Se trata de un relato íntimo y en primera persona, en que el fotógrafo sumerge al espectador en su archivo fotográfico, creando un espacio de reflexión a partir de fotografías, en su mayoría inéditas. «Él tiene un sello propio que se vincula con lo irónico, el dolor, cierto existencialismo», explica la directora Paulina Yáñez.
El documental “Álvaro Hoppe Guiñez: espectador activo” es un relato íntimo y en primera persona. En éste, el fotógrafo sumerge al espectador en su archivo fotográfico, creando un espacio de reflexión a partir de fotografías, en su mayoría inéditas.
Esta obra podrá verse el próximo 27 de noviembre, a las 12:30 horas, en el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Cerrillos (Pedro Aguirre Cerda 6.100, Metro Cerrillos), en el marco del II Seminario Internacional «Artes de la Visualidad».
La obra, realizada por Paulina Yañez, es parte del proyecto “Conservación del archivo fotográfico de Álvaro Hoppe” desarrollado por Cenfoto-UDP, el que ha sido financiado por FONDART Nacional 2016.
El film es «un transitar biográfico que comienza en su casa de infancia, se vincula con el teatro, hasta llegar a la experiencia directa con la calle. A través de estas imágenes nos acercamos al sello particular de su obra, el que nos habla así mismo sobre su propia existencia», según la reseña del seminario.
El título hace referencia al cuestionamiento que Hoppe tuvo en algún momento de ser actor, cuando participó en el teatro callejero, y finalmente decidió «estar del otro lado, ser fotógrafo y capturar lo que sucedía en la calle, ser un espectador no pasivo sino que activo, un caminante, testigo de la historia», explica Yáñez.
«Alvaro Hoppe tiene una trayectoria como fotoperiodista de más de 30 años, y fue testigo de situaciones complejas y tensas durante el periodo militar», dice la licenciada en Artes y cine documental. «Es un fotógrafo de calle, que continúo fotografiando en los años 90 y así hasta la actualidad, pero se distingue en él un sello propio que se vincula con lo irónico, el dolor, cierto existencialismo».
Para la directora, Hoppe tiene varios símbolos que se van reiterando en su fotografía.
«Personalmente me llaman mucho la atención sus fotografias de murallas, las que a parte de ser un testimonio sobre rayados que responden tanto a un contexto socio-político como a una búsqueda muy personal e interior, generando esa doble lectura que su fotografía particularmente tiene».
En este film, Yáñez quiso ante todo que él realizara un relato en primera persona, a través de un recorrido reflexivo en el que cuenta parte de su historia. Utilizó como símbolo » la caja negra», «que es así como la cámara oscura: cámara fotográfica, una mirada en torno a la memoria y el adentrarse en su mundo interior».
«Me interesaba que él planteara preguntas sobre las imágenes que iban apareciendo, para construir una poética en torno a su fotografía. Quise generar un documental que no fuera de entrevistas o donde él se viera enfrentado a una cámara interrogante».
El documental realiza un recorrido por su casa de infancia y adolescencia en el Barrio Bellavista, y luego se vincula con el teatro hasta llegar a su relación directa con la calle.
«He realizado algunos trabajos audiovisuales anteriormente sobre personajes, y ante todo me interesa lo documental, no sólo como el registro de un hecho, sino el cómo represento y propongo un cuestionamiento en torno a estos hechos», dice Yáñez.
«Esa estructura se va construyendo a partir del planteamiento de diversas preguntas que van sucediendo a través de un relato, asó como de los elementos que constituyen un plano, sus símbolos. Es algo que trabajo también en las artes plásticas, donde también me interesa la interpretación del objeto y documento».