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Obra «1993»: Reflexionando sobre la historia personal y social Crítica teatral

Obra «1993»: Reflexionando sobre la historia personal y social

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César Farah
Por : César Farah Dramaturgo, novelista y académico, es docente en la Universidad de Chile, Universidad Adolfo Ibáñez y Uniacc. Ha escrito las novelas La Ciudad Eterna (Planeta, 2020) El Gran Dios Salvaje (Planeta, 2009) y Trilogía Karaoke (Cuarto Propio, 2007), así como la trilogía dramatúrgica Piezas para ciudadanxs con vocación de huérfanxs (Voz Ajena, 2019), además, es autor de la obra El monstruo de la fortuna, estrenada en Madrid el año 2021, también ha escrito y dirigido las piezas dramáticas Alameda (2017, Teatro Mori), Medea (Sidarte 2015-2016, México 2016, Neuquén 2017), Vaca sagrada (2015, Teatro Diana), Tender (2014-2015, Ladrón de Bicicletas) y Cobras o pagas (2013-2014, Ladrón de Bicicletas).
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El montaje desarrolla la historia de una joven pareja que comienzan a vivir juntos y que, paralelamente, intentan montar una obra de teatro, en concreto “Fin de partida” de Samuel Beckett, ello, dado que esta pareja es conformada por un actor/director y una actriz que tratan de abrirse paso en la vida diaria y en el mundo creativo.


Memoria e identidad son dos ejes centrales en la historia del arte y, sin duda, en el teatro. La reflexión en torno a la historia personal y su vinculación con los procesos sociales ha sido uno de los itinerarios creativos que nuestro país ha construido como área de exploración permanente.

Es este el caso de la obra 1993 que por estos días se presenta en la sala dos del teatro Sidarte. El montaje desarrolla la historia de una joven pareja que comienzan a vivir juntos y que, paralelamente, intentan montar una obra de teatro, en concreto “Fin de partida” de Samuel Beckett, ello, dado que esta pareja es conformada por un actor/director y una actriz que tratan de abrirse paso en la vida diaria y en el mundo creativo.

En un espacio único y reducido, vemos como se desenvuelve esta relación, en un formato de acción episódico y con un estilo de actuación –mutatis mutandi- realista.
Las actuaciones de Catalina Palma y Raimundo Guzmán (únicos dos actores de la puesta) son correctas, pues ambos son capaces de construir un personaje y permanecer en el proceso de tensiones, distensiones y conflictos que la acción propone, construyendo una historia que podemos seguir y que expone el dolor y desgaste cotidiano de las parejas, que manifiestan las desigualdades sociales en el ámbito de la vida diaria más que de los grandes discursos ideológicos, es uno de los puntos fuertes del montaje, cómo cada personaje sostiene un punto de vista sobre Chile y se asientan en distintas ideologías que están naturalizadas, tanto, que parecen formar parte del orden de mundo normal para ellos; en este sentido, tanto Catalina Palma como Raimundo Guzman son actores que sostienen sus creaciones y dan vida a sus personajes con un correcto desempeño y manifiestan la posibilidad de comunicar un discurso a través de sus actuaciones.

Catalina Palma, produce un personaje lleno de vida y encanto que, subrepticiamente va desarmándose, dañándose internamente, amargándose y perdiendo un cierto sentido de ingenuidad que al inicio la caracteriza; este viaje está bien incorporado en su actuación y se hace verosímil con la propuesta de la obra. Guzmán, a su vez, también propone un personaje, cuyo arco de evolución es menos amplio, pero esto también es una propuesta del espectáculo, en la medida que él es quien menos se modifica dentro de la acción y por ello, la actuación a la que asistimos, permite ver en su personaje una cierta ceguera de mundo en su postulado existencial.

La dirección también es pertinente, se encarga de contar una historia y de constituir la exposición de la caída o quebrantamiento de una relación amorosa que da cuenta también de ciertas imposibilidades sociales que sobre determinan a nuestro país desde siempre, pero que han ido maquillándose en las últimas décadas, adornándose con una cierta igualdad o equilibrio social que no es tal y que la obra dibuja (de modo general) en la evolución emotiva y psicológica de los dos personajes; en este sentido, la metáfora recurrente es que estos personajes intentan permanentemente montar una obra de teatro y, particularmente, es “Final de Partida” un texto maravilloso a la par que brutal y cruel, de un autor que posiblemente sea uno de los grandes genios dramatúrgicos de la historia –Beckett- allí se expone, precisamente, la imposibilidad de una relación a largo plazo en un mundo destruido desde siempre.

1993, es una obra interesante y el primer ejercicio de este grupo como tal, se observa que articulan un discurso y el montaje sostiene una visión de mundo, el problema central, pasa más bien por la falta de profundidad del trabajo, los conflictos no son llevados hasta el extremo, no se observa peligro en estas relaciones y a ratos, las mismas están plagadas de lugares comunes. En este sentido, uno de los puntos más bajos del trabajo es la dramaturgia, como se ha dicho, está sustentada a menudo en situaciones y diálogos que tienden hacia el cliché, los conflictos no son llevados a los extremos, perdiendo peligrosidad y la caracterización de los personajes a través de su habla y acciones, no configuran a entidades con las que podamos encontrar hondura, diversas lecturas o misterios; ello se extiende a la puesta en general y eso baja la calidad del trabajo.

La dirección de Renzo Briceño está en una línea similar. El montaje tiene una estructura coherente y es capaz de contar la historia, los recursos escénicos están jugados de manera correcta y compone las escenas con sensibilidad y pertinencia, aunque las transiciones se vuelven repetitivas y un tanto abruptas a momentos, sin embargo, a través de su trabajo podemos ver la evolución del conflicto, de la historia y de un proceso. Del mismo modo, en mi opinión, hay algunas falencias de las ya mencionadas, el uso de ciertos lugares comunes, la poca precisión en el lenguaje escénico, la falta de extremización del discurso propuesto.

1993, es una trabajo interesante de una compañía que está desarrollando un discurso, es un trabajo en progreso que articula una visión sobre un tema y que promete madurar y desarrollar una mirada artística que ahora está en crecimiento; un trabajo recomendable en la medida que logra sostener una relación entre la historia privada y la historia social de los últimos treinta años en Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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