Científicos del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences de Leipzig, demostraron que a medida que aumentan los niveles de estrógeno en las mujeres durante el periodo menstrual, el volumen del hipocampo aumenta. Si bien éste es un estudio preliminar, sus hallazgos abren un amplio campo de investigación respecto a la capacidad del cerebro humano para adaptarse al medio ambiente y también sobre la influencia de las fluctuaciones fisiológicas sutiles de los estrógenos, en la conectividad cerebral de las mujeres y cómo esto podría relacionarse con alteraciones en su salud mental.
Es bastante cotidiano escuchar lo cambiante que suele ser el humor en las mujeres. Aparentemente, esto no estaría tan lejos de la realidad de acuerdo al equipo del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences de Leipzig, Alemania, quienes demostraron que a medida que varían los niveles de estrógeno en las mujeres durante el periodo menstrual, el volumen del hipocampo -un área del cerebro que es crucial para la memoria, el estado de ánimo y las emociones- también varía.
Aunque ya se sabe desde hace algún tiempo que el cerebro tiende a cambiar de forma plástica como mecanismo de adaptación, lo interesante de esta investigación fue que resultó en un descubrimiento sorprendente: El cerebro no sólo es capaz de adaptarse a condiciones cambiantes en el largo plazo, sino que también puede hacerlo mes a mes. Cada mes, las mujeres experimentan la subida y bajada de hormonas durante su ciclo menstrual, es así como estas variaciones parecen cambiar la estructura del cerebro con asombrosa regularidad.
Estudios previos con animales de experimentación, ya habían señalado la existencia de fluctuaciones sutiles en la estructura del hipocampo que van de la mano de las variaciones en los niveles de estrógeno, la hormona sexual femenina. Asimismo, se sabe que existen anomalías hipocampales en varias patologías neuropsiquiátricas, las que a su vez tienden a manifestarse de manera diferente entre hombres y mujeres. No obstante, el potencial impacto de las sutiles fluctuaciones hormonales sexuales en la estructura del hipocampo humano, no estaba claro hasta el estudio de este grupo de científicos.
De acuerdo a lo anterior, este equipo se propuso estudiar dinámicamente los cambios en la microestructura del hipocampo asociados con las fluctuaciones en las hormonas sexuales que ocurren durante el ciclo menstrual de una mujer. Para ello realizaron un estudio longitudinal de caso único, en el cual obtuvieron 30 resonancias magnéticas durante dos ciclos menstruales de una mujer sana de 32 años de edad, a quien midieron paralelamente los niveles sanguíneos de las hormonas estrógeno, progesterona y hormona luteinizante (LH), de forma previa a cada resonancia magnética.
Para el análisis de estas resonancias magnéticas, los científicos utilizaron una técnica llamada Diffusion-Weighted Image (DWI) que es una técnica capaz de detectar y cuantificar el movimiento fisiológico de las moléculas de agua en los tejidos y permite la observación no invasiva de la reorganización estructural en el cerebro humano. Específicamente, mediante el cálculo de la “anisotropía fraccional” del hipocampo, una medida sensible a los cambios microestructurales en el cerebro, se observó una alta correlación entre los niveles de estrógeno y cambios en el volumen de la materia gris y blanca del hipocampo, en otras palabras, a medida que aumentaban los niveles de estrógeno durante el ciclo menstrual de la mujer estudiada, aumentaba el volumen de su hipocampo.
Si bien éste es un estudio preliminar y aún falta replicar sus resultados en una muestra con mayor número de mujeres, sus hallazgos abren un amplio campo de investigación respecto a la capacidad del cerebro humano para adaptarse al medio ambiente y también sobre la influencia de las fluctuaciones fisiológicas sutiles de los estrógenos, en la conectividad cerebral de las mujeres y cómo esto podría relacionarse con alteraciones en su salud mental.
Sobre este último punto, cabe destacar que diversos estudios epidemiológicos señalan que trastornos como la depresión son más prevalentes en mujeres y que además existen diferencias dependientes del sexo en la respuesta a fármacos antidepresivos, lo que justifica abordar el tema de la farmacoterapia antidepresiva en forma diferenciada para hombres y mujeres. Estos antecedentes demuestran la importancia de seguir profundizando en la investigación de las singularidades del cerebro femenino y masculino, con miras a incorporar una mirada de salud que reconozca dichas características y así determinar cómo difieren los resultados, experiencias y riesgos sanitarios entre hombres, mujeres, niños y niñas, tomando las medidas correspondientes de forma oportuna.
FUENTE: “In-vivo Dynamics of the Human Hippocampus across the Menstrual Cycle”. Sandra-Fausia Soukup, Sabine Kuenen, Roeland Vanhauwaert, Julia Manetsberger, Sergio Hernández-Díaz, Jef Swerts, Nils Schoovaerts, Sven Vilain, Natalia V. Gounko, Katlijn Vints, Ann Geens, Bart De Strooper y Patrik Verstreken in Scientific Reports. Publicado online 7 Octubre 2016. Disponible en: http://www.nature.com/articles/srep32833