película– cede a la tentación postmoderna de dibujar con trazos románticos el crimen de la eutanasia, lo que se traduce en un mensaje tan doloroso como falso: que en ciertas condiciones –podría remplazarse el estado tetrapléjico por cualquier otro–la vida humana se convierte en un sinsentido.

¿Qué tan cierto es todo esto? El hombre tiene por naturaleza un fin que es la felicidad. Y esa felicidad no depende –no absolutamente– de las condiciones físicas de la persona. Esa felicidad exige mucho más; como diría Chesterton, no es externa, sino interna, y es verdadera cuando se alcanza en medio de las cosas que llamamos tristes, como el estado tetrapléjico.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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