Crítica de música
La Orquesta Clásica del Maule a cargo del maestro Francisco Rettig cumplió con creces la exigente partitura y logró darle los colores, tensión dramática y un sonido brillante que colmó la sala talquina. Gian Carlo Monsalve, en el rol de Otello, convenció a la audiencia con su hermoso timbre y gran seguridad en los agudos.
Solo caben elogios para el Teatro del Maule tras el exitoso Otello de Verdi que se presentó, a tablero vuelto, el 16 y 18 de noviembre recién pasado. El debut en nuestro país de Giancarlo Monsalve es parte de la respuesta a estos elogios. Otello es una de las óperas cumbres del repertorio. Las exigencias para solistas, coro y orquesta son desafíos mayores, por lo que no es frecuente verla programada.
La Orquesta Clásica del Maule a cargo del maestro Francisco Rettig cumplió con creces la exigente partitura y logró darle los colores, tensión dramática y un sonido brillante que colmó la sala talquina. Con solo 54 músicos alcanzó un exitoso equilibrio entre los músicos, bandas internas, concertados y solistas.
La puesta en escena estuvo a cargo de Patricio Pérez quien, con pocos elementos en escena combinado con videos marítimos que invadían el escenario, alcanzó una precisión milimétrica en esta propuesta. Apoyados por el vestuario del Teatro Municipal, esta iniciativa confirma la naciente red escénica de colaboración en los teatros en nuestro país.
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La regie a cargo de Rodrigo Navarrete estuvo acorde a la simple y a la vez simbólica puesta en escena, destacando el momento en el que Iago se sube a la mesa tras su famoso Credo. Otro protagonista clave fue el Coro Camerata Vox Lumini, a cargo de Isabel Fredes, que convenció con gran aplomo y elocuente presencia escénica.
La gran novedad era el tenor a cargo del rol de Otello, quien lleva años radicado fuera de Chile y no había aún cantado en nuestro país.
Gian Carlo Monsalve convenció a la audiencia con su hermoso timbre y gran seguridad en los agudos. Este rol lo abordan tenores con gran madurez vocal y vimos aquí un tenor aguerrido que además es un elocuente intérprete.
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Tenía a su lado a una Desdemona de lujo: Paulina González, quien nos cautivó con su timbre de gran belleza y lirismo, sus pianissimos (Canción del Sauce y Ave María), y conmovedora actuación.
El Iago de Leonardo Estévez no fue convincente debido a desafinaciones y una débil presencia maléfica en la creación de personaje. En los coprimarios destacamos a Cassio a cargo de Leonardo Navarro, quien tiene un material sólido y brillante. Parejos y convincentes fueron Nicolás Suazo como Montano, David Contreras como Rodrigo y Daniel Cáceres, como el Heraldo.
Gran apuesta del Teatro del Maule que triunfó con Otello logrando una ovación por el público talquino.
