El 18 de marzo de 1817 Jane Austen soltó su pluma como novelista mientras trabajaba en una comedia basada en la costa inglesa.
El libro, «Sanditon», se detiene bruscamente en el capítulo 12. Lo que indica que fueron problemas de salud, más que recelos artísticos, lo que la llevaron a abandonar la obra. La novelista británica moriría 4 meses después.
En una carta escrita cinco días después de haber dejado «Sanditon», Austen decía que se encontraba «muy mal» con una serie de molestias, incluyendo fiebres.
«A mi edad, la enfermedad es una indulgencia peligrosa», se reprendía a los 41 años.
El manuscrito inconcluso consiste de unas 23.500 palabras que escribió en siete semanas.
Se concentra en un terrateniente incansable, el señor Parker, quien estaba empeñado en transformar la localidad de Sanditon en un popular destino costero, como era entonces la ciudad del sur de Inglaterra, Brighton.
Para ello necesita la ayuda de su vecina, la rica pero superficialmente generosa Lady Denham.
La última oración del manuscrito describe la pomposidad y el ego masculino y da cuenta de los destinos de los dos difuntos esposos de Lady Denham, cuyo retratos estaban colgados en la sala de estar de manera tal que parecía que se estaban mirando.
«¡Pobre señor Hollis! Era imposible no sentir que había sido dejado a su suerte, al verse visto obligado a ceder terreno en su propia casa, y ver que el mejor lugar junto al fuego era constantemente ocupado por Sir H.D.». Esta fueron las últimas palabras de su obra inconclusa.
Sin embargo, dos siglos más tarde, siguen apareciendo nuevas versiones de Sanditon.
El manuscrito incompleto es tan irritante como tentador.
Hay suficiente contenido como para tener una idea del posible desenlace, pero sin dar muchas pistas.
Austen no dejó notas, ni siquiera le puso un título. Pero una sucesión de devotos a la escritora ha interpretado este final abierto como un reto irresistible y han tratado de terminar lo que la autora les dejó.
Al menos siete esfuerzos de este tipo han llegado a la imprenta, empezando con una versión de la sobrina de Austen, Anne Austen Lefroy.
El intento de Lefroy es el más convincente -Austen pudo haber discutido la trama con ella-, pero es incompleto.
Por otro lado, la mayoría de los autores que «completan» la novela abandonan el aspecto cómico del manuscrito para tomar una dirección más realista.
También incluyen nuevos personajes como un esfuerzo por encender ese romance que una buena parte de su afición tanto aprecia.
En 1932 el libro de Alice Cobbett, «Somehow Lengthened«, introdujo algunos naufragios y contrabandistas.
Mientras que en 2008, «Una cura para todas las enfermedades«, de la serie literaria Dalziel y Pascoe de Reginald Hill, fue promocionado como la culminación de Sanditon, aunque el nombre de la localidad no era exactamente igual: Sandytown.
Con la llegada de la afición en línea, estos intentos por terminar el libro proliferaron.
Una lectura generosa de estos trabajos sería que el ardor que estos escritores sienten por Austen -o por su invariable versión romántica- es tal, que eclipsa cualquier sentido de sus propias limitaciones literarias.
Los trabajos que empiezan con un autor y terminan con otro no pueden más que implicar desafíos.
Por ejemplo, es posible que Austen nunca haya tenido la intención de publicar «Sanditon«.
Jan Todd, experta en mujeres novelistas pioneras, escribe que «Austen era una autora que solía escribir, corregir y rescribir -«Orgullo y Perjuicio» le llevó dos años en perfeccionar-, así que Sanditon tuvo que haber sido el primer borrador».
«Quizás ni siquiera tenía intención de publicarlo», añade la especialista. «Después de todo en esa época tenía dos manuscritos posiblemente terminados que estaban sin publicar».
No fue hasta 1925 que el público pudo leer «Sanditon».
Inicialmente, la familia de Austen sintió que tanto estos capítulos como los poemas que había escrito tres días antes de su muerte eran vergonzosos y dañarían la reputación de la escritora.
«Ambos fueron considerados indecorosos» señala Todd.
Esa sensación de vergüenza en nombre de Austen fue compartida por las generaciones siguientes de admiradores, cuya primera fuente de información, después de las novelas mismas, fue invariablemente la biografía escrita por su sobrino James Edward Austen-Leigh, quien la presentó bajo una luz muy particular.
Cuando finalmente fue publicada, esta «Sanditon» recibió críticas mixtas.
Pero aunque es muy diferente de las novelas más adoradas de Austen, el manuscrito está en sintonía con la prosa cómica y la sátira poética que desarrolló en sus trabajos adolescentes y continuó componiendo, incluso mientras escribía su ficción más madura.
«Ella disfrutaba de lo extravagante y ligeramente surrealista«, comenta Todd.
«Si esperas que Austen continuara perfeccionando sus métodos de realismo psicológico y discurso interior -lo que admiraba Virginia Woolf- entonces ‘Sanditon’ se sale tristemente de ese estilo y método«.
«A mi me encanta ‘Sanditon’ tanto por sus elementos graciosos como por la forma que refleja la vida cultural de Inglaterra tras el fin de las largas guerras napoleónicas».
Desde entonces «Sanditon» ha seguido imprimiéndose.
Junto a su humor atemporal a expensas de empresarios, satiriza tanto la charlatanería como la hipocondría.
Las imágenes de perfección, como sabes, me enferman y retuercen»
«La burla en ‘Sanditon’ hacia la industria de la salud y el alboroto que todos hacemos sobre la dieta y las bebidas es apropiada incluso más en ahora nuestra época que en la de Austen», anota Todd.
Pero tras cumplirse 200 años de la muerte de Austen, el manuscrito, con todo y sus grandes imperfecciones, es quizás la mayor contribución a nuestra búsqueda por una mejor comprensión de la autora.
Kathleen James-Cavan, profesora experta en Austen de la Universidad de Saskatchewan, explica que la familia de la escritora «estaba muy interesada en producir una imagen de la buena tía Jane, la piadosa solterona, palabras con las que se referían a ella su hermano y sobrino».
«Había un interés en crear la imagen de la buena dama cristiana. Y lo era, pero también era graciosa«, añade.
Una graciosa diabólica.
Pero, como siempre, fue la misma Austen quien mejor lo explicó.
En una carta que le escribió a su sobrina Fanny Knight una semana después de abandonar «Sanditon», expresa que «las imágenes de perfección, como sabes, me enferman y retuercen».