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Claudia Campaña, historiadora del arte:  “Lo chileno será cada vez más difícil de definir e identificar» Acaba de publicar nuevo libro sobre Adolfo Couve

Claudia Campaña, historiadora del arte: “Lo chileno será cada vez más difícil de definir e identificar»

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Es una de las principales especialistas de su área en el país. Cuenta con una extensa carrera: estudió en la Universidad de Chile, se especializó en Londres y España, y ha tenido importantes hitos en su carrera, como lograr traer al país una pintura de Velázquez del Museo del Prado. «Para mí el arte es, de veras, esencial y me alegra saber que he aportado desde la docencia trasmitiendo mi pasión por éste a varias generaciones», celebra.


Claudia Campaña, dice, que nunca tuvo una crisis vocacional.  «A los doce años tuve la total certeza de que lo mío eran las artes visuales», cuenta, aunque ninguno de sus padres estaba vinculado al arte («eran buenos lectores y les encantaba el cine»). «Cuando llegó el momento de entrar a la universidad solo postulé a Arte».

Hoy es una de las principales historiadoras de arte de Chile. Cuenta con una extensa carrera: estudió en la Universidad de Chile, se especializó en Londres y España, y ha tenido importantes hitos en su carrera, como lograr traer al país una pintura de Velázquez del Museo del Prado. Además es profesora titular de la Facultad Artes de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

«Los historiadores son gente generosa pues se ocupan de poner en valor y documentar los actos o las obras de otros», destaca.

«Son la memoria de una sociedad. Lo peor que le puede pasar a una persona es perder sus recuerdos, pues una sociedad sin historiadores es una sociedad con Alzheimer. Así de importantes son. Aquellos que nos dedicamos a dejar constancia de lo que hicieron los artistas estamos conservando, además, el espíritu de esa sociedad».

A ella, en particular, le interesa vincular lenguajes visuales del pasado y del presente.

«No existe la obsolescencia en las artes, como sí ocurre en las ciencias duras; me explico: una ‘selfie’ no deja obsoleto un ‘retrato’. De hecho mi próximo libro extenso trata sobre ‘citas y apropiaciones en el arte chileno contemporáneo'», adelanta.

«Para mí el arte es, de veras, esencial y me alegra saber que he aportado desde la docencia trasmitiendo mi pasión por éste a varias generaciones».

Couve, una figura cautivante

Un buen ejemplo del trabajo de Campaña es su rescate de la obra de Adolfo Couve (1940-1998), mediante varios libros. En septiembre publicó su más reciente texto sobre la obra visual del también escritor («Adolfo Couve: imágenes inéditas», Editorial Orjikh, 2017).

Sentía que «la figura del escritor había desdibujado al pintor», explica.

Couve es una figura que la cautiva desde hace décadas. Campaña fue su ayudante en la Universidad de Chile, donde el artista fue académico desde 1964 hasta su muerte.

«Como expliqué en mi primer libro (de 2002), lo cierto es que al momento de su fallecimiento había poco y nada escrito sobre su pintura, que es más abundante de lo que se piensa», relata.

Ella recuerda que, de hecho, a partir de 1973 él mismo se encargó de relegar su creación plástica a un segundo plano. Según sus propias palabras, no sentía ninguna obligación de entrar en la historia de la pintura chilena.

«Pero a mí me pareció que su obra visual merecía ser documentada y visibilizada. Es más, tuve la certeza que el conocimiento de esta aportaría a la comprensión de su obra literaria, y así fue», dice.

Ha reunido cerca de 300 obras suyas -mayoritariamente pinturas- y celebra que hoy se lo reconozca como pintor y escritor.

«Él decía que no se podía ser las dos cosas a la vez, pero yo pienso que sí lo logró. Mi investigación lo ha demostrado».

El escritor y pintor Adolfo Couve.

Una obra austera

¿Qué le atrae de su obra?

«Lo honesta que es, lo austera», responde. «Lo técnicamente bien solucionada que está: la mayoría de sus óleos son impecables».

En su investigación, Campaña se topó con varias obras desconocidas del artista. De hecho, las catorce obras que aparecen en el libro de este año llegaron a sus manos recién en noviembre de 2016, después que salió a la venta la edición revisada de su libro “Adolfo Couve: una lección de pintura” (Metales Pesados, 2015).

Le
 pareció necesario dejar constancia tanto de su existencia como de su omisión en sus estudios anteriores dedicados al autor.

Los nuevos trabajos «aportan nueva información sobre la génesis de Couve como artista visual y sobre su temprano dilema creativo (¿las artes o las letras?), y a mí me permitieron entregar más antecedentes acerca de su peculiar temperamento», responde.

«Encontré fascinante dar con dibujos que hizo a los 19 años, con una excepcional pintura de 1964 que no estaba en ningún registro (“Melliza”) y encontrar la pieza faltante de un conjunto de acuarelas que me permitió fechar con exactitud dicha serie. De su última etapa apareció un paisaje que anuncia su tragedia. Es interesante que aparecieran obras representativas de sus diversas etapas».

Además de una retrospectiva (MNBA 2002), este 2017 hizo una exposición de su obra inédita.

«Como historiadora me siento conforme, porque he completado un puzzle», remata.

Couve vivió una dicotomía eterna entre el arte visual y las letras.

Estudios en dictadura

Con Couve, Campaña comparte el amor por la pintura y el dibujo, que la hizo estudiar Licenciatura en Arte en la Universidad de Chile

«Sin embargo, tuve que concluir mi carrera por la vía de una Licenciatura en Teoría e Historia del Arte porque en los 80 echaron a muchos buenos profesores de Taller mientras que otros se fueron de Chile con becas; es el caso de Gonzalo Díaz y Pancho Smythe», recuerda.

Sin siquiera haber terminado su carrera, comenzó a trabajar como profesora de teoría. Couve pensó que ella tenía “talento docente” y la recomendó en la Escuela de Arte de la Universidad Católica e insistió se hiciera cargo de la cátedra que él había decidido dejar. En su último libro ella relata el episodio.

«Yo soy un animal académico así que disfruto enormemente todo lo que conlleva el trabajar en una universidad. Aunque no es nada fácil ser mujer académica, te exigen mucho más y te reconocen mucho menos», afirma.

Es que desde muy joven, Campaña enseña y escribe.

«Confieso que a veces dibujo y pinto, acaso algún día me anime a exponer esos trabajos», señala con modestia.

Otro de los libros de Campaña.

Carrera académica internacional

Su carrera académica, sin embargo, no terminó en Chile. Campaña primero se fue a la Universidad Complutense de Madrid para convertirse en Doctora en Teoría e Historia del Arte Contemporáneo, y además realizó un Master of Arts in History of Art en el Courtauld Institute of Art en la Universidad de Londres.

«Fue interesante conocer sistemas educativos muy distintos», dice al ser consultada sobre dichas experiencias. Sin embargo, destaca «el rigor académico inglés».

Para ella, estudiar en la Universidad de Londres dos postgrados fue determinante para su desarrollo profesional y académico.

«El sistema inglés pone el énfasis en la escritura que, por cierto, debe ser sumamente clara y bien fundamentada», explica. «El primer año tuve que entregar un ensayo (paper) a la semana. Varios compañeros no fueron capaces con el ritmo de trabajo. Yo lo sufrí, ¡pero lo disfruté! Fue un gran aprendizaje de autonomía investigativa y cómo dejar fuera toda autocomplacencia».

El Courtauld Institute of Art.

Hitos

La carrera de Campaña ha tenido varios hitos, aunque ella destaca que ha publicado diez libros de artes visuales, «y lo menciono porque en Chile ello no es nada fácil».

Hay otro hecho del que está particularmente orgullosa: fue la primera curadora chilena a quien el Museo del Prado aceptó una solicitud de préstamo de una obra de su colección.

Así, en 2008, se pudo ver en el Museo Nacional de Bellas Artes un original de Diego Velázquez (el retrato de Felipe IV que pintó alrededor de 1656 y que se expone en Madrid frente a «Las meninas»).

Fue en el marco de la muestra «Velázquez en la obra de Bru y Cienfuegos», que trató sobre los ejercicios de citas de dos pintores chilenos: Roser Bru (1923), Premio Nacional de Artes de Chile 2015, y Gonzalo Cienfuegos (1949).

Campaña también ayudó a que la colección de arte colonial que había reunido Joaquín Gandarillas Infante no se diseminara y que las 639 piezas que juntó en vida (pinturas, tallas, platería y muebles) estén hoy bajo la custodia de la UC, es decir, siendo expuestas, estudiadas y publicadas.

 

La muestra de la pintura de Velásquez en el MNBA.

El arte en Chile

Sin duda, sus décadas de trabajo hacen de Campaña una voz autorizada a la hora de hablar del arte chileno.

«Como nunca antes, los artistas chilenos tienen hoy acceso a todo tipo de publicaciones e imágenes, además de lo cual se desplazan con suma facilidad», resalta.

«Los intercambios se han multiplicado en comparación a unas décadas atrás, tenemos artistas participando en bienales y ferias internacionales de arte y aquí en Chile las galerías se han multiplicado».

A eso se suma que no sólo la Universidad de Chile y la UC imparten la carrera de Arte, sino que hay varias otras que lo hacen, «a pesar de lo cual todavía las audiencias son pequeñas y el interés por las artes visuales es acotado», admite. «Además, nuestros museos hacen malabares para mantener estándares aceptables».

En cuanto a publicaciones de arte, para Campaña todavía hay muchísimo tema inédito por publicar –(«hay harto trabajo por hacer»)– pero «llegar a tener una edición con más de 1500 ejemplares es dificilísimo».

¿Qué lugar ocupa el arte chileno en el concierto latinoamericano y mundial?

«Un ‘arte chileno’ con perfil definido como tal no es conocido ni reconocido fuera, aunque hay individualidades artísticas que sí lo son», responde.

Asegura que Roberto Matta (1911-2002) es la indiscutida figura del siglo XX» y que actualmente, en el extranjero, gozan de reconocimiento las obras de aquellos que residen fuera, como Alfredo Jaar (1956), Fernando Casasempere (1958) o Iván Navarro (1972).

«Ahora advierto que en un mundo cada vez más globalizado los orígenes geográficos de un autor serán cada vez menos importantes. Se es o no buen artista, punto. Y eso de ‘lo chileno’ será cada vez más difícil de definir e identificar».

Campaña y el escultor Fernando Casasempere en noviembre de 2017 en el marco del festival Puerto de Ideas.

 

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