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Nano Stern y su trabajo más político: «El disco habla de crisis de confianza mientras se negocia con la esperanza» Se presenta el 17 de enero en el Nescafé de las Artes

Nano Stern y su trabajo más político: «El disco habla de crisis de confianza mientras se negocia con la esperanza»

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Nano Stern se encuentra promocionando su nuevo disco titulado “Santiago”, un EP de cinco canciones que se presenta como una catarsis musical, donde el musico deja un poco de lado su clásica guitarra, para expresar una faceta musical poco conocida popularmente, la de multinstrumentista.


Su nuevo trabajo se grabó en un periodo de diez días en la Isla Negra, junto al ingeniero Alfonso Pérez. Santiago se presenta como esa obra íntima que llama a la reflexión desde lo individual a lo colectivo, letras políticas y en sintonía con la contingencia que atraviesa el país. En ese marco conversamos con el músico y multiinstrumentista.

-El disco Santiago es una revisión de nuestro país  ¿qué buscas transmitir con ello? 

 

– Creo que culturalmente Chile es un lugar silenciado a la fuerza en distintos momentos de su historia por distintas razones, no solamente las más obvias, que no hace falta ni mencionar, sino por muchas otras más, pero ahí voy más específicamente a Santiago y lo específico de por qué quería hacer este disco también. Creo que al igual que Santiago, Chile está lleno de poesía, lleno de belleza, lleno de rincones coloridos, solamente hay que excavar un poquito, hay que buscarlo.

-Pero en “Santiago” eres tremendamente crítico.

-Yo creo que el disco parte de la base de más bien una sensación de que estamos viviendo en un tiempo en el cual se han derrumbado muchas ilusiones que teníamos de Chile por ejemplo una: la corrupción. En todos sus niveles, no solamente la corrupción de que a un político le pasen plata por algo, la corrupción en general. Nosotros crecimos en un país en el cual nos vendían la pomada de que no había corrupción en Chile… ¡Las pelotas!, hay corrupción en todos lados, a todos los niveles y las instituciones que se suponen republicanas, que levantaban esta imagen, se han derrumbado completamente, entonces la canción «Respiren menos» con la que abre el disco, parte desde ahí. Es la más dura de todas y yo también quise partir ahí y terminar en otro lado. El disco habla de crisis de desconfianza mientras negocian con la esperanza, pero termina en una mirada mucho más intimista del patio de tu casa mirando las estrellas, pero el disco físico es gris, porque hay una pesadumbre, y en ese sentido  creo que es parte de nuestra idiosincrasia como chilenos.

 

-¿Pensaste en algún momento que tu disco podría generar sensaciones colectivas?

-Cuando acabé este EP mi sensación que la hablé con Alfonso, el ingeniero, fue cómo puta, qué doloroso utilizar nuestra energía creativa, nuestros recursos de tiempo, plata, de todo, para hacer algo tan oscuro, y quejarnos, y describir esta wea. Y dije, bueno, también es necesario crear esta catarsis para que todos nos encontremos y la canción que está a la mitad del disco, y que no por azar está a la mitad, se llama «Abramos los ojos», encontrémonos, veámonos. Precisamente dice eso, no estamos solos.

 

-¿Qué opinas de los músicos que entraron ahora al Congreso? ¿Crees que eso ayude a salir de ese silencio cultural?

-Realmente no creo que pase mucho. Creo que en el caso de Amaro (Labra) él es una voz más dentro del bloque del partido comunista que se comporta como así lo han demostrado, como bloque, con muy poco espacio para la individualidad, en el fondo deciden como partido votar como partido, y opinar como partido. En el caso de Flor (Motuda) es distinto porque es una bancada nueva, él es aparte un personaje muy incontrolable en ese sentido y claro, la bancada del Frente Amplio no tengo idea, nadie, yo creo que ni siquiera los rostros más visibles, el Giorgio, el Gabriel, la Bea Sánchez, no saben muy bien que va a pasar con eso porque el Frente Amplio es una coalición muy nueva, pero en todo caso yo no creo que sea una virtud en el hecho de que haya músicos o dentistas en el parlamento.

 

-¿Cómo fue tu cambio del rock al mundo más folclórico?

-No fue un cambio tan brusco, de hecho, voy a publicar un nuevo disco este año, un disco eléctrico muy rockero, trabajamos con un productor que era productor de AC/DC, de Motorhead, de Iron Maiden, así que viene un disco rockero. Nunca he abandonado eso. Creo que el rock es algo más de actitud que sonoridad. Creer que uno es rockero porque se viste con una polera de un grupo metalero, tener chasca y tocar la guitarra, es un error. Puedes estar parado en la micro con un charango cantando la Violeta Parra y ser lo más punk y rockero del mundo. Yo creo que la música es una.

-¿Cómo nacen entonces estos sonidos latinoamericanos?

Por distintas cosas bien puntuales. Yo comencé a tocar violín desde muy chico y mi profesora era peruana, tocábamos vals peruanos en algún festejo y cosas así. Después ya más grande, tuve un profe de música que empezó a insistir con el folclor, de una manera testaruda y cariñosa y me dijo: ‘ aprende a tocar charango, a tocar quena ‘. Luego me fui a Alemania, porque mis abuelos eran alemanes que se vinieron escapando de la Segunda Guerra, eran judíos, entonces dije, tengo que conocer esa parte de mi historia, y ahí me contacté con los Ortiga, que son un grupo de Nueva canción, muy cercanos a los Quilapayún y empecé a tocar con ellos. También me interesa muchísimo la lingüística, los idiomas diferentes, hablar, aprender, leer, y aunque hay muchos que no hablo una sola palabra pero se trata de descubrir. A eso voy un poco cuando digo que Santiago está lleno de poesía, está lleno de versos, en todos lados, pero la poesía está ahí, en las cosas, hay que verla no más, hay que abrir los ojos, y creo que ese es el único trabajo real que podemos hacer como seres humanos, procurar estar siempre atentos. Es como limpiar el parabrisas, limpiar los anteojos que tenemos porque la vida, la tensión, el estrés, el consumo, la corrupción en todos los sentidos, creo que tiende a ensuciar esos anteojos que tenemos todos. Tiende a volvernos rígidos, insensibles, entonces, así como uno hace yoga y luego te sientes mejor, también hacer un ejercicio de limpiar tu manera de ver el mundo, porque si no te estás privando de la belleza que está ahí.

 

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