En el archipiélago Madre de Dios, unos de lugares más inaccesibles de la zona austral chilena, los expertos en ciencias de la tierra hallaron una cueva 2, 2 kilómetros de extensión y una profundidad de 140 metros. En el lugar se encontró una rara especie de crustáceo de la familia de los troglobias que evolucionó adaptándose a la vida troglodita o cavernícola. Ministra de Bienes Nacionales anunció que el lugar será postulado a Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Al sur del mundo, entre las fisuras geológicas del archipiélago Madre de Dios, en la región de Magallanes, existen verdaderas cajas negras del pasado del planeta. Bosques primarios e incluso fauna fósil de la época del Paleozoico tardío han permanecido ocultas en extensas cavernas subterráneas e inalterables al paso del tiempo por miles de años, debido a lo inaccesible de esta remota región austral. La única presencia humana registrada se limita a vestigios muy antiguos de los Nómadas del Mar.
Estos impresionantes descubrimientos fue con lo que se encontraron los exploradores de la expedición franco- chilena “Última Patagonia 2017” que recorrió el archipiélago durante los primeros meses de este 2017.
La expedición, que contó con la participación de un equipo de científicos de una amplia gama de ciencias de la tierra como karstólogos, hidrogeólogos biólogos, botánicos, geomorfólogos, herpetólogos e ingenieros, presididos por el presidente de la Fundación Centre Terre, Bernad Tourte, dio cuenta del hallazgo de dos cuevas con huellas del paso del hombre con conchales y restos de fogata, que podrían ser atribuibles a pueblos canoeros.
En una expedición anterior realizada en la misma zona descubrió restos arqueológicos (óseos y pinturas murales), asociados a la etnia Kawésqar, uno de los pueblos indígenas que componen los llamados Nómadas del Mar. Tanto los anteriores descubrimientos como los recientes se encuentran en espacios geográficos muy aislados, lo que ha permitido su conservación. La localidad poblada más cercana es Puerto Edén, situada a a aproximadamente 200 km de distancia
Tourte, explicó que a pesar de las difíciles condiciones de progresión por un terreno muy accidentado y las complicadas aproximaciones a las zonas de exploración, mucho más exigentes que las que el equipo conocía en la zona sur del archipiélago, se establecieron cuatro campamentos avanzados en distintos puntos de la zona de exploración.
Ello permitió que se hallara la que podría convertirse en la cueva con mayor desarrollo de Madre de Dios, con 2, 2 kilómetros de extensión y una profundidad de 140 metros. Además, se encontró una especie de crustáceo de la especie de las troglobias, o sea un animal que ha evolucionado adaptándose a la vida troglodita o cavernícola, en cuevas. Estas especies se han encontrado en muy raras ocasiones en Madre de Dios durante las expediciones anteriores.
Gracias al trabajo multidisciplinario de tipo geográfico y espeleológico desarrollado en el transcurso de las expediciones franco-chilenas, la expedición descubrió en el archipiélago de caliza formaciones de superficie únicas en el mundo, tales como los glaciares de mármol, cometas y champiñones de roca.
Estas calizas se agrupan geológicamente en las Calizas Tarlton, y presentan fósiles del Paleozoico tardío (Carbonífero-Pérmico). Estas rocas se habrían formado en un ambiente intra-oceánico, desarrollándose como la cubierta carbonatada de un monte oceánico (similar a un arrecife), probablemente en un clima tropical.
La expedición de este año, Última Patagonia 2017, centró su trabajo de exploración en la parte norte del archipiélago, entre el seno Barros Luco y el canal Trinidad, una zona inexplorada de difícil acceso y alejada.
Para garantizar la operatividad de la expedición en condiciones de autonomía total y cubriendo todos los aspectos relevantes en términos de seguridad, se transportaron 96 m3 y 35 toneladas de material, víveres y equipo técnico.
El equipo multidisciplinario compuesto por un total de 41 personas, contó con investigadores chilenos de distintas universidades en las áreas de paleobotánica, zoología y geología. El trabajo de terreno permitirá seguir sumando al conocimiento global del inmenso potencial natural de este archipiélago, verdadero laboratorio natural. A final de año Centre Terre entregará una memoria de trabajo al Ministerio de Bienes Nacionales, con el extraordinario valor patrimonial del archipiélago Madre de Dios.
La preparación de la expedición Última Patagonia 2017 significó dos años de trabajo para prepararla y levantar los fondos necesarios. Las expediciones de Centre Terre son autofinanciadas y los participantes de las expediciones (la mayoría son experimentados espeleólogos, actividad deportivo-científica) lo hacen de manera voluntaria y no remunerada.
Nivia Palma, ministra de Bienes Nacionales, se reunió con los científicos de la Última expedición Patagonia 2017 donde se evaluó la posibilidad de postular este archipiélago a Patrimonio de la Humanidad. En la ocasión , los científicos adelantaron parte de sus descubrimientos, los que serán entregados al ministerio a fin de año por parte del Centre Terre en una memoria en el que se destaque el extraordinario valor patrimonial del archipiélago Madre de Dios.
“Estamos descubriendo un territorio con un enorme valor patrimonial y por cierto la Presidenta Bachelet está trabajando para que prontamente podamos plantear este sitio a la Unesco como parte de la lista tentativa de patrimonio mundial”, dijo Nivia Palma, explicando que este trabajo de exploración “nos permitirá como país hacer esta postulación con gran rigurosidad y mucho fundamento”.
La ministra, agregó que “es muy importante, ya que Chile tiene muy pocos sitios inscritos en la lista de patrimonio mundial y casi todos tienen un componente básicamente cultural, y en este caso estamos frente a un sitio que tiene relevancia desde el punto de vista de la historia de la conformación geológica, que podría entregar datos del cambio climático y el asentamiento de comunidades del extremo sur del mundo”.
La secretaria de Estado, junto con felicitar y agradecer “el enorme esfuerzo de los expedicionarios por llegar a este lugar tan alejado al fin de mundo”, recordó que “el archipiélago Madre de Dios es un lugar maravilloso que es propiedad fiscal protegida, territorio del Estado de nuestro país que le pertenece a todos los chilenos y chilenas, por lo que estamos muy contentos con esta alianza tan importante entre Bienes Nacionales con este centro de investigación, al cual pertenece este equipo de expertos”.