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Lissette Orozco, directora de «El pacto de Adriana»: La dictadura en Chile provocó un conflicto transgeneracional»

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La del documental aseguró hoy que «la dictadura en Chile provocó un conflicto transgeneracional» que, todavía hoy, afecta a muchas familias cuyos miembros vivieron bajo el régimen dictatorial en un bando u otro, incluida la suya.


«Todas las familias tienen un secreto y la mía no es una excepción», así empieza el filme en el que Orozco relata en primera persona cómo descubrió que su tía Adriana Rivas formó parte de la DINA, la policía secreta que operó durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), como secretaria del que fuera jefe de este cuerpo Manuel Contreras.

Orozco, que se encuentra en Ginebra con motivo de la proyección de la película en el Festival FILMAR en América Latina, explicó en una entrevista a Efe que su filme no trata de ser «pinochetista» o «allendista», en referencia al presidente Salvador Allende, muerto durante el golpe de Estado que encabezó Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.

Ni tampoco pretende ser el documental «de izquierdas o de derechas», porque «trata un conflicto ético y relata lo que le pasaría a cualquier ser humano si, de un día para otro, descubres que tu héroe tiene un pasado oscuro», dijo Orozco sobre su tía.

Lissette Orozco

La directora aseguró que, después de haber estrenado el filme, «un montón de jóvenes en Chile me paran y me dicen que les pasó lo mismo que a mí».

«Cuando era niña mi tía era un referente para mí, tenía una gran admiración por esta mujer que vivía en el extranjero (en Australia), que hablaba inglés, que llegaba a Chile y callaba a todos los machistas; entonces era una tía muy poderosa, y pensaba quiero ser como ella», cuenta Orozco.

Adriana Rivas visitaba a su familia cada ciertos años y en 2007, en una de sus visitas, fue detenida en el aeropuerto.

«Nadie me contaba nada y vi que apareció en el periódico, empecé a darme cuenta de que mi familia me había mentido y me fui a ver a mi tía con una cámara, pero sin pensar que iba a hacer un documental. Fui con una cámara porque estaba estudiando cine en aquella época», relata la directora.

A partir de ese momento, fue recopilando material y grabando las conversaciones que mantenía con su tía hasta que, estudiando un máster en documentales, se dio cuenta de que podía hacer una película, «pero desde la ignorancia, desde la ingenuidad, desde el creerle a ella, y uno empieza a enterarse de las cosas conmigo», dijo.

La relación de la documentalista con su tía acabó cuando le envió el filme terminado.

«Me mandó mucho veneno de vuelta y no me lo merezco», opina Orozco. «Mi tía se va a morir con su discurso, igual que todos los militares», sentencia.

«Todos los que participaron en la DINA hicieron un pacto de silencio y prefieren morir a aceptar y reconocer lo que realmente hicieron. Es un mecanismo de defensa para que puedan vivir en su presente», sostiene la cineasta.

Por eso, la película se llama «El pacto de Adriana», porque es un pacto con ella misma, añade.

Desde que se estrenó a principios de este año, la película ha sido proyectada y reconocida en numerosos festivales de cine internacionales, como el de Berlín o el de Buenos Aires, pero no fue elegida para el festival de Santiago.

«En este momento sentí que mi país me echó», lamenta Orozco, que ahora vive en Colombia.

«A estas alturas creo que haberme enojado con mi tía, que un sector de mi familia no me salude… creo que todas esas cosas que me dolían en algún momento, ahora, mostrando la película, me doy cuenta de que todo lo que arriesgué valió la pena», reconoce.

«Me di cuenta de que esta bomba familiar, que en mi familia explotó, va a ser una bomba en un montón de lugares», afirma.

La cineasta también se declara enamorada del género documental: «Es mi lugar», confiesa.

Lissette Orozco cree que su cine se puede definir como «arriesgado», porque «siempre hay alguien que se tiene que arriesgar para poder generar consciencias y cambiar la sociedad».

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