Hace más de cuatro décadas se construyó el edificio Gabriela Mistral que hoy conocemos como el Centro Cultural, GAM. Monumental obra arquitectónica que se inauguró en abril de 1972, para la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y el Desarrollo de las Naciones Unidas (UNTACD III). En un tiempo record de 275 días, un equipo de notables arquitectos bajo la conducción de Miguel Lawner, sacaron adelante esta colosal obra que se convirtió en un símbolo ciudadano y cultural en el centro histórico de la ciudad de Santiago. Convirtiéndose de igual forma en un hito latinoamericano de arquitectura moderna y de lo que se ha denominado también como “utopía constructiva».
El mundo hoy vive momentos difíciles y pareciera que la paz es un bien escaso en tiempos en donde imperan muchas veces más la beligerancia que los acuerdos.
La democracia debe velar por el diálogo y la búsqueda de la libertad en todos los sentidos. Escucharnos es una tarea que siempre debemos estar ejerciendo más aún cuando tenemos responsabilidades públicas. Recuperar la libertad en Chile fue un trabajo que, vale la pena recordar, significó que las fuerzas democráticas de nuestro país se unieran junto a toda la gente para iniciar un camino que no ha sido siempre fácil transitar, pero que no me cabe duda, ha tenido logros valiosos y trascendentes para la sociedad chilena.
Estamos conmemorando 45 años desde que se construyó el edificio Gabriela Mistral que hoy conocemos como el Centro Cultural, GAM. Monumental obra arquitectónica que se inauguró en abril de 1972, para la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y el Desarrollo de las Naciones Unidas (UNTACD III). En un tiempo record de 275 días, un equipo de notables arquitectos bajo la conducción de Miguel Lawner, sacaron adelante esta colosal obra que se convirtió en un símbolo ciudadano y cultural en el centro histórico de la ciudad de Santiago. Convirtiéndose de igual forma en un hito latinoamericano de arquitectura moderna y de lo que se ha denominado también como “utopía constructiva”.
En ese entonces, la promesa se cumplió y todo Chile aplaudió un esfuerzo que el propio Presidente Allende calificó como el “reflejo del espíritu de trabajo y la capacidad creadora y el esfuerzo del pueblo de Chile representado por sus obreros, sus técnicos, sus artistas y profesionales”. Hermosas palabras que hoy se encuentran grabadas en el actual Centro Cultural.
Sabemos lo que sucedió el año 1973 y no quiero detenerme, esta vez, en el brutal golpe de estado que sabemos significó una profunda división de la sociedad chilena. El edificio Gabriela Mistral sencillamente pasó a manos de la Junta Militar y se le dio el nombre de Diego Portales, lugar que ocupó la dictadura como sede para ejercer el poder. Atribución que se desvaneció el año 1988 cuando desde el mismo edificio personeros de la dictadura no tuvieron otra opción que reconocer la decisión popular de volver a la democracia después de 17 años de ocupación.
La historia cambió y desde su refundación el año 2006 gracias al impulso de la Presidenta Michel Bachelet, la otrora sede de la junta militar, recuperó su espíritu original y el monumental inmueble fiscal fue devuelto a la ciudadanía tal como fue ideado en el gobierno de la Unidad Popular, como un espacio para la gente, para la creación, la libertad de expresión y la cultura con el nombre que fue fundado, como Centro Cultural Gabriela Mistral.
Hoy los chilenos y las chilenas nos podemos sentir orgulloso de este hermoso lugar y hemos sido testigos del renacimiento de un proyecto social y cultural que beneficia a miles de compatriotas, porque no solo estamos hablando de la recuperación de la memoria de nuestro pueblo, sino además, del futuro y de nuevas generaciones que ven con optimismo, como se expresa en el actual Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM, Corporación constituida el año 2008 bajo el primer Gobierno de la Presidenta Bachelet, un espacio para la participación social y la inclusión de las diversas manifestaciones culturales y artísticas que en el día de hoy, son parte de nuestro tejido social en democracia.
Es necesario aclarar de esta forma, que la segunda etapa, que inició el gobierno en 2014 para construir una gran sala de espectáculos, implicó también impulsar y reforzar el sentido para recuperar la Torre Villavicencio que el Ministerio de Defensa entregó a Bienes Nacionales, desde donde hoy imprimimos energía para que se convierta en el Edificio de la Ciudadanía. Serán entonces las organizaciones sociales de diversa naturaleza, que ya nos habían solicitado espacios para sus actividades y que, en algunos casos esperaron por años, las invitadas a ser parte de este espacio público, que, si bien es un espacio fiscal, debe considerarse, aunque valga la redundancia, un espacio de los chilenos y chilenas.
De esta forma, la convivencia ciudadana entre el Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM, y la Torre Villavicencio, no hacen otra cosa que fortalecer el vínculo entre las organizaciones civiles y la cultura que funciona como epicentro en las dependencias del GAM, espacio que es necesario aclarar, si bien es parte fundacional del proyecto UNTACD III, hoy desarrolla su trabajo como el mayor centro cultural de Chile y uno de los más importantes de Latinoamérica.
Hoy debemos anunciar con mucho orgullo que la Fundación Víctor Jara, tendrá su sede en uno de los pisos del edificio de la Torre Villavicencio. Reivindicación sin duda social e histórica que simboliza el trabajo y el esfuerzo en el que se ha esmerado el gobierno por reconquistar los espacios y los edificios públicos para todos nosotros los ciudadanos.
Parece increíble pensar que la Fundación que lleva el nombre de un artista que personifica tantas cosas para miles de chilenos y que ha inspirado a diferentes generaciones con su música, su arte, su vocación por la libertad y la justicia, se emplace en un edificio que es patrimonio de todos nosotros y que fue creado hace 45 años por un gobierno democrático y popular. Creo humildemente que con este acto público y me atrevo a decir también de alguna manera de reparación, la Fundación que guarda y proyecta el legado de Víctor Jara tendrá un espacio digno para desarrollar sus proyectos y seguir fomentando la labor que Víctor quiso para su pueblo.
El Gobierno ha entregado 1.076 inmuebles fiscales, a través del Ministerio de Bienes Nacionales, todos estos para fortalecer a la sociedad civil, como por ejemplo juntas de vecinos, sedes sindicales, cuarteles de bomberos, centros deportivos y culturales y terrenos para investigación y conservación.
Todos estos con una finalidad, que es velar porque el espacio fiscal tenga una finalidad y sentido para nuestra sociedad. Deseamos ser claros en expresar que también nos interesa que nuestros bienes sean atractivos para invertir en diversos proyectos e iniciativas económicas y productivas que contribuyan al desarrollo sostenible de nuestro país.
Esperamos que la recuperación de la Torre Villavicencio del Edificio Gabriela Mistral, sea un aliciente desde el Estado para contribuir a un Chile plural, dialogante, que respeta su memoria y su historia, pero que también busca mejores espacios para su crecimiento espiritual y material.
*Nivia Palma, ministra de Bienes Nacionales