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Jessica Jones: Otra mujer fantástica Disponible en Netflix

Jessica Jones: Otra mujer fantástica

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No es baladí que el estreno global de la segunda temporada de Jessica Jones (Marvel Televisión en asociación con ABC Studios para Netflix) sea un 8 de marzo.


Queda mejor sin reiterar: Ayer se conmemoró del Día Internacional de la Mujer y la Huelga Feminista global. En este marco, comparto algunas reflexiones sobre la transformación de la representación femenina en los medios, a la luz de esta interesante serie de televisión sobre una persona ruda, deslenguada, emocional y económicamente independiente, y alcohólica, si atendemos al promedio de ingesta diaria que indica la Organización Mundial de la Salud. Aclaro que su relación con el alcohol no tiene que ver con el género, sino más bien con sus curiosas capacidades (fuerza desmedida, salto alto) que para bien o para mal, la convierten en la antítesis de la Barbie Malibú. Ken, como se sabe, se vende por separado.

Aunque en la primera temporada se pudo observar uno que otro guiño-homenaje a las riñas coreográficas de la Mujer Maravilla (Linda Carter), en esta historia de súper héroes normales no existen las mallas de colores, las pulseras metálicas o los lazos mágicos. Como mucho, unos jeans, chaqueta de cuero negra y el canguro con capucha de toda la vida, prenda clave para entorpecer el trabajo de las cámaras de seguridad y los drones de Lavín. Porque Jessica Jones (Krysten Ritter) se gana la vida como investigadora privada, y por lo tanto, vive prácticamente en la calle.

Conocerla ha sido toda una revelación para alguien que no leyó la historia original en el comic book de Brian Michael Bendis. Lejos de los estereotipos femeninos de los 50 y 60s, reproducidos convenientemente por la esposa de Don Draper en Mad Men (AMC), Jessica surge para responder a los nuevos patrones femeninos que llegan con el siglo XXI. Un personaje tan independiente como atractivo, que hace de la oscuridad que la envuelve su propio halo protector. Dicho cambio en la representación de la mujer ya se insinuaba en los 90s, cuando conviven la cómica desfachatez de Elaine Benes (Julia Louis-Dreyfus) en Seinfeld, con la resistente representación del séquito femenino de David Hasselhoff, en Baywatch. No cabe duda: los cambios culturales son lentos. En el camino hubo avances (That 70s Show) y también retrocesos medievales (Tom Selleck en Magnum), pero Jessica Jones, con todas sus complejidades, llegó para quedarse en el universo de Marvel.

Los personajes, los antagonistas, la iluminación (oscura), las actrices y actores, los encuadres que recogen los códigos visuales del comic, la historia misma, está bastante lograda. Jessica Jones normaliza un relato universal, con buenos y malos, o mejor dicho, no tan buenos ni tan malos, ni tan hombres ni tan mujeres. Los límites maniqueos clásicos son traspasados una y otra vez. El machote musculoso (Luke Cage) tiene su lado femenino. Y Jessica, bueno, es ella misma. “Fuerte y vulnerable, masculina y femenina”, dice la propia Krysten Ritter sobre su personaje.

Por momentos olvidamos que estamos en el contexto de los súper héroes fantásticos. Los episodios logran esa conexión con el público que sólo alcanzan las series de calidad. No es una Nordic Noir, pero por ahí ronda. Nada mal para ser un producto que tiene la mano de ABC Studios, cuyos ejemplos notables son más bien escasos, aunque los hay (American Crime, Modern Family).

En la temporada anterior, Jessica tuvo un largo duelo con Kilgrave (Purple man), interpretado por el actor escocés David Tennant (Broadchurch, Dr. Who), a quien logra matar. La segunda temporada aborda los traumas existenciales de la protagonista a partir de ese hecho. No se percibe como una heroína y le teme a su poder. Al final en este contexto todos son como Hulk y deben controlar el demonio que llevan dentro. Pero en el caso de Jessica, además debe comer, beber y amar. Sin duda mi personaje favorito de todo Marvelandia. Sin filtro. ¡Toma Paz Bascuñán!

Bonus: quiso el destino que la segunda temporada de Jessica Jones coincidiera con el Oscar de Una Mujer Fantástica. Ya no es casualidad, lo hétero-normativo hace aguas por todos lados. Enhorabuena.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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