“Niña Astronauta”
Nicole Aravena, de Villa Alemana, murió en 2006 por una enfermedad a la piel. En vista de la sobreexplotación de la imagen de la pequeña, «decidimos que la mirada que debía tener el montaje no debía ser precisamente reconstructiva de su vida, sino que era un pretexto para tensionar la idea de simulacro que le proporcionan los medios a sus lectores o espectadores», dice el director Eduardo Luna.
La compañía Lafamiliateatro vuelve durante julio al anfiteatro del Museo Nacional de Bellas Artes. Tras más de 60 funciones en tres países y más de 8.000 espectadores, será la quinta temporada del montaje inspirado en Nicole Aravena, una niña chilena de Villa Alemana que falleció en 2006 esperando un traje confeccionado por la NASA, producto de una enfermedad a la piel.
«Niña astronauta» es una obra “emotiva, potente y con toques de humor, logra cautivar gracias a su guión bien escrito y dinámico”, reseñó la periodista Loreto Oda en AméricaEconomía, con «escenas finales de alto impacto emotivo, (que) solo confirman la solvencia del elenco y la buena dirección”, en palabras de la crítica Marietta Santi.
La pequeña Nicole padecía una extraña enfermedad denominada “xerodermia pigmentosa”, una incapacidad de las células de la piel para regenerarse a partir de los daños provocados por la luz ultravioleta.
Luego de algunos reportajes sobre su caso, intervinieron una serie de entidades, como la hoy extinta Fundación La Vaca, creada por el actual alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, quienes le prometieron las gestiones con la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) para adquirir un traje que repeliera los rayos UV, y así la niña pudiera salir de su habitación.
La compañía teatral aborda este caso desde una perspectiva íntima, donde Nicole y Vittorio, su único amigo, debaten acerca de sus propias imposibilidades: “existir” parece ser la mayor motivación. El trabajo artístico busca desarrollar una mirada íntima y humana, pero al mismo tiempo con carácter social a través de esta historia.
El dramaturgo y director de la obra, Eduardo Luna, explica cómo fue la experiencia de investigar sobre una historia real, y trazar el entramado entre la realidad y ficción.
«En el caso particular de la historia de Nicole Aravena, no conocíamos otros antecedentes, hasta que se publicó la noticia de su muerte en febrero del año 2006. En ese momento nos pareció atractiva la idea de trabajar a partir de las condiciones de vida de Nicole, por lo mismo comenzamos a desarrollar una especie de mapa en torno a las noticias que se generaron a propósito de su enfermedad».
Luna recuerda que en su momento le sorprendió una sobreexplotación de la imagen de la niña, donde una serie de entidades intentaron instrumentalizar el dolor de una familia y los anhelos de la pequeña, cuya única expectativa era tener la experiencia de poder salir de su habitación.
«De esta manera identificamos programas de televisión, fundaciones e instituciones gubernamentales, que usufructuaron del caso, para finalmente dejar de acudir a las necesidades verdaderas de Nicole», lamenta Luna.
«Dado el material que estaba arrojando la investigación, decidimos que la mirada que debía tener el montaje no debía ser precisamente reconstructiva de la vida de Nicole, sino que era un pretexto para tensionar la idea de simulacro que le proporcionan los medios a sus lectores o espectadores», dice.
Para llevar a cabo esta idea, los creadores tomaron como punto de partida la única entrevista en la que Nicole pudo hablar. De esta manera, «imaginamos que la esperanza por existir fuera de su habitación, precisamente se depositaba en esa entrevista, en un medio de comunicación digital, donde a través de unos cuantos clicks en el computador, su historia podría ser revisitada».
En el proceso de creación, los artistas optaron por no comunicarse con la familia de Nicole, pensando que de esa manera «protegíamos una suerte de autonomía creativa, al no sobreponer lo emotivo que podría haber sido un encuentro prematuro con ellos».
«Sin embargo para el desarrollo de la primera temporada, era impostergable este encuentro. El resultado fue maravilloso, porque entendieron muy bien el sentido de la obra y como su propia historia daba pie a una serie de cuestionamientos con los que ellos mismos cargaban».
La obra estará hasta el 23 de julio, con funciones los sábados y domingos. La entrada de todas las funciones será liberada.
Ficha artística
Dramaturgia y dirección: Eduardo Luna
Asistente de dirección: Carolina Castro
Elenco: Pamela Alarcón, Sebastián Silva y Valentina Orrego
Diseño escenografía, iluminación y gráfica: Javier Alvarado
Diseño de vestuario: Karla Rodríguez
Diseño sonoro: Franco Peñaloza
Producción: Javiera Severino
Fotografía: Paola Cruz
Funciones
Anfiteatro Bellas Artes, del 01 al 23 de julio 2017
Parque Forestal, costado Norte del Museo
Metro Bellas Artes L5
Sábados y domingos 20:00 horas
Entrada liberada
