No leer, de Alejandro Zambra, publicado por editorial Anagrama este 2018, es una reedición al original del año 2010, pero con nuevo contenido y variadas correcciones a los textos de la antigua selección, por lo que amerita su lectura.
Este libro es una recopilación de reseñas y críticas literarias, que se hilan entre sí por la figura propia de quien escribe, el crítico que lee a los autores, a la obra y a sí mismo como lector.
Los cuatro planos mencionados, el crítico, el autor, la obra y el lector, confluyen en estas páginas y entregan una escena de la literatura en general, que logra además que el/la lector de Zambra sea como otro plano más y se sienta parte de estos relatos.
No leer, es un montaje literario diseñado por el autor-protagonista, quien con gran capacidad de síntesis nos da su mirada crítica de cómo se vive/sobrevive en el mundo de los libros.
[cita tipo=»destaque»]»No leer» entonces no es un compendio de simples reseñas acerca de libros, también es una constante interpelación al autor, al lector, a quien escribe, a la ciudad, al habitar, a la vida privada y a las formas de hacer política.[/cita]
El título constituye una paradoja, la cual se repite en la mayoría de los relatos y se comprende la intención de este No leer a medida que se avanza en la lectura. Se menciona el alivio de dejar de reseñar para así no tener que volver a lecturas obligatorias… “nadie va a quitarme el placer de no leer algunos libros, y la verdad es que yo no volvería a leer una novela de Carla Guelfenbein ni aunque me la recomendara el mismísimo Coetzee”. O el episodio del padre de la “No lectura chilena”, Jorge Edwards, quien en la presentación de “Los detectives salvajes” con Bolaño presente, señaló que no lo había terminado, y años después, con 2666 que le habría sido imposible leerlo. Y el mismísimo Zambra que reconoce no haber leído a Sándor Márai ni tener intención de hacerlo.
Entre los textos encontramos a autores como Gabriela Mistral, Enrique Lihn, Pedro Lemebel, Raúl Zurita, Roberto Merino, Gonzalo Millán, Adolfo Couve, Nicanor Parra, Pablo Neruda, y muchos otros.
No leer, entonces, no es un compendio de simples reseñas acerca de libros, también es una constante interpelación al autor, al lector, a quien escribe, a la ciudad, al habitar, a la vida privada y a las formas de hacer política.
Recomiendo “Actualidad Hamlet” por ejemplo, que siguiendo la lógica de lo comentado, habla precisamente de él y de estas críticas literarias que cobijan las secciones de cultura de los diarios, en donde “nadie nos pide que hablemos sobre el presidente Piñera, y es un alivio, porque si lo hiciéramos tendríamos que decir quién sabe cuántas cosas desagradables…” “Qué inmenso alivio no tener que reseñar esa novela desoladora y tan mal escrita que desde hace tanto años es Chile” (2012).
Me gusta la autenticidad, simpleza y poder de síntesis de Zambra. No leer es como poner play y no querer presionar stop, y así termina, con un “quizás, quizás, quizás”.