El ingeniero chileno Martín Serey, ganador de la versión nacional del foro global de innovación Falling Walls, explicó que el dispositivo de bajo costo ayuda a recuperar control motor de la mano, imitando el movimiento de la extremidad sana y enviando señales al sistema nervioso. “El 70% de los accidentes cerebrovasculares ocurre en países de ingresos bajos y medios, donde la inequidad es un factor común, y la rehabilitación no es la solución. Cuando ocurre un infarto se daña una zona del cerebro y las consecuencias se ven en el hemisferio opuesto del cuerpo. En este caso, nosotros nos enfocamos en la rehabilitación de la mano, por la importancia que esta tiene en las actividades del día a día».
El ingeniero chileno Martín Serey, ganador de la versión nacional del foro global de innovación Falling Walls, expuso su proyecto de mano robótica para rehabilitación cerebrovascular entre un grupo de cien jóvenes de todo el mundo, quienes se dieron cita en Berlín, Alemania.
El objetivo de la conferencia es mostrar algunos de los proyectos que marcarán el futuro de la ciencia y la sociedad en este siglo.
“Ha sido una gran oportunidad para establecer redes de cooperación. En todo el mundo se están haciendo cosas interesantes, abordando distintos problemas de múltiples áreas. Aquí hay gente que resuelve desafíos que van desde el tratamiento de agua potable, hasta gente que está visualizando las futuras problemáticas en leyes internacionales del espacio. Tienes un espectro demasiado grande y todo eso es súper enriquecedor”, señaló el joven de 25 años oriundo de Viña del Mar, según reseñó el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV).
Falling Walls es una plataforma internacional única para líderes del mundo de la ciencia, los negocios, la política, las artes y la sociedad. Nació con motivo del vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín. Inspirado por este evento que cambió el mundo el 9 de noviembre de 1989, la pregunta de cada encuentro de Falling Walls es «¿Qué paredes caerán después?». Fomenta la discusión sobre investigación e innovación y promoviendo los últimos descubrimientos científicos entre una amplia audiencia de la sociedad.
Serey, ingeniero de la Universidad Federico Santa María, fue ganador del capítulo chileno de Falling Walls, un encuentro organizado por el Instituto Milenio Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la U. de Valparaíso (CINV), la Fundación Ciencia Joven y el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Lo hizo con el diseño de un dispositivo similar a una mano robótica, de bajo costo, que ayuda a recuperar el control motor de la extremidad en pacientes que sobreviven a accidentes cerebrovasculares (ACV).
La iniciativa desarrollada por el profesional chileno busca ayudar a los diez millones de pacientes que sobreviven cada año a un ACV en el mundo, una solución chilena a un problema global que compitió con proyectos de los cinco continentes.
En esta versión, la ganadora del concurso fue la innovación desarrollada por Ahmed Gazi, de Bahrein, quien a través de herramientas de impresión 3D está creando piezas que simulan órganos humanos, con el propósito de que los médicos ensayen cirugías y reduzcan la tasa de errores quirúrgicos.
“Ha sido una experiencia súper intensa y entretenida, con distintas actividades. Hemos recorrido las universidades alemanas donde se hace investigación, conocido los centros top mundiales y agendado reuniones con otros participantes para colaborar en distintos temas, puedan o no estar relacionados con lo que uno hace. Berlín es una ciudad increíble, con gente de todas partes del mundo y muchas cosas pasando. Hay una sensación de mucha libertad”, comentó desde Alemania el representante nacional en la final mundial de Falling Walls.
Martín tuvo tres minutos para presentar su proyecto ante una audiencia de jóvenes innovadores y un jurado internacional liderado por la astronauta francesa Claudie Haigneré, consejera de la Agencia Espacial Europea. El ingeniero chileno valoró esta experiencia como una excelente oportunidad de establecer redes de colaboración con jóvenes profesionales que están impulsando iniciativas ante problemáticas de impacto global en distintos ámbitos.
“Lo interesante es que, si bien hay un solo ganador principal, los cien participantes tienen un gran premio: desde conocer una nueva cultura hasta las interacciones con personas de todo el mundo, que es lo más importante. He conocido personas de India, Arabia Saudita, Georgia… de varios países de Latinoamérica. Y todos ellos están haciendo cosas muy innovadoras en sus áreas. Cuando encuentras a un participante que está en un área parecida, se pone más interesante, porque se abren las oportunidades para poder colaborar”, explica el profesional formado en la Universidad Santa María.
“El 70% de los accidentes cerebrovasculares ocurre en países de ingresos bajos y medios, donde la inequidad es un factor común, y la rehabilitación no es la solución. Cuando ocurre un infarto cardíaco se daña una zona del cerebro y las consecuencias se ven en el hemisferio opuesto del cuerpo. En este caso, nosotros nos enfocamos en la rehabilitación de la mano, por la importancia que Esta tiene en las actividades del día a día. Esto, con el fin de lograr su implementación en los sistemas de salud pública”, señaló el ingeniero de la Universidad Santa María, quien hace más de seis años se radicó en Viña del Mar.
El prototipo del dispositivo cobró vida gracias a una impresora 3D y la máquina de coser de su abuela, en la que, asegura, terminó su confección. El sistema consta de varias partes. Primero, una especie de guante de tela que se pone sobre la mano hábil, y que percibe el movimiento de cada dedo. Luego, este sensor envía la señal a una central, que a su vez transmite esos movimientos al dispositivo puesto sobre la mano a rehabilitar, mediante un sistema de tensores que imitan los tendones. Así, la extremidad afectada imita a la otra, a través de acciones como apretar el puño o utilizar los dedos como pinza.
“Eso genera que el movimiento mande una señal inversa al cerebro, que estimula la zona dañada y gracias a la neuroplasticidad se crean nuevas conexiones neuronales para reaprender la función. Además, se activan las neuronas espejo que permiten imitar y, también, mantenemos los músculos elongados”, comenta Serey.
Falling Walls Lab Chile es un formato desafiante e inspirador para nuevos talentos, que ofrece la oportunidad a estudiantes y profesionales de excelencia, de presentar sus proyectos de investigación, planes de negocios, emprendimientos o iniciativas sociales.
“No es casualidad que este foro se realice ya en su tercera versión en Valparaíso, ya que es nuestro propósito posicionar a esta ciudad como un faro de la ciencia en Chile. Valparaíso se ha destacado históricamente por su capacidad de innovación local y en los grandes emprendimientos que han salido de aquí para el país. Creemos que este es el lugar adecuado para acoger a los jóvenes que son los que pensarán el país del futuro”, señaló Juan Carlos García, director ejecutivo del Instituto Milenio CINV.
“Es necesario seguir construyendo el país a partir de la diversidad. Y, en ese contexto, creemos que son los jóvenes, quienes pueden derribar muros y pensar en el Chile del futuro. Por eso, como centro de investigación reconocido nacional e internacionalmente, nuestro compromiso también apunta a buscar e identificar aquellos valores que pueden estar ocultos en la sociedad, y que son indispensables para que el país alcance su desarrollo y, además, nos ayuden a afrontar los próximos desafíos de la humanidad”, comenta Ramón Latorre, director del CINV y Premio Nacional de Ciencias.
Eduardo Guzmán, director ejecutivo de Fundación Ciencia Joven, comparte una visión similar: “Necesitamos entender que la juventud es la generación que está rompiendo barreras en todas sus disciplinas, y que puede ser un actor fundamental en aportar al cambio, a la movilidad social y económica de Chile y el mundo. Además, creemos que es interesante mostrar que en Chile sí existen innovaciones con impacto global, que también nos permiten posicionar a nuestro país en el desarrollo científico y social”.