Este recital será la primera oportunidad en Chile para vivir en carne propia el ritual sonoro de las Ibeyi, estas gemelas virtuosas que llevan la música y las raíces afrocaribeñas en la sangre (son hijas del cubano Miguel Díaz, Angá, percusionista de Buena Vista Social Club e Irakere fallecido en el 2006), y que gracias a la calidad de su música han merecido elogios de artistas de la talla de la cantante británica Adele, quien recomendó a sus seguidores, a través de su cuenta twitter, escuchar este “impresionante” álbum.
La palabra «Ibeyi» es un término propio de la lengua yoruba que significa gemelas, pero que también denomina a las deidades que, según esa cultura africana, protegían al ser humano de los demonios con el toque de sus tambores.
En la escena musical contemporánea, Ibeyi es el nombre del grupo de fusión de estilos afrocubano-soul-jazz-electrónico-experimental, integrado por Lisa-Kaindé Díaz (voz) y Naomi Díaz (percusiones), gemelas franco-cubanas que, a semejanza de los protectores yoruba, nos entregan su innovadora propuesta musical para guardarnos del demoníaco tedio sonoro.
Gracias a la calidad de su primer disco de estudio («Ibeyi», 2015), el grupo se dio a conocer en la escena alternativa europea. Con su segunda producción («Ash», 2017), el dueto mostró un estilo más sólido y maduro que las confirmó en el gusto del viejo continente, catapultándolas también hacia la escena latinoamericana.
Como parte de la gira promocional de su segundo disco, Ibeyi visita Chile. La cita es el martes 6 de febrero (21:00 hrs.) en el Teatro Nescafé de las Artes. “Tenemos miedo –asegura Lisa -Kaindé Díaz–. No sabemos cómo va a reaccionar la gente, pero sentimos una alegría muy grande de saber que vamos a descubrir un nuevo público”.
Este recital será la primera oportunidad en Chile para vivir en carne propia el ritual sonoro de las Ibeyi, estas gemelas virtuosas que llevan la música y las raíces afrocaribeñas en la sangre (son hijas del cubano Miguel Díaz, Angá, percusionista de Buena Vista Social Club e Irakere fallecido en el 2006), y que gracias a la calidad de su música han merecido elogios de artistas de la talla de la cantante británica Adele, quien recomendó a sus seguidores, a través de su cuenta twitter, escuchar su “impresionante” álbum debut.
El Mostrador conversó con Lisa -Kaindé Díaz, una de las integrantes de Ibeyi.
-¿Por qué decidieron llamar «Ash» (cenizas) a este nuevo álbum, cargado de letras que se centran en la vida y no en la muerte, a diferencia de su primera discografía?
-Sí, el primer disco hablaba de la muerte de nuestra hermana y de nuestro padre; el segundo, en cambio, hace referencia a la vida. Queríamos escribir estas canciones para celebrar a los muertos con música, porque hay que recordarlos con alegría. Este nuevo álbum lo llamamos «Ash» porque la última canción del disco se llama así y fue la primera que escribimos y produjimos en el estudio. Fue esta canción la que abrió las puertas para todo el feelin’ del álbum. Para nosotras, esta palabra era perfecta porque de cierta manera muestra un lado negativo del mundo, que es real. Somos cenizas, pero también hay esperanza que de esas cenizas nazca algo nuevo: un mundo mejor.
-«Ash» es un disco evidentemente político, antirracista y con un mensaje feminista. Es notable la incorporación del discurso de Michelle Obama, las referencias a Frida Kahlo y al libro «American Citizen» de Claudia Rankine. El uso de estos íconos en sus canciones, ¿tiene qué ver con la lucha de las mujeres hoy contra la violencia y el acoso sexual?
-La verdad es que eso se dio de manera muy natural. Cuando estábamos haciendo el disco no nos dimos cuenta que habían tantas mujeres en él, lo notamos cuando ya lo escuchamos con la gente y con los periodistas. Creo que las mujeres que están en ese disco son mujeres que nos han influenciado toda la vida y son parte de nuestra creatividad. Creo también que esos temas los teníamos en el vientre hace años, pero primero teníamos que escribir sobre nuestra familia y sobre nuestras pérdidas, y ahora tuvimos la necesidad de sacar estas preocupaciones que salieron de manera orgánica. Son luchas que están incorporadas en nuestra vida.
-¿Por qué fusionaron en «Ash» cantos yoruba y rebuscaron en los ancestros? ¿No es un riesgo seguir ese camino en el mercado de la música hoy en día?
-Mirando en retrospectiva, nos damos cuenta que es genial crecer con tanta cultura, entre La Habana y París. Qué regalo de la vida poder cantar yoruba, haber crecido oyendo música afro, y qué regalo de la vida haber crecido con una familia artística a la que le gusta todo tipo de música. La verdad, para nosotras fue natural empezar a cantar esos cantos yorubas, porque crecimos oyéndolo, yendo a ceremonias religiosas. Incluso, nuestro padre mezclaba latin jazz con cantos yoruba.
-Llama la atención la espiritualidad y la fe que reflejan sus canciones; es algo que se siente, incluso si no se está relacionado con la religión afrocubana.
-Uno no se sienta al piano pensando que va a cantar una canción espiritual, pero creo que la espiritualidad en el arte es ser sincero, auténtico al hablar de algo que de verdad te toca, que de verdad te duele, de algo importante para ti.
-Aunque sus mayores triunfos son en el escenario europeo, ¿qué significa Cuba para ustedes?
-Cuba es la mitad de nuestro ser… Y nunca lo pensamos así: que hay que poner un porcentaje de Cuba o de Francia, o un poquito de hip hop u otro ritmo en nuestras canciones. Es algo que ya tenemos impregnado y sale mezclado en nuestra música.