El proyecto, que busca traer el observatorio del cerro Mauna Kea, volcán inactivo de la isla de Hawái, al Antiplano chileno, pretende realizar mapeos profundos del cielo en un rango de ondas submilimétricas, que hoy son escasos. Asimismo, se busca caracterizar el tiempo de vida temprana del universo, al que no se ha tenido gran acceso con la instrumentación existente. Para Rodrigo Reeves, promotor de la iniciativa, ser parte de este proyecto “abre las puertas para que la ciencia nacional pueda participar activamente y servir de apertura para la comunidad universitaria y nacional en general”.
En 2017, en Pasadena, EE.UU., se firmó un convenio llamado “Leighton Chajnantor Telescope” entre la Universidad de Concepción, el Instituto de Tecnología de California (Caltech) y la Universidad Normal de Shanghái de China, que establece la colaboración para evaluar la factibilidad de actualizar y trasladar a Chile un radiotelescopio de ondas submilimétricas ubicado actualmente en Hawái.
Las características climatológicas y geográficas del desierto de Atacama, en el norte de nuestro país, aseguran claridad de sus cielos. El aparato se instalará en el Llano de Chajnantor, Altiplano chileno, a más de 5 mil metros sobre en el nivel del mar, uno de los mejores sitios de observación astronómica del mundo, pues reúne excelentes condiciones para ello. Allí compartirá los cielos con Alma, el otro famoso radiotelescopio.
Carlos Saavedra, rector de la Universidad de Concepción, señala que para los estudiantes de Ingeniería, Física, Astronomía y disciplinas a fines, representa una oportunidad excepcional de formación. “Tengo entendido que debiese ser el primer observatorio profesional de radioastronomía en el cual una institución nacional es parte relevante de las organizaciones de las cuales depende la instalación, operación y funcionamiento de un telescopio”.
[cita tipo=»destaque»]Carlos Saavedra, rector de la Universidad de Concepción, señala que para los estudiantes de Ingeniería, Física, Astronomía y disciplinas a fines, representa una oportunidad excepcional de formación. “Tengo entendido que debiese ser el primer observatorio profesional de radioastronomía en el cual una institución nacional es parte relevante de las organizaciones de las cuales depende la instalación, operación y funcionamiento de un telescopio”.[/cita]
La autoridad universitaria argumentó que “nos parece relevante tener la posibilidad de contar con una infraestructura de observación, en la que nuestro tiempo de observación no esté limitado exclusivamente a los determinados por los convenios internacionales, sino que a través de la participación específica en el desarrollo del proyecto”.
La fase inicial de la ejecución de dicho proyecto se iniciaría en enero de 2019. En la programación se visualizan dos años de trabajo desde la fase de comisionamiento, vale decir, la realización de pruebas de funcionamiento necesarias para verificar que la iniciativa cumple con los requisitos hasta la puesta en marcha en el llano.
Según lo conversado inicialmente entre los tres organismos participantes, el tiempo útil del radiotelescopio sería proporcional a las contribuciones que cada institución facilitó al funcionamiento del proyecto.
Rodrigo Reeves, director del Centro para la Instrumentación Astronómica (Cepia), perteneciente al Departamento de Astronomía de la Universidad de Concepción, es además el impulsor principal del proyecto.
Chile reserva un 10% del tiempo de observación y uso de las instalaciones astronómicas en nuestro país, las que son conformadas por diversos consorcios científicos internacionales. Para el astrónomo chileno, ser parte desde dentro de este proyecto “aumenta este porcentaje y abre las puertas para que la ciencia nacional pueda participar activamente y servir de apertura para la comunidad universitaria y nacional en general”, argumentó.
El radiotelescopio tiene 10.4 metros de diámetro y su funcionamiento data de 1985. Además, cuenta con una superficie con menos irregularidades, lo que se traduce en una mejor eficiencia, pudiendo hacer observaciones a mayores frecuencias.
Roberto Assef es doctor en Astronomía de la Universidad de Ohio State y académico de la Universidad Diego Portales. Al investigador le parece interesante la iniciativa, ya que “este telescopio va a estar dedicado a escanear el cielo, a realizar seguimiento de otras fuentes y desarrollar nuevas tecnologías. Esto va a ser una especie de biombo entre otros instrumentos astronómicos que podrían ser comparables».
En las últimas décadas, Chile se ha convertido en un país líder a nivel mundial en el campo de la astronomía, por lo que Assef señala que “me parece que es un paso en la dirección correcta y más aún que académicos de la Universidad de Concepción serán parte integral en el funcionamiento de este observatorio”.
¿Cómo surge la idea? El proyecto surgió cuando Rodrigo Reeves trabajó en el Instituto Tecnológico de California. Esta casa estudios es dueña del telescopio que está en Hawái y que se traerá a Chile. Por relaciones de amistad con distintos profesionales, el astrónomo chileno supo que el telescopio se iba a dar de baja por motivos políticos.
El telescopio que se quiere trasladar se ubica en el observatorio del cerro Mauna Kea, volcán inactivo de la isla de Hawái. La problemática surgió porque este lugar es un parque nacional, por lo tanto, si bien se pueden instalar instrumentos de medición, existe un límite en la cantidad y envergadura de estos aparatos, por lo que el Instituto de Tecnología de California tuvo que dejar de operar.
La idea del Caltech es instalar en el cerro Mauna Kea un telescopio óptico de gran tamaño, pero para realizar esta maniobra las comunidades de la isla pidieron retirar uno de los aparatos en respuesta a este nuevo instrumento que se quiere ubicar, para que de esta manera no exista una sobreexplotación del territorio.
Hoy, el instituto californiano tiene un sitio en el Altiplano chileno que se ocupó anteriormente para investigaciones científicas y en este momento está disponible. Además, Caltech está interesado en el desarrollo de la Astronomía Submilimétrica, vale decir, estudiar la formación de estrellas, la existencia de agua en el universo lejano, entre otras materias.
En lo que respecta a la institución asiática, la Universidad Normal de Shanghái de China se mostró interesada en participar del proyecto, ya que se encuentran en una etapa para levantar conocimiento en ciertas áreas de ciencias. La idea es desarrollar este tipo de estudio astronómico para su país.
Uno de los elementos cruciales para la realización del plan es que la universidad china posee aproximadamente la mitad de capital que se requiere, mientras la UdeC y Caltech se encuentran concursando a fondos de financiamiento, de manera de completar la inversión que demanda el proyecto.
Rodrigo Reeves, en su afán de que el proyecto posea carácter interdisciplinario y que el instrumento funcione correctamente, contactó a distintas facultades y una de ellas fue la de Ingeniería, en sus reparticiones de Mecánica, de Materiales, de Informática y Eléctrica.
Cristián Canales, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica de la UdeC, se encargará, junto a un equipo de profesionales, de la actualización del aparato, es decir, trabajar en el diseño mecánico y de control del telescopio.
“Nos estamos ocupando de que no existan problemas estructurales con las condiciones de trabajo que va a tener en su nueva locación, además de visualizar ciertas plataformas para tener nuevos equipos dentro del telescopio, ya que la instrumentación trabaja en estado criogénico (-200 grados Celcius) y para llegar a esa temperatura necesitamos sistemas de refrigeración y analizar el sitio donde se ubicará el aparato”, concluyó el ingeniero.