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Don Letts: “Cada generación necesita su propia banda sonora y no entiendo por qué no hay un movimiento en el siglo XXI» Invitado estelar del Festival Internacional In Edit Nescafé

Don Letts: “Cada generación necesita su propia banda sonora y no entiendo por qué no hay un movimiento en el siglo XXI»

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El DJ y documentalista inglés, hijo de jamaicanos y amigo personal de Bob Marley, Johnny Rotten (John Lydon), Joe Strummer y Mick Jones de The Clash, habla sobre su labor en el surgimiento del punk en los años 70’, donde filmó algunas cintas claves y aportó la mezcla con el reggae que luego sería un sello del movimiento.


Pueden parecer musicalmente opuestos, incluso en su estética y mirada de mundo, pero el punk y el reggae tienen profundas conexiones desde su origen, y eso es algo que puede atribuírsele en total propiedad a Don Letts, el inquieto DJ y documentalista hijo de inmigrantes jamaicanos que fue testigo excepcional de los tiempos del surgimiento del punk en Londres y que por estos días es el invitado estelar del Festival In-Edit Nescafé.

Amigo personal de Bob Marley, Johnny Rotten (John Lydon), Joe Strummer y Mick Jones de The Clash, entre otros, Letts gusta de contar una anécdota definitiva que terminó por unir ambas subculturas. Era 1977 y los rugidos nihilistas del punk estaban asustando a los sectores conservadores de Inglaterra. Por esos días, Bob Marley estaba exiliado en Londres luego de haber sido atacado en su natal Jamaica (le dispararon).

“En ese tiempo yo le vendía marihuana a Marley y un día fui a su casa a buscar una plata que me debía”, recuerda Letts entre risas. “Tenía puestos unos pantalones muy punk y cuando entré a su casa me dijo, Don Letts, pareces un asqueroso punk rocker. No Bob, estás equivocado, le contesté. Esta gente es mi amiga y pensamos de manera similar. Así es que me fui muy enojado y tres meses después él se empezó a informar más sobre el movimiento y luego compuso la canción “Punk reggae party”. La información que daban los medios del punk era muy negativa, violenta y hihilista, pero se trataba de un movimiento sobre el empoderamiento y la libertad”, cuenta Letts.
Con una simpatía y espontaneidad que va a la par de su apasionada manera de narrar la época en que le tocó crecer, Letts vino al país para presentar cuatro de sus filmes, inevitablemente ligados a la explosión del movimiento que en 1976 devolvió la rebeldía al rock y le dotó de una definitiva vocación política. 40 años que el Festival In-Edit Nescafé está homenajeando con una programación especial.

-Es inevitable la pregunta sobre la vigencia del punk, más aún cuando hace pocos días, el hijo de Malcolm McLaren (manager de Sex Pistols) quemó material histórico del punk diciendo que ahora era una marca de corporaciones y del estado, y que era momento de «comenzar de nuevo». ¿Está de acuerdo con este gesto y de que -ahora sí- el punk ha muerto?

-No. Creo que entiendo lo que estaba tratando de decir pero lo hizo de una manera estúpida. El punk rock en el siglo XXI se ha convertido en algo que puedes poner en una caja, donde hay guitarras pero no hay nada original. No puedes poner el espíritu punk en una caja porque no se vende. El punk rock está en la gente que lo necesite y en el siglo XXI aún hay mucha gente que lo necesita. No estoy hablando de guitarras sino que de algo que está en el aire. Ser punk hoy es acercarte a lo que haces: un músico punk, un periodista punk, un profesor punk, un médico punk, eso es lo que el mundo necesita. No se suponía que iba a ser algo nostálgico sino que algo hecho por gente joven para ellos mismos. Era algo valiente y una buena idea.

Y prosigue: “Cada generación necesita su propia banda sonora y en el siglo XXI no entiendo muy bien por qué no hay un movimiento ya que estamos muy enojados y tenemos mucho que decir. Estoy harto de hablar del punk porque no se suponía que fuera algo para mirar en el pasado, se supone que debiera estar vivo. Cuando hice el filme “Punk attitude”, me di cuenta que la gente lo miraba como una cosa nostálgica y quiero que entiendan que no se murió en los 70’ porque no es solo musical. El espíritu punk es el derecho de nacimiento de toda la gente joven. Quizás ya no necesitamos más gente que haga esto en el escenario, pero necesitamos ideas radicales y nuevas en todo el espectro de nuestra vida”.

-Si el punk sigue vivo, entonces ¿dónde está?

-En occidente es como si el punk no hubiese sucedido nunca. Es muy difícil encontrar incluso a algún artista que tenga una opinión sobre él. Pero en otros lados todavía se pueden encontrar a jóvenes que toman una idea y dicen algo, y ahí está el espíritu punk. Es el caso de Sonita, la hiphopera afgana (del cual se presenta su filme en In-Edit Nescafé).

Letts nació en Inglaterra como hijo de inmigrantes jamaicanos. Como dice, crecer en ese país siendo negro e inmigrante era sinónimo de ser “tratado como la mierda”. A diferencia de sus padres, que querían ser ingleses y parte del sistema, el futuro DJ participó de una juventud muy politizada y así llegó a la música, previo paso por el diseño.

En esos años de formación, fue clave el filme jamaicano “The harder they come”, la cinta que globalizó el reggae y le permitió a Letts entender que “la música puede ser un factor de cambio tanto como el cine, y juntar a los dos fue tener un medio muy poderoso. Cuando joven sabía cómo tenía que sonar el reggae pero no había una referencia visual para eso. Con la película vi cómo se podían transmitir esas ideas”, sostiene. Con la explosión punk, Letts se convirtió en el DJ oficial de The Roxy, el primer club punk de Londres y donde conoció a Lydon, Strummer, Jones y Siouxsie Sioux, entre otros. En The Roxy, inoculó en los oídos de movimiento punk la música reggae jamaicana haciendo una combinación que con los años, afirmaría el sonido definitivo de The Clash y de otras bandas como The specials, Madness y The Police. Letts filmó además el primer documental sobre el punk, “The punk rock movie”, en 1978.

“La primera vez que vi a The Clash, Sex Pistols o Marley, fue ver música que era como una patada, socialmente relevante, y hacía que quisieras estar involucrado. Todo eso aún tiene un efecto en la gente y aunque esa época se terminó y la era digital ha matado un poco eso porque las cosas ya no son tan inocentes como antes, la música aún tiene mucho que hacer y decir”.

-Crees que la disolución de The Clash, en 1984, fue apresurada y que quizás pudo haber brillado más en el rock?

-Creo que no se trata ni de la repetición ni de la longevidad. Lo que importa es lo que haces en el espacio que ocupas y si tienes un muy poco tiempo lo que importa es que eso dure para siempre. Tengo una teoría para las grandes bandas y es que muchas de ellas han durado muy poco. The Smiths, The Clash, Led Zeppelin, The Beatles, el tiempo que han durado han sido de 6 u 8 años. Hay excepciones como Rolling Stones y U2, pero mucha gente piensa que su mejor trabajo se hizo en siete u ocho años.

-¿Cuál crees que es la característica más determinante que hizo tan grande a The Clash?

-Oh viejo, creo que una de las principales razones de por qué la gente amaba a los Clash era porque entendieron el poder de su música. Ellos tuvieron impacto en los individuos y en la sociedad, porque creían en la música como herramienta de cambio social. Como Don Letts, creo que la música debe tener potencia y buenas ideas, y los Clash fueron los mejores ejemplos: buena música, buenas ideas y buena actitud. Además tenían muy buen look, algo muy importante.

Letts presentó el pasado viernes el filme “Punk attitude”, suerte de resumen histórico que va desde la aparición de los “Sex Pistols” hasta el último alarido punk que significó Nirvana, y que es su favorita, junto a los filmes “Westway to the world”, sobre The Clash y ganador de un premio Grammy, “Rock’n’roll exposed: the photography of Bob Gruen” y “Carnival!”, más “Superstonic sound: The rebel dread”, documental sobre su vida como hijo de inmigrante jamaicano y su relación con la música británica, y en la que aparece junto a su hijo Jet, también DJ. En este filme, se acredita su aporte al punk como quien introdujo en el punk la base rítmica del bajo del reggae.

“Seguro hay una razón científica de por qué la rítmica del bajo del reggae llega a tanta gente. En la música electrónica usaron la mezcla del dub y reggae como instrumento en sí mismo, algo que inventó Lee “Scratch” Perry y eso fue trasladado a todo el mundo y por eso es parte del tejido de la música popular”, cuenta.

-De todos los músicos británicos con que ha conocido y trabajado, ¿cuál es su favorito?

-Son muchos. Joe Strummer y Mick Jones de The Clash, también The Slits. Con Jones trabajé en Big Audio Dynamite luego de la disolución de The Clash. Siempre amaré a Johnny Rotten, con quien fui por primera vez a Jamaica, y el primer disco de los Sex Pistols, “Never mind the bollocks”, que inició todo el movimiento.

-Como producto del cruce cultural entre Jamaica y Gran Bretaña, ¿qué le parece el camino que se abre con el Brexit? ¿La globalización está en peligro en Inglaterra?

-El Brexit y la elección de Donald Trump son sintomáticos de una gran enfermedad alrededor del mundo, de una moralidad dormida y del declive de la civilización occidental. Es algo terrible, todos somos responsables de ello. Son tiempos de grandes problemas económicos y vivimos tiempos difíciles, pero soy optimista. A menudo cuando los tiempos están muy enfermos, espero que los jóvenes encuentren la medicina.

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