Según la investigación, los educadores que realizan clases en Enseñanza Básica y las mujeres concentran mayores porcentajes en el nivel alto de agotamiento emocional. «Creo que el mejoramiento de las condiciones laborales, asociadas a elementos tales como la carga laboral, el número de estudiantes por sala, el clima organizacional y la diversidad y ambigüedad de roles que asume el docente, podría evitar que los profesores padezcan este síndrome», comenta el autor, Rodrigo de la Fuente.
Un estudio realizado sobre el estrés docente o burnout reveló que los profesores jóvenes, especialmente aquellos que se desempeñan en Educación Básica y las mujeres, son sus principales víctimas.
Así lo revela una investigación realizada por el académico Rodrigo de la Fuente en el marco del Magíster en Educación de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.
«El burnout no sólo afecta la salud mental de una persona, sino que también influye en su rendimiento laboral», advierte el especialista. «Un trabajador que posee este síndrome se siente fatigado, sin ganas de realizar su labor, sin empatía tanto con las personas que atiende como con las que trabajan con él y con un autoconcepto negativo sobre sus logros laborales».
De la Fuente explica que las personas que trabajan en contacto directo con otras, tales como los profesionales de la salud y la educación son los más afectados por este síndrome. Esto puede deberse a la complejidad de labor desempeñada, determinada en parte, a la alta exposición a situaciones estresantes determinada por la relación constante con otros individuos, dice.
De la Fuente sabe de lo que habla. Tras licenciarse en la Universidad de Chile, primero en Ciencias y luego Educación, ha hecho clases durante una década a niños y adultos en distintos colegios y entidades técnicas de Conchalí, La Cisterna, El Bosque, Puente Alto, Ñuñoa y Providencia.
«Como la mayoría de los docentes, a lo largo de mi experiencia profesional, estuve sometido a situaciones altamente demandantes, que requerían poner en práctica una gran parte de mis capacidades y habilidades como profesor. En muchas ocasiones, sentía que dichas situaciones sobrepasaban lo que yo podía hacer desde mi rol como educador, haciéndome sentir ‘estresado’. En otras instancias, evidencié como algunos colegas llegaban al colegio cansados, irritables y con pocas ganas de realizar sus clases», recuerda.
En este contexto, De la Fuente decidió investigar un poco más acerca del estrés docente y descubrió que, bajo ciertas circunstancias, éste podía hacerse crónico y desembocar en el síndrome de burnout, el cual repercutía de forma directa en el desempeño laboral de los profesores, el que a su vez tenía implicancias importantes en el aprendizaje de los estudiantes.
En sus palabras, este síndrome puede entenderse como una respuesta al estrés crónico caracterizado por síntomas asociados al agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal. Más específicamente, los académicos estadounidense Christina Maslach y Susan Jackson lo definen como “un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos que trabajan con personas”.
De la Fuente agrega que las principales causas que originan el síndrome de burnout están relacionadas a las inadecuadas condiciones laborales en las cuales se encuentran inmersos los docentes, tales como la sobrecarga laboral, el conflicto y la ambigüedad del rol y un deteriorado clima organizacional.
En el curso de su Magíster, el profesor realizó una investigación de características cuantitativas en cuatro colegios de la Región Metropolitana, específicamente de las comunas de Providencia, La Granja, Ñuñoa y Estación Central.
«La participación de estos establecimientos educacionales fue mediada por dos profesores de la UMCE y por un amigo, director de uno de estos colegios», explica.
Los profesores contestaron de manera voluntaria y previa firma de un consentimiento informado, el cuestionario de Maslach Burnout Inventory (MBI) adaptado a docentes, compuesto de 22 preguntas con escalamiento tipo Likert, el cual incluía además once variables de identificación de estos (como la edad, número de hijos, años en la docencia, asignatura impartida, tipo de contrato, etc.)
La recogida de esta información fue realizada personalmente y por dos colaboradores docentes entre los meses de noviembre y diciembre del año 2016. Para el análisis de esta, se utilizó el programa estadístico SPSS en su versión 23.
La indagación del académico terminó en varios hallazgos. Por ejemplo, a pesar de que la mayor parte de los docentes obtuvo un bajo nivel de agotamiento emocional, el 46,2% de los docentes entre 23 y 30 años poseían un alto nivel en esta dimensión.
Por otro lado, De la Fuente determinó que el agotamiento emocional está significativamente relacionado con el género de los docentes. El porcentaje de profesoras con un nivel alto en esta dimensión (34,6%) fue superior al obtenido por los profesores. Asimismo, los docentes que realizan clases en Enseñanza Básica concentran mayores porcentajes (41,4%) en el nivel alto de agotamiento emocional.
El investigador también pudo concluir que que el tipo de horario desempeñado por los docentes se relaciona significativamente con el nivel de falta de realización personal de estos, observándose la tendencia de los profesores que tienen horario completo a tener una baja falta de realización personal, es decir, una alta sensación de logro (42,7% dentro de la categoría).
Asimismo, el tipo de contrato de los docentes se relaciona significativamente con el nivel de falta de realización personal de estos. Se puede visualizar que los profesores que poseen contrato indefinido tienden a tener una baja falta de realización personal (48,4% dentro de la categoría), esto es, una alta sensación de logro.
Con respecto a la asignatura impartida, en la investigación se observó que, dentro de los profesores generalistas, el 64,7% posee un alto nivel de agotamiento emocional. De la misma manera, al interior de este grupo hay un gran porcentaje de docentes con un nivel alto de falta de realización personal (64,7%). Asimismo, el estudio arrojó que existe un 70,5% de los profesores de esta categoría en los dos niveles más altos del síndrome de burnout (Bastante y Excesivo).
Por otra parte, con respecto a la carga horaria, la investigación mostró que existe una relación significativa entre esta y el nivel de falta de realización personal. Esto pudo evidenciarse en el hecho de que el 47,8% de los docentes que tiene un horario parcial, posee un nivel alto en esta dimensión.
¿Pueden amplificarse estos resultados e nivel país?
«Creo que para extrapolarse a Chile, debería realizarse un estudio que abarque una mayor cantidad de colegios y profesores, para que de esta manera, se represente de manera más fidedigna la realidad educativa de nuestro país con respecto a este tema», responde De la Fuente.
Asimismo, a pesar de que la muestra de colegios en esta investigación fue reducida, puesto que se basó solo en 2 colegios municipales y 2 particulares subvencionados (en los cuales se reunieron un total de 112 profesores), De la Fuente cree que en los colegios municipales puede ser un ambiente más propicio para la generación del síndrome de burnout en los docentes, puesto que las condiciones laborales en las cuales estos realizan su labor pueden ser más precarias en comparación con las de un colegio particular pagado.
De la Fuente destaca que este síndrome no sólo afecta la salud mental de una persona, sino que también influye en su rendimiento laboral.
«Un trabajador que posee este síndrome se siente fatigado, sin ganas de realizar su labor, sin empatía tanto con las personas que atiende como con las que trabajan con él y con un autoconcepto negativo sobre sus logros laborales. Este contexto vinculado directamente con las dimensiones que definen el síndrome de burnout -agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal-, evidencian problemas importantes relacionados con el desempeño laboral de los trabajadores que poseen tal enfermedad».
Frente a las altas tasas de deserción docente -40% de los docentes nuevos dejó de ejercer en una década, según un estudio de 2016- De la Fuente estima que el síndrome de burnout influye en esta, aunque no lo abordó específicamente.
Para evitar este problema, el docente cree que es clave el mejoramiento de las condiciones laborales, «asociadas a elementos tales como la carga laboral, el número de estudiantes por sala, el clima organizacional y la diversidad y ambigüedad de roles que asume el docente».
«Siento que la deserción docente en nuestro sistema educacional se debe en gran medida a las inadecuadas condiciones laborales en las cuales se encuentran inmersos los profesores», concluye.