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Gabriela Mistral, Pasión de enseñar: Una lección para humanizar la educación Libros de actualidad en la crítica de Gonzalo Rojas Sánchez

Gabriela Mistral, Pasión de enseñar: Una lección para humanizar la educación

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Qué bueno que una y otra vez haya quienes nos regalen con más y más textos mistralianos.

Esta vez, la edición a cargo de Pedro Pablo Zegers, Ernesto Pfeiffer y Cristián Warnken nos ofrece una selección centrada en las fecundas reflexiones y tareas pedagógicas de Gabriela.
Su usted ya ha podido leer su prosa con agrado, si disfrutó dolorosamente de Paginas en Prosa (Kapelusz), de Prosa de Gabriela Mistral (Universitaria) o de Chile país de contrastes (Cámara Chilena de la Construcción) podrá complementar ahora tantas de esas maravillas con estas otras.

Uno tras otro van fluyendo los textos de la Nobel. Los hay brevísimos, apenas suficientes para justificar la página; estos, casi siempre, son agudos, penetrantes, para aprenderlos con la memoria: algunos muy conocidos, seguramente ya están en la suya y en la mía. Otros, más extensos, presentan por instantes mayor dificultad para el lector. Cómo se comprueba lo ramplona que se ha puesto nuestra mirada cuando tropezamos con las construcciones alambicadas de Gabriela y quedamos algo perplejos. Pobreza de ojos malgastados en tantas torpes lecturas, podría reprocharnos la de Vicuña.

Por cierto, el centro del libro es el niño. Ya en Magisterio y niño, la compilación publicada en 1979, esa dimensión nuclear había quedado en claro, pero ahora, al conocer tantísimos textos inéditos, no cabe duda alguna de la grandeza de la maternidad espiritual de la Mistral, de cómo quería hacer de esas tiernas carnes, su carne.

¿Obra para especialistas en sentido, métodos y fines de la educación? ¿Libro para quienes se atormentan rebuscando fórmulas para que el aprendizaje sea más fecundo? Por cierto: texto imprescindible para el escritorio del especialista, a ver si se humaniza de una vez por todas. Porque la humanidad es lo que hay que humanizar, nos decía la Nobel.

Pero, sobre todo y mucho más que en la dimensión anterior, “Pasión de enseñar” es para los que tenemos la pasión de aprender enseñando. Es un libro para profesar, para profesores.
Por eso, que llegase a ser lectura obligatoria de todo el que se incorporase al Ministerio de educación, bajo cualquier gobierno -esa sí que sería política de Estado- ya sería muy buena cosa. Pero mucho más importante aún, qué gran objetivo sería que no hubiese Facultad universitaria de Educación, que no hubiese colegio ni escuela en que, una vez mientras se estudia y otra mientras se trabaja -al menos- cada uno de los que forman niños tuviese que leerlo y discutirlo.

Para eso, claro está, Ediciones de la Universidad de Valparaíso debiera pensar en la impresión de 100 mil ejemplares, baratita, al alcance de todos los presupuestos, para que el libro tenga prioridad sobre todas las tecno-tontologías que parecen encandilar a nuestros maestros.

Gabriela Mistral, Pasión de enseñar. Pensamiento pedagógico, Editorial UV, Valparaíso, 2017, 329 páginas.

Gonzalo Rojas Sánchez. Profesor Universitario

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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