El destino del proyecto minero portuario Dominga, de propiedad del empresario y amigo personal de Piñera, Carlos Alberto Délano, se encuentra en manos del Primer Tribunal Ambiental, que debe dar a conocer su fallo en los próximos días tras el retiro de La Moneda del proceso de conciliación. La fundación de preservación marina señaló sentirse «honrada al declarar el Archipiélago de Humboldt como un Hope Spot de Mission Blue y ayudar así a visibilizar un punto internacional de conservación».
A días de que el Primer Tribunal Ambiental revele su conclusión respecto de la viabilidad del polémico proyecto Dominga, una prestigiosa organización internacional declaró como «lugar de esperanza (Hope Spot) el Archipiélago de Humboldt, donde el empresario y amigo del presidente Carlos Alberto Délano pretende instalar el complejo portuario.
Dominga es una de las principales apuestas económicas de Délano. El proyecto integrado de mina y puerto contempla la producción anual de 12 millones de toneladas de concentrado de hierro y 150 toneladas de concentrado de cobre, como subproducto, además de una inversión de US$2.500 millones y una vida útil de 26,5 años.
El Archipiélago Humboldt, ubicado al norte de la ciudad de La Serena, desde Caleta Hornos hasta Chañaral de Aceituno en el extremo sur de la región de Atacama, y que incluye ocho islas e islotes, fue incluido en la lista de los sitios marinos de mayor significancia biológica que brindan esperanza al mundo (denominados Hope Spots) por la Fundación internacional sin fines de lucro Mission Blue.
La iniciativa es dirigida por la renombrada oceanógrafa y exploradora doctora Sylvia Earle, y es una de las organizaciones de conservación marina más prestigiosas e influyentes del mundo.
Esta declaración es un reconocimiento a sus características únicas que servirán para proteger las últimas zonas de gran importancia biológica de los océanos.
El espacio marino que comprenden estas ocho islas es uno de los ecosistemas más ricos del país, donde es posible encontrar el 80% de la nidificación del Pingüino de Humboldt, varias especies de aves marinas, colonias de lobos de mar, chungungos, delfines, orcas y las grandes ballenas. Además, el Archipiélago Humboldt posee caletas ancestrales, que aun son ocupadas por las comunidades locales, las que han desarrollado un creciente polo de ecoturismo.
Actualmente hay 92 «Hope Spots» en todo el mundo. En Chile éste será el tercero, junto a las islas de Chiloé y Juan Fernández.
“El Archipiélago Humboldt es un laboratorio natural donde tenemos una oportunidad única para estudiar y proteger los mejores ejemplares del ecosistema de bosques submarinos y las zonas de alimentación de ballenas como la Azul, Fin o Jorobada en el sistema de surgencia costera de la corriente de Humboldt”, destaca la británica Susannah Buchan, doctora en Oceanografía e investigadora asociada de la Universidad de Concepción y del centro de estudios CEAZA.
La propia Earle también destacó la relevancia del lugar.
“Durante los últimos 50 años he explorado los ecosistemas oceánicos alrededor del mundo y lo que se puede ver en el Archipiélago Humboldt es realmente extraordinario”, dice quien fuera la primera mujer en dirigir la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, siglas en inglés), bajo el mandato de George Bush padre, entre 1990 y 1992.
“Un buceador afortunado, tal como yo lo hice recientemente, puede presenciar muchísima vida, tantas especies distintas en pocos minutos bajo el agua. Nosotros nos sentimos honrados de declarar el Archipiélago de Humboldt como un Hope Spot de Mission Blue y ayudar a visibilizar un punto internacional de conservación. Pero preocuparse del Archipiélago es importante para los peces, bosques de algas y todos los seres del mar para los cuales este lugar es su casa, sin embargo, es igualmente importante para los humanos, mi criatura favorita, ya que un océano sano es lo que hace la vida humana posible”.
La declaratoria fue propuesta por actores locales y científicos, específicamente el Centro de Buceo Explorasub, liderado por el fotógrafo y documentalista César Villarroel, la profesora Buchan y la Fundación Los Choros, tras una visita de Earle a la zona. Para hacerse realidad debió cumplir una serie de requisitos, entre otros entregar una serie de informes científicos que atestiguan el valor de la zona.
Ahora Mission Blue y sus asociados seguirán de cerca los acontecimientos de la zona, además de impulsar la creación de una red de reservas y zonas protegidas en los océanos del mundo que pueden ayudar a recuperar los hábitats marinos que hoy se encuentran críticos tras años de contaminación y sobreexplotación.
«Nos pasa mucho como país que a veces los lugares tienen que ser reconocidos afuera para que podamos abrir el ojo a nivel nacional y darnos cuenta de que, por ejemplo, en este caso, tenemos un tremendo patrimonio que no es sólo de las personas que viven en Coquimbo y Atacama, sino de todos los chilenos y de toda la humanidad», señala Villarroel.
«Esta red de lugares pueden ayudar a sanar los océanos que, por sobreexplotación o contaminación , están degradados por nosotros. Y si el océano no está sano, nosotros como especie no tenemos mucha oportunidad de seguir en el tiempo».
El documentalista además hizo referencia a los proyectos de infraestructura en la zona.
«Lo que pasa con el puerto de CAP, la minera Dominga y el túnel de Aguas Negras es que quieren hacer acá una zona de sacrificio, claramente», lamentó.
Todo «en un lugar que es importante a nivel planetario para poder restaurar los océanos. Es un tema complejo. Es importante que personas de todo Chile conozcan el lugar, pero también que el gobierno despierte y se dé cuenta que tiene un tremendo patrimonio. Quizás no tiene un valor comercial tangible como puede ser una minera, aunque no sea tan así. Imagínate todo lo que produce el turismo. Una minera dura veinte años. En cambio esto es para siempre».
Aliro Zarricueta, presidente de la Federación de Pescadores Artesanales y buzos mariscadores de la comuna de La Higuera, comenta por su parte que “el tráfico de grandes embarcaciones generará un alto riesgo de colisiones con ballenas que transitan por este lugar, además del alto nivel de contaminación acústica que afectaría negativamente a los mamíferos marinos, peces y especies invertebradas», comentó
Además «la descarga tóxica en el agua de los motores y de las actividades portuarias generarían un alto impacto en la flora y fauna, lo probablemente reducirían la bioproductividad de la zona, una de las más altas de Chile”.