Hace un mes el SUCHAI-1, el primer nanosatélite chileno cumplió un año en órbita. Marcos Díaz, responsable del Laboratorio de Exploración Espacial y Planetaria (LEEP) de la U. de Chile y coordinador del proyecto, explica que con el primer satélite civil chileno se inició un proceso de demostración tecnológica que permitirá en los próximos años instalar en órbita una serie de SUCHAI con experimentos científicos más sofisticados. Para poner en marcha el proyecto tuvieron que superar obstáculos y barreras legales –los satélites eran considerados un arma– y, como apunta Patricio Aceituno, ex decano de la FCFM, también la falta de una postura clara de Chile en materia aeroespacial.
El pasado 23 de junio, el SUCHAI-1 –primer nanosatélite construido íntegramente en Chile– cumplió un año en órbita, un récord que solo 25 –de más de 900 lanzados al espacio– han logrado superar.
Se trata de todo un logro para el grupo multidisciplinario de investigadores y estudiantes de pregrado y postgrado de la Universidad de Chile que tuvieron a cargo este proyecto.
Chile está al debe en materia satelital, ya que la garantía quinquenal del aparato lanzado en 2011 como país –el FASat-Charlie– caducó en diciembre de 2016 y su vida útil debería terminar este año. Además, no solo no tiene reemplazante a la vista, sino que además podría dejar de funcionar en cualquier momento.
«Lo que le falta a Chile es la determinación política de ir por el espacio», comenta Marcos Díaz, coordinador del proyecto del SUCHAI-1, a El Mostrador. «Decir que queremos estar en el espacio, que es un bien para nosotros, dado que nuestra ubicación es privilegiada como demuestra la astronomía, como con el mar o la Antártica. No podemos no estudiarlo, no analizarlo», agrega.
Chile no cuenta con una entidad tipo Agencia Espacial nacional y la temática del área en nuestro país ha sido afrontada con la creación de Comisiones Asesoras Presidenciales desde el año 1980, advirtió en este medio Héctor Gutiérrez, uno de los pocos expertos civiles en el tema, quien trabajó en los satélites Fasat. La última vez que se reunió el Consejo de Ministros para el Desarrollo Espacial, a cargo del tema, fue en junio de 2017.
«Chile ha ido descendiendo en su tímido liderazgo en el uso de la tecnología espacial en la región sudamericana desde el año 2001 a la fecha, en que ocupaba un tercer lugar después de Brasil y Argentina, bajando al sexto lugar, después de Venezuela, Bolivia y Perú, tomando en consideración la inversión en infraestructura de segmento espacial y terreno y también en la decisión de implementar una Agencia Espacial por una ley».
El senador Guido Girardi, de la Comisión del Futuro y uno de los más preocupados por el tema, ha alertado que en la era digital, Chile requerirá de satélites «para que las telecomunicaciones e internet sean cada vez más robustas, potentes y de mejor calidad u obtener información a través de fotografías de alta resolución para anticipar o prever desastres, aprovechar mejor los fenómenos climáticos, tener una visión del desarrollo de las ciudades, etc.”.
«Es clave que Chile, que tiene un potencial astronómico único, se involucre, porque la política espacial es el futuro de la humanidad. Un país sin política espacial está en la Edad Media. El país no se puede quedar a ciegas, menos en el siglo XXI. Tenemos potencialidad», agregó en referencia al SUCHAI-1.
Díaz, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) y responsable del Laboratorio de Exploración Espacial y Planetaria (LEEP), señala que “cuando partimos con el proyecto tuvimos que superar varias barreras, especialmente legales, ya que los satélites eran considerados un arma”.
La idea del satélite –que mide 10 cm cúbicos aproximadamente, con un kilogramo de peso– surgió en 2009 y el trabajo empezó dos años después. El SUCHAI (Satellite of the University of Chile for Aerospace Investigation) fue fabricado con piezas producidas en países como Holanda, el Reino Unido y Estados Unidos, con el fin de realizar diversos experimentos en el espacio.
En el satélite –que estuvo listo en 2014– ha trabajado un equipo de 25 personas, entre estudiantes y académicos. Su costo final fue de unos $300 mil dólares, de los cuales un tercio se destinó a su lanzamiento, realizado en India el año pasado.
Para Díaz, el proyecto «ha sido un éxito, porque hemos aprendido muchísimo de él, del proceso, de la tecnología, y porque hemos formado capital humano».
«Podría decirse que se ha iniciado un proceso de demostración tecnológica que permitirá llevar a cabo los SUCHAI 2, 3, 4 y 5… con experimentos científicos y cargas útiles para observación de la tierra, telecomunicaciones y otros», comenta Gutiérrez, quien destaca a la Casa de Bello «por darnos esta esperanza y estar construyendo una nueva masa crítica de especialistas civiles».
“Estamos trabajando en dos nuevos nanosatélites –SUCHAI 2 y 3–, que son tres veces más grandes, tenemos más volumen y energía, podemos poner experimentos más sofisticados, para lo cual trataremos de que los satélites se coordinen y comuniquen entre sí (…). Actualmente, se encuentran en su etapa final y estarán listos para 2019, aunque su lanzamiento aún no está financiado”, agregó Díaz.
Por su parte, Patricio Aceituno, ex decano de la FCFM y a quien le correspondió lanzar la iniciativa, señaló que “uno mira el futuro del país y descubre en nuestra juventud un brillo intelectual y capacidad que no la valoramos completamente”.
Aceituno reveló que le preocupa “que un país capaz de producir esto no lo proyecte, no tenga un camino al futuro y no se atreva a pensar de que tiene la capacidad –en las próximas décadas– de desarrollar un plan de investigación aeroespacial (…). Chile es capaz de dar el salto y proyectar un programa espacial más asentado”.
Los encargados del SUCHAI-1 visitaron recientemente la Comisión del Futuro para referirse al desarrollo de una carrera espacial en Chile y presentar los avances de dos nuevos satélites.
En la oportunidad, los representantes de la U. de Chile expresaron su interés por establecer alianzas con la instancia legislativa, que permitan apoyar el desarrollo de políticas nacionales que fortalezcan el desarrollo del país en el ámbito espacial.
Dicha solicitud tuvo eco de inmediato en la comisión presidida por el senador Girardi (PPD) e integrada por los legisladores Carolina Goic (DC), Juan Antonio Coloma (UDI), Alfonso de Urresti (PS) y Francisco Chahuán (RN), quienes propusieron realizar –en las próximas semanas– un seminario taller donde participen representantes del Gobierno, Parlamento, Fuerza Aérea, Academia de Ciencia, universidades y centros de investigación para analizar y poner en agenda las potencialidades de nuestro país en el desarrollo de una carrera espacial.
“Con una propuesta en mano que nos entregue la FCFM y el equipo responsable del nanosatélite podremos convocar –en agosto a más tardar– a este Seminario Taller (…) para debatir este tema y proponer una carta de navegación con el fin que avancemos con pasos concretos en materia de política espacial”, argumentó el senador Girardi.
Francisco Martínez, decano de la FCFM, expresó que “estamos muy interesados en trabajar de manera conjunta con el Parlamento, y en particular con la Comisión Desafíos del Futuro (…) esperamos presentar propuestas para una política espacial uniendo el interés de todos los que tienen que ver con el tema y otras instituciones que trabajan como nosotros en esta área. La idea es desarrollar tecnología en Chile con mucha seriedad y con un proyecto armado, para así entusiasmar al país y darse cuenta de que con una pequeña inversión podemos empezar a producir tecnología propia”.
A pesar de esto, el futuro es incierto, según los especialistas.
«Aunque muchos soñemos con una industria espacial emergente en Chile, es claro que tendrán que pasar algunas cosas previas, como finalmente disponer de una Agencia Nacional del Espacio creada por Ley con una Política Espacial revisada y radicada en este nuevo Ministerio, al igual como está ocurriendo con Conicyt», alerta Gutiérrez. «Al menos el proyecto de ley incluye como una de las funciones básicas el velar por el desarrollo espacial nacional», precisa.
En la región, distintos países ya han creado una agencia en el tema: Brasil (1951), Argentina (1960), Perú (1974), Colombia (2006), Ecuador (2007), Venezuela (2008) y Bolivia (2010).
«Tampoco podemos esperar que con estos SUCHAI y en corto plazo podamos estar en condiciones de preparar nuestros propios Fasat. Ojalá hubiésemos copiado el proceso realizado por Corea del Sur, que inició su programa espacial cinco años antes que Chile en Reino Unido, en la misma universidad, con el mismo tipo de satélite, de 50 kg. A la fecha ha participado en la fabricación de plataformas y payloads de 28 satélites», concluyó.