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Nicanor Parra y su relación con Allen Ginsberg y el movimiento beatnik El antipoeta cumplió esta semana 102 años

Nicanor Parra y su relación con Allen Ginsberg y el movimiento beatnik

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Citado como influencia literaria, Nicanor Parra era profundamente admirado por Allen Ginsberg, el padre de la “Beat Generation” y uno de los poetas norteamericanos más importantes del siglo 20. “Nicanor es el creador de una poesía explosiva, más sofisticada e inteligente que la de Neruda, incluso en la poesía política”, dijo el beatnik.


“Otra persona que me gusta es Nicanor Parra, un poeta de 45 años que siempre se está enamorando de chicas suecas, escribe poesía inteligente y sincera y es también un gran matemático que estudió en Inglaterra. También fue a China y aceptó y cree en las enseñanzas de Mao Tse –tung’s Yenan”, escribió Allen Ginsberg, o más conocido como el padre de la “Beat Generation” (movimiento literario de la posguerra que tuvo entre sus filas a escritores de la talla de Jack Kerouac y William Burroughs).

Mientras en Estados Unidos los beats bailaban y escribían embriagados por las notas del jazz , acostándose sedientos por instaurar una nueva sensibilidad literaria –alejada de los valores tradicionales–, Nicanor Parra ya estaba pronto a publicar sus “Poemas y antipoemas”, renovando la atmósfera literaria de Chile con su singular irreverencia, humor negro y cotidianeidad.

Después de publicarse, su obra comenzó a despertar admiración en poetas del otro lado del mundo. En bares de jazz, en carreteras abandonadas, en moteles de segunda mano. Ahí, donde se escribían los poemarios y novelas que hasta hoy siguen siendo fuente de inspiración para millones de jóvenes. Hablamos de “El aullido”, de Allen Ginsberg; “En el camino”, de Jack Kerouac; y “El almuerzo desnudo”, de William Burroughs.

allenginsberg

Allen Ginsberg

La comparación entre Nicanor Parra y los poetas beatniks no es una invención, pues son varios los escritores –entre los que destacan Mario Benedetti y Mercedes Rein– que han establecido puntos de encuentros entre el chileno y los norteamericanos.

“En los beatniks hay una amarga y aceptada impotencia, que se contrapone con la agresividad de Nicanor Parra, quien la usaría para modificar el mundo que detesta”, expresó Benedetti. Por su parte, Mercedes Rein dijo que “tanto Cortázar como Parra empiezan a producir sus obras en la década de los 50; ambos comparten la influencia cultural anglosajona, se vinculan con la poesía beatnik, son cosmopolitas eclécticos y coinciden en cierto esoterismo, así como en su vocación antirretórica; ambos parecen definirse, por fin, contra la política de los Estados Unidos, pero no se hacen comunistas (como Neruda, como Vallejo), permanecen más bien en una actitud de francotiradores”.

Pero también hay otros, en un afán más crítico, que desmitifican la relación entre el antipoeta y el mundo beat. “Se parecen en muchas cosas, pero de forma más aparente que real. Ginsberg está por la liberación del lenguaje, es un liberador: quiere que el lenguaje de la calle y el graffiti entren a la poesía; en eso se relaciona con Parra. Pero hay una diferencia profunda, porque Parra busca alterar el lenguaje de la calle, mientras Ginsberg busca liberarlo. Además, Parra está más por la economía de medios, y Gingsberg tiene poemas muy largos y abundantes, donde su mayor fuerza es la vitalidad, cosa que no caracteriza a Parra, que es mucho más kafkiano”, comenta el escritor chileno Rafael Gumucio.

El “Primer Encuentro de Escritores Americanos”, desarrollado en Chile en los años sesenta, fue la excusa para juntar de una vez por todas a escritores como Gonzalo Rojas, Ernesto Sábato, Nicanor Parra, Allen Ginsberg y Lawerence Ferlinguetti.

Durante la lectura del poema “Superpoblación”, de Ferlinguetti, una persona en el público se levantó y dijo: “En mi modesta opinión, encuentro ciertas analogías de ritmo y construcción entre nuestro poeta Nicanor Parra y esta estupenda muestra de Ferlinghetti”. El aludido, también representante del movimiento beatnik e íntimo amigo de Allen Ginsberg, no tuvo problema al decir: “Tiene seguramente la razón el observador. Yo estaba colaborando en una traducción de los antipoemas de Parra, cuando escribí Superpoblación. Dada mi admiración por el chileno, no es raro que algo de él se me contagiara”.

Ginsberg estuvo tres meses en Chile y buena parte en la casa de Nicanor. Conoció y carreteó con Ernesto Sábato, Teillier y Violeta Parra. Anduvo por los bares del centro de Santiago, donde se lo escuchaba aullar: “¡Quiero homosexuales! ¡Quiero cocaína!”. De hecho, se cuenta que cuando le preguntaron, a su llegada Chile, a qué había venido, el poeta respondió: “Vengo a coger”.

“Él estaba más bien en la onda gay, era lo que más le interesaba”, dijo Nicanor, quien alojó al poeta por más de un mes en su casa de La Reina (cosa que llegaría a ser un problema para el antipoeta, a quien Ginsberg exigía que tuviera una buena provisión de drogas). Al mismo tiempo, el chileno y el norteamericano declamaban juntos en los recitales, leyendo cada uno poemas del otro. En una entrevista a la revista “APSI” en los años 80, Ginsberg se refiere a Parra como “el creador de una poesía explosiva, más sofisticada e inteligente que la de Neruda, incluso en la poesía política”.

No es de sorprender que la larga estancia de Ginsberg sacara a Nicanor de sus casillas. Y es que el padre de la “Beat Generation” era un drogadicto intenso (aunque más bien de carácter “recreativo) y también un promiscuo empedernido. Fue así como el antipoeta, en una visita que hizo con Ginsberg a la casa de Stella Díaz (también poeta), simplemente desapareció y lo dejó ahí, sin saber que en unas semanas el beatnik se encamararía en lo alto de un peral rogando por un “cogollou” de marihuana (escena que terminó con las amenazas de Luis Viveros, marido de Stella, al decir “¡A balazos te voy a bajar huevón!”).

La amistad, sin embargo, permaneció durante los años. En una carta, escrita por Ginsberg cinco años después de su visita por Chile, se puede entrever el cariño y la admiración que le inspiraba el antipoeta. “Es pasado medianoche, así que me callo con abrazos y saludos y dosvenayas y laegitos, felizand fatiguado, adiós por una momentito Shr Shivati Comrade Comanchero Sir Zeus Nicanor, Señor”.
Incluso, 22 años después de esa carta, ambos poetas coincidieron en un recital donde Ginsberg leía su poema “On cremation of Chogyam Trungpa, Vidyadhara”. Al final de la lectura, se escuchó al beatnik decir: “Siento al público tranquilo, siento al poeta chileno, siento el arcoíris”.

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